Si el congreso fujimorista vaca al Presidente, probablemente sea un logro, pero dudo que tenga la catadura moral para eso, ya que se halla en la misma situación, y la culpabilidad de unos no exime a otros (aunque ese es el escenario que muchos quieren crear), estaríamos frente a un juzgamiento en el que un corrupto juzga a otro, y ese circo es algo que los ciudadanos no deberíamos aplaudir, en ese sentido, esta no es una defensa para para el presidente, sino, una llamado a la reflexión para que renuncie.
La vacancia por razones de moralidad, nos humillaría más como sociedad, de modo que su renuncia -previas disculpas- es lo más conveniente; después de todo -dada su incompetencia e inoperancia para resolver problemas públicos- cualquiera de los suyos podría asumir el cargo, Vizcarra o Aráoz, a lo mejor una presidenta tenga la osadía de sentar las bases de la república que queremos; seguramente se logrará poco de lo que se propuso, pero a cambio no tendremos que seguir oyendo al presidente decir que trabajó, tributó y que sus cuentas son claras ¿acaso tenemos tanta cara de estúpidos para creer que lo hizo de manera paralela a sus cargos ministeriales y a cambio de nada?
La ética en la función pública exige la asunción de la responsabilidad política, no solo la formalidad que se puede sustentar en papeles; la confianza se ha perdido y no se recuperará, por el contrario, la renuncia sería una muestra de decencia histórica que se podría recordar aunque sea con vergüenza, ya que la cultura de negación e impunidad en la que vivimos solo ha engrandecido la desconfianza, ha desmejorado la calidad de la democracia y ha colocado a la política al costado de la delincuencia común; si el Presidente no es capaz de reflexionar al respecto, estoy seguro que no será capaz de reflexionar ante nada y eso nos llevará a la quiebra en la práctica de la función pública y en la construcción del Estado que queremos.
¡Señor Presidente, no maltrate más al Estado, y con ello al ciudadano que todavía cree en cosas distintas! ¡Renuncie!
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