Por Roberto Ochoa B.
Nada mejor que toda esta crisis político y social que nos agobia para entender el pensamiento guía de la administración García.
Tenemos a un primer ministro convertido en ventrílocuo del mandatario a la hora de explicar la excarcelación del ex ministro aprista Rómulo León. Y eso que el presidente suele hablar hasta por los codos, sobre todo a la hora de criticar a los perros del hortelano.
Tenemos a un primer ministro convertido en ventrílocuo del mandatario a la hora de explicar la excarcelación del ex ministro aprista Rómulo León. Y eso que el presidente suele hablar hasta por los codos, sobre todo a la hora de criticar a los perros del hortelano.
Lo mismo sucede con los principales dirigentes del Partido Aprista, con su silencio cómplice a la hora de explicar la controvertida sentencia que le otorga prisión domiciliaria al compañero Rómulo, pese a que ya dio señales de intentos de fuga.
Qué diferencia con las elocuentes explicaciones a la hora de defender la gestión de la titular del Ministerio de Interior, Mercedes Cabanillas. Una congresista que hizo cuestión de estado cuando le tocó cuestionar el “arequipazo” y que no paró hasta provocar la renuncia de su antecesor, Fernando Rospigliosi, durante el gobierno de Alejandro Toledo.
“La crisis es oportunidad”, suelen decir los empresarios. Y los acontecimientos en Bagua, Andahuaylas o en Sicuani fueron la oportunidad para conocer el lado más oscuro (el que no sale en las entrevistas complacientes) de aquellos empresarios como Eduardo Farah, quien tildó de “pezuñentos” a los pobladores que se atreven a defender su tierra. Todo un modelo del sempiterno empresario mercantilista.
Fuente: La República