Por Roger Rumrrill
Era previsible la respuesta violenta y represiva del régimen alanista a las justas demandas indígenas. La razón de fondo es la siguiente: como el alanismo y la derecha económica con la que cogobierna han puesto todos los huevos de la política económica en la canasta del Tratado de Libre Comercio (TLC) con Estados Unidos y el TLC es el candado del modelo neoliberal que se cae a pedazos en todo el mundo, Alan García y sus socios no permiten que el modelo sea tocado ni con el pétalo de una rosa.
Todo esto en contra del derecho y la justicia. Porque los Decretos Legislativos 994, 1064, 1020, 1081, 1089, 1090, 1083, 1060 y 997 que los pueblos indígenas exigen que sean derogados, han sido declarados inconstitucionales por la Comisión Multipartidaria. No sólo porque vulneran el ordenamiento jurídico sino porque, junto a otras disposiciones y medidas, son una amenaza contra la Amazonía y la vida de los pueblos indígenas.
Un solo ejemplo entre decenas y centenares. El lote petrolero 76 de 1 millón 500 mil hectáreas instalará 18 líneas sísmicas, construirá 166 helipuertos, abrirá 1944 zonas de descarga y levantará 166 campamentos. Ese lote se traga totalmente a la Reserva Comunal Amarakaire y operará en las áreas de amortiguamiento de los Parques Nacionales del Manu, Bahuaja-Sonene y en la Reserva Tambopata-Candamo. Es decir, afectará severamente una de las zonas de mayor biodiversidad del planeta.
Quizás el Dr. García no lo sabe: la resistencia indígena frente a todas las formas de violencia y opresión ya dura siglos. Es una guerra del fin del mundo que triunfará sobre quienes hoy en día destruyen a la Amazonía y amenazan a sus habitantes ancestrales.
Fuente: Diario La Primera