¿En qué momento se jodió el Perú? Cuando el autoritarismo se instaló en el colectivo nacional como una supuesta forma eficaz de hacer política sin importar los métodos. No hay una fecha precisa de cuándo empezó, pero el historiador Cristóbal Aljovín de Losada, en su notable Caudillos y Constituciones, Perú 1821-1845, ofrece datos de lo que sería la partida de nacimiento: “De 1821 a 1845 hubo diez congresos, siete constituciones, cincuentitrés gobiernos, tres guerras e innumerables rebeliones y revoluciones”.

Desde entonces, el autoritarismo, y su manifestación más clásica, el caudillismo militar, se ha mantenido en el poder durante casi tres cuartas partes de los 187 años de vida republicana. Eso explica por qué los peruanos aplauden a las dictaduras por sus obras, sin importarles los crímenes que cometieron. En el ensayo de lectura obligatoria, Buscando un rey: El autoritarismo en la historia del Perú, siglos XVI-XXI, el historiador Eduardo Torres Arancivia afirma: “Muchos peruanos aún admiran las obras públicas de Manuel A.

Odría. Y es que sí, fueron muchas y muy memorables, pero ¿acaso alguien –salvo algún aventurado historiador o cronista– recuerda que, durante ocho años, los opositores del régimen fueron perseguidos, exiliados, encarcelados y hasta asesinados? ¿Que la corrupción campeó de una forma más o menos descarada? Pues no”. Por eso, a pesar de la sentencia condenatoria a Alberto Fujimori, hay gente que aplaude a Keiko Fujimori, la ex primera dama de la dictadura que promete “continuar con las obras” de su padre. El autoritarismo es una peste hereditaria.