Un buen indicador de que algo está terriblemente mal a gran escala es cuando el nombre de tu país se convierte en hashtag en Twitter. Un hashtag es un término que todos están buscando en ese servicio. Por ejemplo, el viernes por la mañana, en la twitósfera peruana un hashtag popular era #bagua. Todo el mundo se enviaba información sobre la matanza en la selva y escribir #bagua era una forma segura de que tu mensaje llegue a las personajes indicadas.
El sábado en la mañana el hashtag era #peru.

Eso quiere decir que twitteros de todo el mundo buscaban y se reenviaban información sobre la crisis social más devastadora que haya tenido el gobierno de Alan García. El Perú está de moda.

Que yo recuerde eso no había ocurrido nunca, ni siquiera durante el terremoto de Pisco. Así de grave. Tampoco recuerdo que alguna vez hayan muerto casi cincuenta personas durante una protesta. El Arequipazo y el Andahuaylazo, comparados con esto, parecen Woodstock. Así de grave. ¿Con qué cara los apristas podrían criticar ahora a Toledo? Pero esta es una columna sobre la sociedad de la información, así vayamos a eso: a la información.

En su blog, Jacqueline Fowks dice “una revisión en los medios sobre las cifras de nativos asesinados muestra que le dieron más valor a la palabra de la ministra del Interior y menos a los despachos de los periodistas locales y enviados a Bagua y las declaraciones de Alberto Pizango, que daban cuenta de 22 a 25 muertes. Véase, además, que en algunos medios aluden a policías ‘asesinados’ y nativos ‘fallecidos’.”

La información oficial dice que son “sólo” nueve “nativos” los que han fallecido, cifra que es fácilmente desmentible: basta revisar las fotos de los asesinados publicadas por Amazon Watch y la Coordinadora de DD. HH. Allí ya tenemos una docena, mínimo. ¿Simon y Cabanillas no tienen gente que pueda pasar un rato revisando fotos por Internet? Les habrían evitado papelones.

El problema de siempre: creer en la información oficial. Siempre es bueno revisar otras fuentes. Por suerte en Internet están a disposición el noticiero YouTube Enlace Nacional, que agrupa a varias televisoras del interior del país, entre ellas, Telersat de Bagua, y la Coordinadora Nacional de Radio (CNR), que rebota a varias radios no limeñas. En ambas se puede encontrar información que no es mencionada en otros lados. A través de CNR nos enteramos que el Movimiento Estudiantil Indígena afirma que la policía ha “aventado cadáveres de indígenas al río” y que la Vicaría de Jaén ha denunciado que las fuerzas del orden han sacado a los heridos de los hospitales para llevarlos a los cuarteles.

Algunos diarios online dijeron que una de las víctimas civiles había sido Santiago Manuin, famoso, querido y carismático líder aguaruna, dirigente de los Pueblos Indígenes de Condorcanqui y premiado por la Reina Sofía de España. Por Twitter esa información fue desmentida en cuestión de horas: Santiago no ha muerto, pero sí está hospitalizado, muy grave, con ocho balazos en el cuerpo. Si no conocen la historia del legendario Manuin, el blog Reportaje al Perú ha publicado la última entrevista que dio antes de ser abaleado.

Y hay más: una fotografía de francotiradoridores de la policía en los techos de Bagua, publicada en un blog; imágenes de las protesta de activistas gringos en el consulado peruano en San Francisco subidas a Twitter y hasta un impactante video aficionado en YouTube mostrando los enfrentamientos en la desvalida comisaría de Bagua.

Gracias a la información oficial, a todos nos ha quedado muy clara la responsabilidad de la dirigencia de Aidesep en todo esto. Perfecto. Pero el otro lado, sobre todo el otro lado, debe cargar con el peso no solo de los civiles acribillados, no solo de la ineptitud de un operativo policial que termina con tantos efectivos muertos, sino también con la responsabilidad de haber prolongado esta situación de una forma ridícula y hasta sospechosa. Para entender claramente las responsabilidad de la cúpula aprista en todo esto (especialmente de la bancada aprista y la mesa directiva de Velásquez Quesquén), es bueno leer la Cronología de una matanza anunciada en el blog Ave Crítica. Un resumen súper sencillo de cómo llegamos, otra vez, a matarnos entre peruanos.