Las emisiones de plomo se mantienen en La oroya

No solo el plomo afecta a los pobladores de La Oroya. Se ignora en los análisis de sangre la existencia de cadmio y arsénico, reconocidos metales cancerígenos.

*Por: Nelly Luna Amancio
Enviada Especial*

La Oroya. Doscientos veintidós escalones separan la casa de Ruth de la avenida más próxima, en La Oroya Antigua. Allá arriba, el oxígeno es escaso, el polvo abundante, pero la vista resume el drama de esta ciudad: calles hacinadas con viviendas superpuestas, techos ennegrecidos por el cóctel de metales que arrastra el viento, perros hambrientos, muchos perros, poquísimos gatos (los niños están en la escuela y los padres en el trabajo) y, por encima de todo, la enorme y humeante chimenea de la empresa Doe Run gobernando el aire que ella y sus hijos respiran.

Hasta allá arriba llegan el plomo, el cadmio, el arsénico y el azufre que el complejo metalúrgico arroja y que Ruth (33 años, jaujina, embarazada, andar cansino) aspira junto con sus cuatro hijos. En el último análisis realizado el 2007 se halló demasiado plomo en su sangre y en la de sus niños: duplicaban o cuadruplicaban lo recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), 10 microgramos por decilitro (ug/dl). Ruth no conoce los resultados del 2008, no se los entregaron. Pero tiene pocas esperanzas: al hijo de su vecina Liliana Salcedo le informaron este año que tenía 45 ug/dl.

Hace dos años, conocidos estos resultados, la empresa hizo lo que suele hacer cada vez que el plomo hallado en un menor supera largamente los valores recomendados por la OMS: remodeló la casa de Ruth, la pintó y le recomendó tener más higiene. En La Oroya Antigua todos los niños superan el límite de plomo.

DERRIBANDO LOS PROMEDIOS

Los últimos promedios anuales distribuidos por el Ministerio de Salud (Minsa) entre el 2004 y el 2008 indican que los niveles de plomo en los niños de La Oroya menores de 6 años se habrían reducido de 32 ug/dl a 22,7 ug/dl. Pero con los promedios suceden dos cosas: siempre niegan las realidades de los extremos y cuando estos se hacen siempre deberían mantener el tipo de muestra. Esto último no se cumplió.

Un informe interno de la Dirección General de Salud Ambiental (Digesa) precisa que la muestra del 2004 correspondió exclusivamente a La Oroya Antigua (la zona más contaminada), mientras que las del 2005 en adelante incluyeron a las poblaciones de La Oroya Nueva, Paccha, Huari y Santa Rosa de Sacco, sectores más distantes del foco de contaminación y, por lo tanto, con niveles más bajos de plomo en la sangre.

En Huari, a media hora de La Oroya Antigua, vive Ruth Fernández. Los resultados del 2008 revelaron que sus hijos de 3 y 6 años tenían 14 ug/dl y 16 ug/dl de plomo, respectivamente. Niveles mucho menores se identificaron en Paccha, a 20 minutos de Huari. Al hijo de Rosa se le encontró 7 ug/dl. Ni en Huari, ni en Paccha se alcanzaron los niveles críticos de La Oroya Antigua. ¿Cuáles son los valores desagregados del censo del 2008? Pese a nuestra insistencia, el Minsa no nos entregó los resultados.

Lo cierto es que Doe Run no ha cumplido su compromiso de que los niños no tengan más de 15 ug/dl de plomo en la sangre este año, tal como se estableció en el plan de acción. Tampoco ha logrado respetar los estándares de calidad de aire para el plomo y el dióxido de azufre. ¿Podrá en estas condiciones culminar la implementación de su Programa de Adecuación y Manejo Ambiental (PAMA) en octubre?

Víctor Andrés Belaunde, vocero de la empresa, aseguró que el rescate otorgado el último jueves garantiza el cumplimiento del PAMA. Descartó una nueva ampliación; sin embargo, anteayer el ministro del Ambiente, Antonio Brack, anunció que la ampliación hasta enero del 2010 se oficializaría por decreto esta semana. Belaunde ensayó esta eufemística explicación: “No hemos pedido una ampliación, sino flexibilidad”, sostuvo.

De ser así, una vez más el Gobierno priorizaría la inversión por encima de la salud de las 30.000 personas que allí viven. La Oroya permanecerá con esa camisa de fuerza que es el cóctel metálico que a diario le imponen.

MÁS METALES PERJUDICIALES

Las cifras promedio del plomo en la sangre no es lo único que falta esclarecer. Los voceros del complejo metalúrgico (propiedad de Ira Rennert) aseguran constantemente que desde que compraron la planta a Centromín, en 1997, las emisiones se han reducido en 60%.

Sin embargo, hace unos días, Corey Laplante, investigador del programa Fulbright de EE.UU. para la Sociedad Peruana de Derecho Ambiental, concluyó en lo contrario tras comparar los resultados anuales desde 1995. Para él, la reducción a la que se refiere la empresa “es engañosa” porque utiliza 1997 como base de referencia. “Hace que la contaminación enriquecida los años siguientes parezcan bajos” (ver infografía al pie de página).

De otro lado, los análisis de sangre que se realizan desde el 2004 como parte del convenio (firmado entre el Minsa, Doe Run y el Gobierno Regional de Junín) únicamente se concentran en el plomo e ignoran la existencia de metales como el cadmio y el arsénico, advertidos en el estudio que elaboró la Universidad de San Luis de Missouri el 2005.

La investigación encontró 1,2 ug/dl de cadmio en los menores de 6 años, seis veces más de la media de la población estadounidense. En el caso del arsénico, se halló una media de 73 ug por litro de sangre, cuando el promedio en el gigante del norte alcanza los 50 ug.

¿Por qué estos metales cancerígenos pasan inadvertidos para el Minsa? “El convenio tuvo algunos desaciertos, que se corregirán en el próximo que se firme en julio, vamos a pedir que se analicen también otros metales”, apunta el doctor Germán Amado, director del convenio.

Pero no es el único desacierto. Zoraida y Ruth recuerdan lo que los médicos les repiten siempre: “No pueden culpar de todo a la minera. La contaminación también viene de los carros y las pollerías”. ¿Ignoran ellos lo que el Conam determinó en 1997, que el 99,7% de las emisiones en La Oroya corresponde a las operaciones metalúrgicas?

En La Oroya todos los diagnósticos de cáncer son derivados a Huancayo. Una de las 10 ciudades más contaminadas del mundo no cuenta con hospital, solo con un centro de salud, pintado de blanco y verde, como todas las obras que remodela o construye Doe Run. Los colores de los colegios y viviendas que ellos apoyan llevan “sus colores”.

LAS CIFRAS

99,9% de los niños menores de 12 años en La Oroya superan el valor máximo de plomo recomendado por la OMS, según el estudio de la Universidad de San Luis de Missouri el 2005.

El plomo causa disfunción cognitiva y niveles inferiores de coeficiente intelectual.

0,746 microgramos por litro fue lo que el estudio de la Universidad San Luis encontró como promedio en las muestras de orina de los mayores de 18 años en La Oroya Antigua.

Fuente: http://www.elcomercio.pe

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Comentarios

  1. ridei Autor escribió:

    Si el gobierno sigue haciendose de la vista gorda, el futuro de esta ciudad será fatal. No se puede permitir que Doe Run siga engañando de esa manera a los pobladores de La Oroya

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