Por Roberto Ochoa B.
En Bolivia las organizaciones ambientalistas y los campesinos de El Beni pusieron el grito en el cielo por la anunciada construcción de la hidroeléctrica Cachuela-Esperanza, que beneficiará a la zona fronteriza de Brasil pero provocará un desastre ecológico en el lado boliviano.
En Argentina están alertando por el impacto ecológico y turístico que tendrá la hidroeléctrica brasileña Baixo Iguazú en las zonas reservadas ubicadas en la frontera binacional.
En el Perú, mientras tanto, el presidente Alan García anunció muy orondo su próxima cita con Lula da Silva en el estado de Acre, frontera con Madre de Dios, para anunciar la próxima construcción de varias hidroeléctricas.
El estado de Acre sigue arrasando sus bosques amazónicos para la expansión de su ganadería y sus enormes sembríos de soya transgénica. Y ahora el Perú no solo le ofrecerá energía, sino que les instalamos una carretera transoceánica para que sigan su política de selva arrasada, esta vez en Madre de Dios.
Fuente: http://www.larepublica.pe