Por Susana Villarán
Estos peligrosos ataques contra Lerner Febres y su familia debieran haber venido del terrorismo por la clara y contundente afirmación del Informe de la CVR que Sendero Luminoso fue el autor del mayor número de muertes y el que inició la guerra sangrienta que enlutó a la sociedad peruana, a las familias de las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional. Como bien ha dicho Lerner en una entrevista reciente a La República, si Sendero Luminoso se lo hubiese propuesto, hace tiempo lo habría matado.
Quien, desde la responsabilidad de mayor nivel del gobierno, ataca a defensores de derechos humanos –y Salomón Lerner Febres es uno de los más destacados del Perú–, los convierte en blanco de grupos y de personas que sienten que están autorizados para amenazar, hostigar e incluso matar a quienes consideran “enemigos”. Esto tiene que acabar.
El presidente Alan García debe salir a rechazar sin ambages estas amenazas contra Salomón Lerner Febres y a legitimar el trabajo a favor de los derechos humanos y la paz, a promover las actividades, la defensa y promoción de los DDHH cumpliendo los compromisos del Estado peruano contraídos en Naciones Unidas y con el Sistema Interamericano de Derechos Humanos. Es lo que el jefe de Estado de un país democrático está obligado a hacer. Es lo que esperamos que haga quienes hemos luchado por la democracia y contra el terror, el autoritarismo y la corrupción.
Fuente: La República