Autores:
Mishel Caterine Aliaga Amasifen
Angel D. Raphael Ramirez Sanchez
Camila Mishel Lazo Castromonte
Isabel Sofía Salcedo Jara
Introducción
No se sabe a ciencia cierta sobre el origen de la cerámica, pero se tiene una hipótesis de que, cuando el hombre dominó el fuego, se percató que al extinguirse una hoguera quedaban endurecidas las huellas existentes en el suelo arcilloso, y que este tipo de tierra poseía la propiedad plástica, es decir, que admitía, una vez humedecida, cambios de forma por leve presión. La curiosidad y la tentativa, algo propio del ser humano, condujeron a elaborar objetos, bien ornamentales o utilitarios tras endurecerlos con el fuego, eliminando la plasticidad y alcanzando una consistencia rocosa (Arias, 2020, pp. 10-11). En la actualidad, investigadores científicos de la Universidad Técnica de Munich han realizado un gran avance en el desarrollo de bobinas superconductoras, las cuales implementan materiales cerámicos avanzados. Estas bobinas prometen interesantes áreas de aplicación como robótica industrial, vehículos de transporte autónomo y equipos médicos de alta tecnología. Utschick, uno de los investigadores, prevé incluso vehículos de carreras eléctricos que puedan cargarse dinámicamente en el circuito, así como aviones eléctricos autónomos (Christoph Utschick et al., 2021). Podemos observar que la historia de la cerámica está muy ligada a la civilización humana, tanto que su origen se remonta a nuestras civilizaciones primitivas y su desarrollo tecnológico en la actualidad nos ofrece una mirada esperanzadora de nuestro futuro. En la Figura 1. se puede observar en la parte izquierda una ilustración de una civilización antigua fabricando vajillas cerámicas. Asimismo, se puede observar en la parte derecha una bobina superconductora, una aplicación actual de los materiales cerámicos superconductores de alta temperatura crítica.