Archivo por meses: enero 2009

EDWARD SAID, entrevista de Eduardo Lago

EDWARD SAID, entrevista de Eduardo Lago

“Los palestinos somos las víctimas de las víctimas”

Texto: Eduardo Lago

Edward W. Said nació en 1935 en un barrio de Jerusalén ocupado por cristianos palestinos, en el seno de una familia anglicana acomodada. Sus padres quisieron que recibiera una educación exquisita. Su infancia transcurrió entre Jerusalén, El Líbano y El Cairo. En 1948, por la guerra abandonó su ciudad, a la que volvió 45 años después. En 1951 comenzó a estudiar en las universidades de Princeton y Harvard, y desde 1963 es catedrático de Literatura Comparada en la Universidad de Columbia.

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Comprometido con la causa de su pueblo (desde 1977 hasta 1991, que dimitió, fue miembro independiente del Consejo Nacional de Palestina), Said es autor de una treintena de libros en los que aborda cuestiones de política, musicología, teoría literaria o crítica cultural. En títulos como Orientalismo (1978), El mundo, el texto y el crítico (1983) o Cultura e imperialismo (1993), examina las condiciones de producción del conocimiento, la interacción entre el discurso institucional del poder y las esferas del arte y del pensamiento, o las transformaciones de las teorías -sociológicas y literarias- cuando se las desplaza de las coordenadas históricas y geográficas en que se generaron. Sus opiniones le han valido amenazas de muerte y ser el blanco de críticas , así como de inquebrantables adhesiones. Su amigo Noam Chomski ha dicho de él: “Su trabajo intelectual consiste en mostrar al desnudo los mitos en los que nos envolvemos a nosotros mismos y a los demás, obligándonos a reformular nuestra percepción de lo que es el resto del mundo y de lo que nosotros mismos somos. Además, se ha impuesto una segunda tarea, si cabe más difícil que la anterior, pues no hay nada más difícil que mirarse al espejo”.

PREGUNTA. En su obra se preocupa por las complejas relaciones que mantienen la cultura y el poder. ¿Cuál es la responsabilidad del intelectual?

RESPUESTA. Es importante no perder de vista el modo en que el poder afecta a la vida cotidiana e informa de la situación social en la que nos encontramos. En ese contexto, creo que el intelectual está obligado a mantener una posición de independencia, oposición y resistencia. Ha de ser escéptico e inquisitivo, tiene que adoptar una actitud de desafío frente a la establecida. El rasgo distintivo del poder, aparte por supuesto del instinto de mando, es que exige lealtad y autoridad. Ante ello, el intelectual ha de decir: non serviam.

P. En Orientalismo lleva a cabo un riguroso escrutinio textual de algunos de los exponentes de la literatura europea del siglo XIX, poniendo de relieve los mecanismos por medio de los cuales el poder condiciona ciertas formas de representación literaria. ¿Qué perspectiva tiene sobre esa obra 25 años después?

R. Tuvo una recepción extraordinaria en todo el mundo; se tradujo a más de 30 idiomas y ha generado miles de páginas de crítica, sin embargo, muy pocas veces se ha entendido en el espíritu que lo generó. En primer lugar, se trata de un libro de carácter eminentemente inquisitivo, que responde a un espíritu de búsqueda e investigación. Está lleno de interrogantes y las respuestas que ofrece tienen más bien un carácter tentativo. A pesar de eso, se ha entendido como un libro lleno de afirmaciones y juicios de valor contundentes. La inmensa mayoría de los lectores pasa por alto que el libro es una celebración del genio de escritores como Flaubert, Gerard de Nerval, Kipling o Disraeli. Se trata de un libro escrito dentro de la tradición de la filología comparada europea. Mis modelos son Auerbach y Spitzer. Mirando atrás, creo que ese aspecto ha pasado bastante inadvertido.

P. En La cuestión de Palestina, argumenta que al caracterizar a Palestina como un yermo despoblado, el sionismo reprodujo las estrategias de representación propias del orientalismo, provocando la ironía histórica de convertir a las víctimas del holocausto en los verdugos de todo un pueblo.

R. No fueron sólo víctimas del holocausto. La historia del antisemitismo europeo es muy larga. En mi libro anterior muestro que orientalismo y antisemitismo son dos caras de la misma moneda. Ernest Renan no distinguía entre árabes y judíos y Disraeli hacía otro tanto (decía que los árabes eran judíos a caballo). La terrible ironía del sionismo consiste en que tomó de Occidente aquello que había sido empleado con mayor crueldad contra ellos, expulsándonos de nuestra tierra, como les había sucedido a ellos, y empleando tácticas colonizadoras. Los palestinos nos convertimos en las víctimas de las víctimas. Es un momento único en la historia del colonialismo. En muchos de los casos, las víctimas son exterminadas, explotadas o asimiladas, pero nosotros éramos invisibles, nunca habíamos existido.

P. El mundo, el libro y el crítico marca un punto de inflexión en su carrera. ¿En qué estriba la importancia de esa colección de ensayos?

R. Por primera vez fui capaz de recoger mi pensamiento en torno a la historia, la literatura, la teoría literaria y, en cierta medida, la sociología y la política, dándoles un marco común: el de la secularidad. También me ocupo de la inmediatez del texto literario: de su capacidad para proporcionar placer, de la experiencia sensorial de la lectura. En ese libro aludo por primera vez a la noción de experiencia, como parte esencial del acto literario, bien como escritor o como lector. Y hablo de la actividad crítica como algo que tiene que ver con la sociedad, con el Estado y con las transformaciones de la historia, y no como un acto privado. Fue un alejamiento momentáneo de las cuestiones relacionadas con el orientalismo y la cuestión de Palestina, a fin de abordar cuestiones del lenguaje y forma literaria. Por encima de todo, el libro es una celebración de las posibilidades del ensayo.

P. En Cultura e imperialismo propone una lectura contrapuntística de Jane Austen, Thackeray o Conrad. ¿Cuáles son los cambios principales respecto a los planteamientos de Orientalismo?

R. Me propuse proyectar la idea del orientalismo más allá del mundo del texto, examinando los procesos de expansión imperialista, así como los de descolonización y liberación. Ensancho los límites geográficos del primer libro, incorporando espacios como África o América Latina. En la parte final, estudio la emergencia de Estados Unidos como potencia mundial. Al proponer una lectura contrapuntística de los autores que menciona, mi intención no es criticarlos como artistas, sino mostrar cómo, oculta tras la belleza incuestionable de sus creaciones, existe un trasfondo de poder cuya presencia se excluye de manera deliberada, como ocurre con los esclavos de Antigua, en Mansfield Park, de Jane Austen. Se trata de silencios que son elementos esenciales de la constitución del texto, y por tanto hay que recuperarlos en la lectura.

P. Además de haber escrito sobre temas musicales, como la ópera o los enigmas de la interpretación, usted es un consumado pianista. ¿Qué música le gusta interpretar?

R. Este año toco mucho Bach. También Chopin, Beethoven algo menos, Schonberg, y sobre todo transcripciones de ópera para piano: Wagner, Verdi. Me encanta tocar piezas para cuatro manos. Por fortuna tengo como vecina a una pianista excelente, Diane Walsh, y toco con Daniel Barenboim, que es un gran amigo. La música es una de las artes de la memoria, y me proporciona algo que no me transmite ninguna otra actividad estética: el sentido de la densidad del tiempo.

P. ¿Escribe un libro sobre ópera?

R. Lo acabo de terminar. Comento cinco óperas: Cosi Fan Tutte, de Mozart; Fidelio, de Beethoven; Les Troyens, de Berlioz; Wozzeck, de Berg, y el Otelo, de Verdi. Es un género muy complejo, y si la ejecución es inteligente puede ser una de las más grandiosas manifestaciones del espíritu, porque en ella la conjunción del tiempo y el espacio se dan cita con la palabra, la música, el teatro, el diseño y la danza.

P. ¿Por qué escribió Fuera de lugar, su libro de memorias?

R. Un ciclo de pérdidas que se cerró con la muerte de mi madre: la caída de Palestina en 1948, los acontecimientos de 1967, la muerte de mi padre en 1971, la guerra civil en Líbano cobraron un sentido inusitado cuando murió mi madre, en 1990. Era mi última conexión con el pasado, y cuando desapareció me sentí desgajado del mundo en el que había crecido. Un año después, en 1991, me diagnosticaron una leucemia incurable. Ése fue también el año de la guerra del Golfo, y de mi distanciamiento de la dirección del movimiento palestino. Así las cosas, necesitaba de modo imperioso recuperar el mundo de mi infancia y adolescencia, volver a darle vida y exponerlo públicamente.

P. ¿Fue un proceso difícil?

R. Dependía de la memoria, ya que no conservaba ningún tipo de documento, ni siquiera cuadernos o diarios. Sólo mi partida de nacimiento y un puñado de fotografías. Lo asombroso es que mis recuerdos estaban intactos. Mi memoria era como un jardín salvaje, lleno de malas hierbas que crecían desaforadamente. Con total claridad imaginaba (no en el sentido de inventar, sino en el primigenio de ver imágenes del pasado impresionadas en mi mente) episodios de mi infancia y juventud, rostros, gente, nombres. Recordaba tantas cosas que lo más difícil fue el proceso de selección.

P. ¿Qué sintió cuando en 1992 volvió a Palestina después de 45 años?

R. No hubiera podido hacerlo de no haberme acompañado mi mujer y mis hijos. Cuando llegamos a Tel Aviv, mi mujer, que es libanesa, rompió a llorar. En cuanto a mí, sentí una conmoción indescriptible… Es una experiencia que no se puede equiparar a ninguna otra. Sentía en lo más vivo que estaba en mi país, pero al mismo tiempo en otro. La gente hablaba un idioma que no entendía. Nos sentimos completamente solos, pero cinco minutos después salieron a nuestro encuentro unos amigos que habían venido a buscarnos, y el mero hecho de estar hablando en árabe en el aeropuerto me hizo sentir una esperanza que ya nunca he perdido. Sentí que los palestinos no hemos sido borrados de la faz de la tierra.

P. En 1993, en medio de la euforia, afirmó que los acuerdos de Oslo, perpetuaría los problemas. ¿El tiempo le ha dado la razón?

R. Desde el primer día, cuando le dieron a Arafat Gaza y Jericó, pero sin la posibilidad de pasar de un lugar a otro, estaba claro que era una perfecta locura. Hay dos cosas que sigo sin entender: que hubiera siquiera un puñado de palestinos dispuestos a aceptar los acuerdos, y que cuando los israelíes y los estadounidenses afirmaban. que habían puesto en marcha un proceso de paz, pensaran que podrían engañar al mundo durante tiempo. Esos dos misterios son inescrutables.

P. ¿Tiene Arafat la estatura moral necesaria para ser el máximo representante del pueblo palestino?

R. No, la perdió. Ni siquiera tiene sentido de la decencia. Se supone que es el líder de un pueblo en lucha, y estos días en que están asesinando a su gente, le envió a Sharon un ramo de flores con motivo de su cumpleaños.

P. ¿Alberga esperanzas de encontrar un liderazgo mejor?

R. Hay que esperar a otra generación, gente en torno a los 40 o 50 años. No quisiera parecer arrogante, pero hay gente que se acerca a mí diciéndome: “Tenía razón desde el principio. ¡Díganos qué podemos hacer!”. Si no estuviera enfermo y tan lejos…

P. ¿Es pesimista o cree que es posible encontrar una solución?

R. Pesimista, jamás. Los palestinos no serán nunca derrotados ni por el poder inmoral de las armas ni por rondas de conversaciones arbitradas por Estados Unidos. La única solución es un Estado binacional, mixto, basado en la igualdad y la coexistencia democrática, donde árabes y judíos puedan vivir juntos de modo satisfactorio. Hoy día, los judíos constituyen una parte fundamental de Oriente Próximo, pero resulta que están en un entorno abrumadoramente árabe y tienen que ajustarse a esa realidad. Creo que con el tiempo los israelíes comprenderán que no pueden vivir aislados, tienen que integrarse en la comunidad general de ciudadanos Sigue leyendo

Provincializar Europa. Entrevista a Dipesh Chakrabarty

Dipesh Chakrabarty: “La globalización no borra el legado colonial”

Profesor de la Universidad de Chicago e investigador de reconocida trayectoria en el terreno de la historiografía poscolonial india, Dipesh Chakrabarty, afirma que fenómenos como las migraciones mundiales y la universalización de conceptos como democracia y capitalismo permiten observar que persiste, en la era global, una herencia de la Europa colonialista sobre la que se construye la historia. En los próximos días llegará al país para participar del Tercer Encuentro Internacional de Pensamiento Urbano

Dipesh Chakrabarty
Desde un punto de vista europeo u occidental, podría decirse que Dipesh Chakrabarty desarrolló una reinterpretación de la historia desde los márgenes de la historia. Pero ocurre que el legado poscolonial de ese eurocentrismo que este académico indio juzga a la vez necesario e insuficiente para explicar los procesos históricos del mundo en desarrollo -y de la India en particular- es justamente lo que él mismo convirtió en su objeto de estudio. La suya es una historia desde y para la periferia, el ejercicio de contextualizar y repensar términos tan universales como democracia, capitalismo, igualdad, derechos humanos y globalización, que, llevados de un país a otro -afirma-, “arrastran consigo la historia del uso que se hizo de ellos”.

Profesor de historia, civilización e idiomas del sudeste asiático en la Universidad de Chicago, Chakrabarty fue uno de los fundadores del movimiento de estudios de lo subalterno ( subaltern studies ), que elaboró una nueva narrativa de la historia de la India poscolonial, concentrada no tanto en las elites dominantes como en las masas “subalternas” como agentes de cambio. Es, además, autor de varios libros que se han convertido en referencia obligada en la historiografía del sur de Asia, entre ellos Provincializing Europe y Habitations of Modernity: Essays in the wake of Subaltern Studies .

Chakrabarty llegará al país en los próximos días para participar en el Tercer Encuentro Internacional de Pensamiento Urbano, que tendrá lugar en Buenos Aires entre los días 28 y 30 de este mes. En esta entrevista con LA NACION habla, entre otras cosas, de las contradicciones de la India capitalista, de la “herida” abierta del colonialismo y de la invasión norteamericana de Irak. Explica, además, en qué consiste su propuesta de “provincializar” a Europa sin negar el legado del iluminismo occidental.

“Comencé a pensar sobre este problema como algo ligado al fenómeno de la globalización -dijo-. Si yo no hubiera abandonado la India a los 27 años para hacer mi doctorado, no habría pensado en Europa de la misma manera. Es decir, si hubiera seguido viviendo en la India y me hubiese convertido en un académico indio, Europa habría seguido siendo parte de mi vida cotidiana, más o menos conscientemente.”

-¿El tomar distancia de la India le permitió ver el legado colonial desde otra perspectiva?

-La distancia me hizo notar que las mismas palabras, como derechos, igualdad y democracia, que de algún modo son parte del legado de la expansión europea y la dominación, si bien conceptualmente significan lo mismo en todas partes, en la práctica expresan cosas distintas. Me impresionó mucho, al llegar en primer lugar a Australia, ver lo tranquilos que eran los días de votación: simplemente votaban, en silencio, mientras que en la India las jornadas electorales parecen un festival masivo, y además son días llenos de peligro porque siempre puede estallar una pelea entre bandos opuestos o alguien puede arrojar una bomba o puede haber protestas… Me impresionó hasta qué punto, conceptualmente, en cualquier texto académico la democracia tiene el mismo significado en todas partes, y en la práctica son cosas diferentes. Me interesó entonces investigar por qué un mismo concepto, al ser traducido a realidades diferentes, adopta formas muy distintas. Una respuesta es que un concepto surge de una historia y se encuentra con otra historia. De allí que cualquier concepto que llegara a la India desde Europa contendría también un poco de historia europea.

-¿Por eso la idea de provincializar a Europa, en el sentido de poner estos conceptos en contexto?

-Si, porque mientras hablemos en lenguaje corriente, y no en términos matemáticos, es muy difícil que los conceptos se desprendan completamente de su contenido idiomático. El lenguaje arrastra consigo la historia del uso que se hace de él. En otras palabras, lo que es universal es universal, pero también provincial. No niego su universalidad sino que digo que mientras hablemos en lenguaje natural nada puede ser únicamente universal, a diferencia de las matemáticas.

-¿Cambia esto de alguna manera el hecho de que el eje del poder económico -y quizá el dinamismo histórico- esté girando hacia Oriente, hacia la India y China?

-Es una pregunta interesante. Debo decir primero que, aun si adoptamos el capitalismo, lo modificamos con la historia de cómo vivimos en el lugar. El capitalismo tiene una historia universal y una historia provincial. Y es porque puede ser traducido a una historia provincial que el capitalismo puede ser disfrutado: la conversión de la propia historia en un objeto de consumo significa que es posible continuar las historias profundas bajo un sistema capitalista. El capitalismo no necesariamente homogeneiza el mundo. En cuanto al surgimiento de la India y de China, si pensamos en el futuro del mundo como una repetición de la historia de expansión europea -y si asumimos que China será la próxima potencia dominante- surge el siguiente interrogante: cuando Europa era la potencia colonizadora, los pensadores europeos nos dieron las herramientas para criticar a Europa, las teorías del imperialismo, de la explotación capitalista, de la igualdad y desigualdad, de la autodeterminación, de la democracia… los europeos nos dieron estas armas con las cuales acusar a los mismos europeos, pero ¿qué tipo de armas nos darían los chinos? No lo sé, pero me lo pregunto. Así y todo, la dominación china puede ser de un tipo totalmente distinto.

-¿Qué pasa en la India con aquellos que quedan fuera del capitalismo?

-Se estima que un 70 por ciento no recibe los beneficios de la globalización. Lo que ayuda en la India es el hecho de que tenemos elecciones. El país no es democrático en todos los aspectos, pero las elecciones son libres y mayormente justas, mucha gente participa y los partidos se ven obligados a atender sus demandas. Se ve mucho populismo, es cierto, pero de alguna manera esto contiene la liberalización total de la economía. La democracia funciona como un factor equilibrante.

-Al invadir Irak, ¿un Occidente liderado por EE.UU. continúa imponiendo al mundo en desarrollo lo que considera civilización?

-Ha sido un hecho muy poco civilizado, de modo que, si uno pensara en esos términos, sólo aportó descrédito a la civilización occidental. En el pensamiento del siglo XIX, la democracia y el liberalismo estaban muy ligados. Y creo que lo que pasa ahora en el mundo es que muchas cosas que se hacen en nombre de la democracia son muy poco liberales. La guerra en Irak ha sido un desastre y creo que estoy de acuerdo con quienes afirman que el gobierno estadounidense utilizó lo ocurrido el 11 de septiembre para desarrollar planes que ya tenía.

-¿No ve en ello un trasfondo de pensamiento colonialista?

-Hay una dominación política, sin dudas. Pero hay una diferencia entre el pensamiento colonialista moderno y el colonialismo europeo o británico, para dar un ejemplo. Los ingleses le decían a los indios que no estaban preparados para la democracia, que debían estar allí 200 años para enseñarles y prepararlos. Los norteamericanos, en cambio, tienen una herencia anticolonialista de profundas raíces y por lo tanto dominan diciendo lo opuesto, que los iraquíes ya son democráticos y que sólo debían desprenderse de Saddam Hussein. Su lógica es distinta, y esto puede tener que ver con que no se ven a sí mismos como una potencia imperial en sentido clásico.

-Usted habla también de la relación contradictoria que existe entre las ex colonias y las antiguas potencias colonizadoras. La globalización, ¿anula estas contradicciones?

-No creo, pese a que mucha gente afirma que es así. Me parece que hay un legado de colonialismo aun en la globalización. Por ejemplo, si se siguen las rutas de las migraciones globales, del trabajo calificado, vemos gente que, como yo, ha ido principalmente a los países que nos colonizaron en el pasado, en parte por la conexión idiomática. Pero además, como se vio en los incendios en los suburbios de París en noviembre de 2005, los franceses repetían en su propio territorio prácticas policiales coloniales. De modo que no creo que la globalización borre la historia del colonialismo, sino que construye sobre ella.

-¿Hasta qué punto ha dejado atrás la India las heridas del colonialismo?

-Los jóvenes las han dejado atrás. La generación de mis hijos no cargan con esa herida tanto como nosotros y, ciertamente, muchos menos que la de mis padres. Al mismo tiempo, en la izquierda india hay un temor generalizado del oeste, de que Occidente vuelva a dominarnos. Eso alimenta el debate sobre los acuerdos nucleares de la India con Estados Unidos. La izquierda y la extrema derecha coinciden en temer una pérdida de soberanía si el acuerdo se firma. Yo creo que ese temor es parte del legado colonial, en el que Occidente es en su conjunto una potencia depredadora.

-¿Ve alguna similaridad con los procesos históricos en América latina, donde también heredamos la modernidad en sentido político de Europa?

-En los años 60 y 70 aprendimos mucho de los estudios latinoamericanos sobre el campesinado, el latifundio, etcétera. Eso tuvo mucha influencia en el pensamiento indio de la época. Pero hay claras diferencias: la conexión con España y Portugal se remonta al Renacimiento, mientras que la colonización de la India pertenece al Iluminismo. Tuvimos diferentes experiencias de la colonización europea. Y también fueron distintos los momentos en que surgió el nacionalismo en un lado y en el otro. Una idea central de los estudios subalternos era que, al observar sociedades como las latinoamericanas o las del sudeste asiático, no se podían aplicar los términos del marxismo o el capitalismo sin más, porque a menudo otras formas de predominio y subordinación física y cultural eran más significativas. Deben considerarse también las relaciones entre cultura y poder.

-Usted le otorga una gran importancia a la religión como agente de la historia…

-Si, porque el marxismo que heredamos siempre veía a la religión como una expresión de otra cosa. La religión es una forma de imaginación: la religión como imaginación de colectividad, de igualdad, de individualismo, de autoridad… Todo esto es muy importante, incluso en partes de Europa. No se puede pensar en el movimiento Solidaridad en Polonia sin pensar en la religión.

-¿Y cómo ve la influencia creciente de la religión en la política norteamericana?

-Hay mucho debate al respecto. En gran medida, la derecha se apropió de la religión en Estados Unidos, pero gente religiosa de izquierda está advirtiendo que hay que comprender el rol de la religión en la sociedad norteamericana y tomarlo muy en serio si no se quiere ceder por entero este terreno a la derecha. La religión debe ser atada nuevamente a las causas de justicia social.

Por Francisco Seminario

El perfil
El perfil de la India a EE.UU.
Nació en la región india de Bengala, estudió física en la Universidad de Calcuta y obtuvo un doctorado en historia en la Universidad Nacional de Australia. Fue uno de los fundadores del grupo de Estudios de lo Subalterno. En la actualidad enseña en la Universidad de Chicago.

Obras y reconocimientos
Entre sus obras figuran Rethinking Working-Class History: Bengal 1890-1940 y Provincializing Europe: Postcolonial Thought and Historiacal Difference . En 2004 fue nombrado miembro de la Academia Americana de las Artes y Ciencias.

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Spivak y el mundo subalterno

Spivak o el mundo subalterno
Enviado por editor el Mié, 01/03/2006 – 23:56 cultura | resistencia
Manuel Asensi

Gayatri Chakravorty Spivak figura entre los pensadores más radicales de la actualidad, cuya obra parece ir siempre un poco más lejos cuando parece haber llegado a su destino. Mujer, india, marxista, feminista… todo eso pero no sólo eso para disponerse a repensar el mundo de los explotados

Marxismo, feminismo y deconstrucción son las bases de su pensamiento, aunque ella va siempre más allá, con un estilo propio que la lleva a reformular conceptos como la explotación e introducir otros nuevos: la subalternidad Para Gayatri Chakravorty Spivak (Calcuta, 1942), romper las reglas es una obligación ética. Cuando era todavía una niña en su país natal se sintió fascinada por la forma en que un grupo de teatro conocido como Indian People´s Theatre Association empleaba la escena como lucha política contra el imperialismo británico. Y se sintió fascinada porque allí aprendió que la estetización del arte, defendida por los británicos, es cómplice del fascismo. Walter Benjamin lo sabía, y Spivak también lo supo a través de su experiencia infantil. Si, además, se pasa una hambruna, si ves cómo unas jóvenes hindúes se arrojan, siguiendo un antiguo rito, a la pira funeraria en la que está ardiendo el cadáver del marido, si contemplas a esas personas que pasan en silencio fantasmagórico por el mundo y mueren no dejando tras de sí más que la falta de oportunidades, un rostro demacrado y deprimido, entonces se comprende que Spivak estaba lista para revisar el concepto de explotación. Desde entonces, desde la época de sus estudios preuniversitarios y universitarios en la India, los escritos de Marx se convirtieron en sus compañeros de viaje. Spivak piensa la explotación a través y más allá de Marx. De la tesis leninista según la cual el imperialismo fue el último estadio del capitalismo se llega sin demasiada dificultad a la conclusión de que el grupo de los explotados reviste tal heterogeneidad que es necesario volver a pensarlo. Porque ¿cómo poner en la misma balanza a un proletario francés, blanco, hombre, perteneciente a un sindicato, y a una colonizada hindú, de piel oscura, mujer o equis, analfabeta y sirviente del sirviente? El primero es un explotado, la segunda es una subalterna. La palabra la aprendió de Antonio Gramsci.


Spivak era una estudiante de literatura comparada, y cuando a principios de los años sesenta llegó a la universidad norteamericana se encontró en Cornell con Paul de Man. Ambos estaban empezando, el uno como profesor, la otra como estudiante que perseguía un doctorado en esa extraña materia. Gayatri no cesa de poner de manifiesto la admiración por quien fue su maestro. Cuenta que en aquellos años era una joven hindú bellísima y que muchos profesores deseaban de ella algo más que una conversación sobre la teoría marxista del valor. Paul de Man, me dice, fue el único que la respetó y la admiró por su inteligencia. Pero el teórico belga hizo mucho más, le dio un fundamento radical para el análisis ideológico y para saber leer: la deconstrucción. Su interés por la deconstrucción tomó un viso definitivo cuando, a mediados de los años setenta, tradujo al inglés y prologó el libro de Jacques Derrida De la gramatología. Dicho prólogo fue toda una declaración de principios respecto a las bases de su pensamiento: marxismo, feminismo y deconstrucción. Un texto que levantó consciente de que en ciertos contextos, bajo determinadas condiciones, el ser mujer agrava la subalternidad, convierte a quien la padece en el subalterno del subalterno. Ser mujer o ser homosexual, claro. El interés de Spivak por el feminismo surge, pues, de la conciencia de que la mujer ha ocupado históricamente el lugar más bajo, si algo así cabe, en la cadena de la explotación. De ahí que se la considere uno de los impulsores de los estudios culturales y de la crítica poscolonial. Pero ella no es una pensadora más, su manera de habitar y utilizar el feminismo, la deconstrucción y el marxismo me ha llevado hace poco a hablar de spivakismo. Valdría la pena quedarse con esta idea de estilo propio del pensar.

Romper reglas

Con la voluntad firme de romper las reglas, Spivak no sólo no ha renunciado a su pasaporte hindú sino que, además, ha rechazado adquirir la nacionalidad norteamericana a pesar de que lleva viviendo en los Estados Unidos más de cuarenta años y a pesar de haber estado casada con un norteamericano. Sigue manteniendo la tarjeta verde, justo el paso previo antes de jurar la bandera de ese país, pero sin ir más allá. Y esto tiene a más de uno estupefacto. ¡Pero si ya puedes, Gayatri, ya puedes! Y ella responde “sí, pero no”. Un acto de resistencia biográfico que le ha acarreado más de un problema, pero en el que ella piensa mantenerse. Éste es un ejemplo perfecto de lo que ella denomina esencialismo estratégico.En el mundo posmoderno yano se estilan las esencias y las identidades, sino las diseminaciones y las diferencias, pero hay ocasiones en las que vale la pena poner todo el empeño en reivindicarse hindú, iraquí o bretón: cuando se pelea contra el imperio, digámoslo así. Y en estos años en que el extranjero es malmirado en los EE. UU. y, si se descuida, aislado cual terrorista, ella exhibe su pasaporte hindú y sigue vistiendo preciosos saris. Estos días con ella en Barcelona a raíz de la invitación que le cursó el Macba para impartir una conferencia y un seminario, los que la acompañamos la vemos aparecer con un bello sari de colores dorados y violetas.

Como estamos preparando una edición crítica de algunos de sus textos más significativos, le digo a Gayatri que para explicarles a mis alumnos qué es un subalterno les cuento la historia de mi padre, y ella se ríe y dice que ella alude mucho a la figura de su madre cuando habla de esa misma cuestión en sus clases. Repite una y otra vez que el subalterno o la subalterna no puede hablar en la medida en que no hay institución que escuche y legitime sus palabras. No puede llevar a cabo eso que se denomina un acto de habla, entre otras cosas porque carece de autoridad para hacerlo. Añade: el subalterno no puede ser representado, ni habla él ni podemos hablar por él. Esun silencio irrecuperable, una voz cuyos sonidos y marcas trituraron el tiempo y la nada. Y por eso Gayatri anda por medio mundo enseñando a niños subalternos, enseñando a los enseñantes cómo hay que enseñar, por India, China, Sudamérica o África, aprendiendo árabe, chino mandarín, swahili o lo que haga falta con tal de poder hablar con los que la mayor parte del tiempo sólo abren la boca para gritarle a nadie que tienen ganas de comer. Al despedirse de mí diciendo que tiene que ir al gimnasio parece un poco fría, pero me da una mano suave y noto que la emoción le corre por dentro.

* Publicado en La Vanguardia – 01/03/2006

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CONVOCATORIA AL CONGRESO INTERNACIONAL “BRASIL SIN FRONTERAS: DISCURSOS, CULTURA Y LITERATURA” 24, 25 y 26 de Julio de 2009

CONVOCATORIA AL CONGRESO INTERNACIONAL

“BRASIL SIN FRONTERAS: DISCURSOS, CULTURA Y LITERATURA”
24, 25 y 26 de Julio de 2009

La Escuela de Literatura de la Facultad de Humanidades de la Universidad Nacional Federico Villarreal y el Grupo de Estudios Literarios Latinoamericanos Antonio Cândido (GELLAC) llaman a través de esta convocatoria a la participación en el Congreso Internacional “Brasil sin fronteras: discursos, cultura y literatura”. Este evento tendrá lugar en Lima, los días 24, 25 y 26 de Julio de 2009, en el marco de la décimo cuarta edición de la Feria Internacional del Libro de Lima.

La cultura y literatura brasileña son trascendentales si se pretende hablar de lo latinoamericano, puesto que, cuenta con innumerables manifestaciones que enriquecen la identidad y autonomía latinoamericanas. Por esto, a través del análisis de los discursos producidos en el Brasil, será posible aproximarnos y comprender esta cultura que, a pesar de estar tan cerca territorialmente a Hispanoamérica, no se la conoce en su cabal sentido.

Objetivos:

• Contribuir al conocimiento y difusión de los discursos, cultura y literatura del Brasil.
• Abordar estos discursos interdisciplinariamente o desde distintas perspectivas teóricas o metodológicas.
• Promover espacios de reflexión y diálogo referentes a las manifestaciones culturales brasileñas.
• Presentar y debatir las más recientes investigaciones que se están desarrollando sobre la literatura brasileña.
• Crear una red de intelectuales con interés en la investigación sobre lo brasileño.

Temario:

• Antonio Cândido y la teoría y crítica literaria latinoamericanas.
• Teoría y crítica literaria
• Literatura y etnoliteratura
• Arte, cultura y sociedad
• Literatura Comparada
• Literatura, identidad y nación.
• Industrias culturales
• Cine, teatro y artes escénicas.
• Discursos migrantes
• Estudios Culturales.
• Poscolonialidad
• Estudios Subalternos
• Estudios de Género
• Estudios Queer
• Otros temas relacionados al evento.

Presentación de los trabajos:

• Resúmenes:

Las propuestas de ponencias, así como las propuestas para Mesa Redonda, deberán ser enviadas vía correo electrónico hasta el 31 de mayo de 2009. Las propuestas incluirán el título, el resumen de la ponencia (máximo 250 palabras, formato Word) y el nombre y filiación institucional del /la ponente.

• Ponencias:

Las ponencias deberán ser enviadas en archivo Word (para la publicación de las memorias) antes del 30 de junio de 2009. La extensión no deberá ser mayor de 9 cuartillas (aproximadamente 2 hojas y media) a doble espacio, lo que equivale a 2500 palabras y 20 minutos de lectura.

• Comisión organizadora:

Grupo de Estudios Literarios Latinoamericanos Antonio Cândido (GELLAC): Richard Leonardo, Judith Paredes, Carlos Esquives, Claudia Dioses, Diana Gonzáles, Regina Martínez, Jhoanna Ríos.

• Consultas y envíos de resúmenes y ponencias:

Lic. Richard Leonardo Loayza: rall31@hotmail.com.
Grupo de Estudios Literarios Latinoamericanos Antonio Cândido (GELLAC): gellac@gmail.com/ www.gellac-unfv.blogspot.com
Grupo de Estudios Literarios Latinoamericanos Antonio Cândido (GELLAC):Av. 6 de agosto 907 Dpto. 313 Jesús María, Lima Perú.

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La interpasividad explicada por Zizek

¿Quieres reír por mí, por favor?

Por Slavoj Žižek | 18.07.2003

La amenaza real de los nuevos medios de comunicación es que ellos nos privan de nuestra experiencia pasiva auténtica, y así nos preparan para la estúpida y frenética actividad para el trabajo interminable.
El 8 de abril, Charles R. Douglass, el inventor de la risa enlatada -las risas artificiales que acompañan los momentos cómicos en los shows de TV- murió en el 93 en Templeton, California. En los tempranos 50s, él desarrolló la idea de reforzar o sustituir la reacción de la audiencia en vivo en la televisión. Esta idea fue realizada con el sonido de una máquina de teclados; oprimiendo las diferentes teclas, era posible producir diferentes tipos de risa. Primero fue usado para los episodios de The Jack Benny Show (El show de Jack Benny) y I Love Lucy (yo Amo a Lucy), hoy su versión modernizada está presente por todas partes.

La presencia aplastante de las risas enlatadas constituye para nosotros un enceguecimiento de su paradoja esencial, ya que mina nuestras presuposiciones naturales sobre el estado de nuestras más profundo emociones. Las risas enlatadas muestran el verdadero “retorno de lo reprimido”, una actitud que nosotros normalmente atribuimos a los “primitivos”. Recordemos, en las sociedades tradicionales, el extraño fenómeno de las “lloronas”, las mujeres contratadas para llorar en los entierros. Un hombre rico puede contratarlas para llorar y lamentarse en su nombre, mientras él asiste a un negocio más lucrativo (como negociar la fortuna del difunto). Este papel no sólo puede ser actuado por otro ser humano, sino por una máquina, como en el caso de las ruedas de la oración tibetanas: Yo pongo una oración por escrito en una rueda y mecánicamente la hago girar (o, más bien, la uno a la rueda del molino que da vueltas). Eso ora por mi – o, más precisamente, yo oro “objetivamente” a través de él, mientras mi mente puede ocuparse con los más sucios pensamientos sexuales.
La invención de Douglass demuestra que el mismo mecanismo “primitivo” también trabaja en las sociedades altamente desarrolladas. Cuando yo llego a casa por la tarde demasiado agotado para comprometerme en una actividad importante, sólo sintonizo un programa de TV; aun cuando yo no me río, sino simplemente miro fijamente la pantalla, cansado después de un duro día de trabajo, no obstante, me siento relajado después del show. Es como si la TV literalmente se estuviera riendo en mi lugar, en lugar de mí.
Todavía antes de que uno se acostumbrara a la risa enlatada, había no obstante normalmente un período breve de inquietud. La primera reacción es de un pequeño shock, ya que es difícil aceptar que una máquina externa puede “reírse por mí.” Aun si el programa se “grabó en vivo frente a un público en el estudio”, este público no me incluye evidentemente, y ahora existe sólo en forma mediada como parte del propio show de TV. Sin embargo, con el tiempo, uno crece acostumbrándose a esta risa incorpórea, y el fenómeno es experimentado como “natural.” Esto es lo que desquicia de la risa enlatada: Mis más íntimos sentimientos pueden ser radicalmente externalizados. Yo puedo literalmente reír y llorar a través de otro.
Esta lógica no sólo se sostiene para las emociones, sino también para las creencias. Según una anécdota antropológica muy conocida, los “primitivos” a los que uno atribuye ciertas creencias “supersticiosas”, como el que ellos descienden de un pez o de un pájaro, por ejemplo, cuando directamente se les pregunta por estas creencias, ellos contestan, “¡Claro que no – nosotros no somos estúpidos! Pero nos dijeron que nuestros antepasados creyeron eso.” Para abreviar, ellos transfieren su creencia hacia otros. ¿Nosotros no estamos haciendo lo mismo con nuestros niños? Nosotros hacemos lo mismo con el ritual de Santa Claus, ya que nuestros niños (se supone) creen en él, y nosotros no queremos defraudarlos; ellos pretenden creer para no defraudar nuestra creencia en su ingenuidad (y para conseguir los regalos, claro).
De una manera misteriosa, algunas creencias parecen siempre funcionar “a una distancia.” Para que la creencia pueda funcionar, tiene que haber algún último garante de él, y aún este garante siempre es diferido, desplazado, nunca está presente en persona. El sujeto que directamente cree no necesita existir para que la creencia sea operativa: es suficiente con presuponer su existencia en la apariencia de, digamos, una figura mitológica que no es parte de nuestra realidad.
————–
Contra este fondo, uno esta tentado a complementar la noción de moda de “interactividad” con su oscuro y mucho más misterioso doble, “interpasividad” (un término inventado por Robert Pfaller). Hoy, es un lugar común enfatizar cómo, con los nuevos medios de comunicación electrónicos, el consumo pasivo de un texto o de una obra de arte ha terminado: ya no más la mirada fija en la pantalla. Yo actúo recíprocamente cada vez más con ella, entrando en una relación dialógica con ella, al escoger los programas, a través de la participación en los debates en una comunidad virtual, en la determinación directa del resultado de la trama en las así llamadas “narrativas interactivas”.
Aquéllos que generalmente alaban el potencial democrático de tales nuevos medios de comunicación se enfocan precisamente en estos rasgos. Pero hay otro lado de mi “interacción”, el cual me priva del objeto de interacción mismo: mi propia reacción pasiva de satisfacción (o lamento o risa). El objeto mismo “goza del show” en lugar de mí, relevándome de mi necesidad de gozar. ¿No damos nosotros testimonio de la “interpasividad” en un gran número de spots o posters que, como se decía, pasivamente gozan del producto en lugar de nosotros? La coca-cola enlatada y su inscripción, “¡Ooh! Ooh! ¡Qué sabor!” emula de antemano la reacción del cliente ideal.

Cuando un hombre dice un mal e insípido chiste, cuando nadie alrededor de él ríe, él comienza a reír ruidosa y nerviosamente, él se ha encontrado con la obligación de representar la reacción esperada del público para ellos. Esta risa es similar a la risa enlatada en los sets de TV, pero en este ejemplo, el agente que ríe en lugar de nosotros (es decir quien ríe a través de nosotros, el aburrido y avergonzado público) no es un track de audio exigiéndonos reír para un invisible público -el “Gran Otro”- sino el narrador del chiste mismo. Él hace esto para asegurar la inscripción de su acto en el “Gran Otro”, el orden simbólico de todos aquéllos alrededor de él. Su risa compulsiva es muy parecida a cuando nosotros nos sentimos obligados a proferir “¡Oops!” cuando nosotros tropezamos o hacemos algo estúpido. Si nosotros no decimos “¡Oops!” -si nosotros no inscribimos nuestro reconocimiento del error hacia el público- es como si, concediendo un diálogo imaginario entre nosotros y el “Gran Otro” permaneciera incompleto, nosotros mismos nos destinamos al olvido simbólico.
Los aficionados a las VCR que compulsivamente graban cientos de películas (yo me cuento entre ellos) son bien conscientes de que el efecto inmediato de poseer una VCR es que efectivamente uno mira menos películas que en los viejos buenos días de una simple TV puesta sin una VCR. Uno nunca tiene tiempo para la TV, entonces, en lugar de perder una tarde preciosa, uno simplemente graba la película y la guarda para verla en el futuro (para lo que, por supuesto, no hay nunca tiempo). Así, aunque yo no miro las películas realmente, al estar consciente de que las películas que más me gustan están almacenadas en mi videoteca obtengo una profunda satisfacción y, ocasionalmente, me permite simplemente relajarme y complacerme en el exquisito arte de no hacer nada – como si la VCR estuviera, en cierto modo, mirando y gozando por mí, en mi lugar.
En el arreglo interpasivo, yo soy pasivo a través del Otro; yo accedo al Otro el aspecto pasivo (de gozar), ya que puedo permanecer activamente comprometido, yo puedo trabajar más horas con menos necesidad por las actividades “improductivas”, como el ocio o el duelo. Yo puedo continuar trabajando por la tarde, mientras la VCR goza pasivamente por mí; yo puedo hacer los arreglos financieros para la fortuna del difunto mientras las lloronas se lamentan en mi lugar.
Uno debe por consiguiente, dar la vuelta al lugar común de la crítica cultural conservadora: En contraste con la noción de que los nuevos medios de comunicación nos alejan de ser meros consumidores pasivos que sólo miran fija y aturdidamente la pantalla, la real amenaza de los nuevos medios de comunicación es que ellos nos privan de nuestra pasividad, de nuestra experiencia pasiva auténtica, y así nos preparan para la estúpida y frenética actividad – para el trabajo interminable.
Así entonces, ¿no sería un funeral apropiado para Charles R. Douglass, acompañar a su ataúd con un set de maquinas de sonido, generando lamentos, susurros, mientras sus sobrevivientes parientes cercanos gozan de una cordial comida, o quizás estuvieran trabajando en alguna otra parte? Lejos de encontrarlo ofensivo, pienso que quizás él apreciaría el reconocimiento de tal entierro.

Título Original: Will You Laugh for Me, Please?

Extraído de: In These Times.

http://inthesetimes.com/comments.php?id=290_0_4_0_M

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Affidamento

affidamento
Hacia una ética de cuidado entre mujeres

Yuderkys Espinosa Miñoso

Affidamento, llamaban las feministas italianas de la diferencia, a una practica de confianza y cuidado mutuo entre mujeres. Sostenían que en el patriarcado, a las mujeres, como mandato primario de obediencia al padre, se nos enseña a desconfiar de las otras, a pensar que nuestra otra igual era nuestra peor enemiga, empezando por la propia madre, terminando por la propia hija. Las mujeres, decían, no tenemos historia como grupo, nuestra adscripción primara ha sido con el padre y su ley. Denunciaban como los sistemas de pensamiento modernos, como el psicoanálisis, la antropología estructuralista, la semiótica, etc., han justificado una y otra vez esta práctica, argumentando que la entrada a la cultura, entendida como la ley paterna, solo se hace a través de una separación inicial y necesaria con la madre, considerada naturaleza. Las feministas de la diferencia han criticado estas posturas, develándolas en todo su contenido androcéntrico y misógino. Mostrando de qué forma esta ruptura entre la niña y la madre, propiciada por la cultura, es parte de la operación por la que las mujeres, separadas entre sí, sin poder construir una idea de comunidad entre ellas, se mantienen files al padre y a su cultura de dominio.

Por eso hablan de la necesidad de construir affidamento. Una práctica de lealtad, compromiso, confianza y cuidado primario entre mujeres. Una práctica que consideran de inaudita libertad “femenina”, en la medida en que se construye en oposición a la ley paterna que exige, a cambio de cuidado y protección, la desvinculación, la sospecha y la desidentificación entre las mujeres. El affidamento sería el acto por medio del cual las mujeres podrían encontrarse con la otra igual en la opresión, y construir con ella lazos de solidaridad, amor y respeto, acto que ya en sí mismo, desestabilizaría el orden del padre.

Adrianne Rich, en EEUU, ha llamado a esta práctica de amor, cuidado u confianza entre mujeres, continuum lesbiano. A partir de un análisis parecido al de las italianas, ella propone una lectura del lesbianismo como práctica de relacionamiento entre mujeres sin la intervención masculina. Señala la manera en que el sistema patriarcal se fundamenta en la heterosexualidad obligatoria, institución mediante la cual las mujeres abandonamos el deseo por la madre, por la otra, y aprendemos desde temprana edad a depender emocional, física y económicamente del varón.

Rich, a principios de los setenta, reflexiona sobre las relaciones de amistad profunda entre mujeres, práctica que aunque poco extendida en su época, había sido conocida en décadas anteriores; las propone como un modelo simbólico de relación primaria entre mujeres, que podría considerarse como ejercicio de máxima libertad, en la medida en que instituye espacios por fuera de la mirada y la omnipotencia masculina. Tomando al lesbianismo como practica desobediente al mandato de fidelidad y dependencia al varón, señala que todas las experiencias de amor, fidelidad, acompañamiento, cuidado y complicidad entre mujeres, son parte de un continuum lesbiano, en donde las mujeres aprendemos a construir lazos por fuera de la heterosexualidad.

Más allá de que estemos o no de acuerdo con las lecturas que nos proponen las feministas de la diferencia, quizás lo interesante sería pensar la manera en que las mujeres nos relacionamos y construimos vínculos entre nosotras. Regularmente, lo sabemos desde la experiencia y el dolor, estos intentos no son los más felices. Debido muy probablemente a lo aprendido, las relaciones entre nosotras, muchas veces están cargadas de celos, resentimiento, traición, competencia; una imposibilidad de reconocer en la otra una interlocutora válida, una fuente de conocimiento legítimo; una imposibilidad, como señalan las italianas, de reconocer a la otra como autora, como productora de cultura, como digna de confianza.

Esta dificultad para el encuentro con la otra, sin lugar a dudas, se convierte en un obstáculo importante para la deconstrucción de la macro cultura patriarcal. Solo en el reconocimiento mutuo podemos apelar a la construcción de una genealogía propia, a la producción de nuevos significados y valores, desde donde se produzcan nuevas formas de ser y estar en el mundo. Apelar a una ética de cuidado entre mujeres, es un imperativo de la política feminista, puesto que sólo desde la construcción de espacios de complicidad, amor y confianza por fuera de la ley paterna, podemos transitar puentes de mayor autonomía para todas.

Buenos Aires, septiembre 2005 Sigue leyendo

COLOQUIO INTERDISCIPLINARIO EPISTEMOLOGÍAS DE LA RESISTENCIA

COLOQUIO INTERDISCIPLINARIO
EPISTEMOLOGÍAS DE LA RESISTENCIA

ESTUDIOS CULTURALES – ESTUDIOS SUBALTERNOS – POSCOLONIALIDAD – PENSAMIENTO DESCOLONIAL – ESTUDIOS DE GÉNERO – POSFEMINISMOS – ESTUDIOS QUEER

17, 18, 19 de junio de 2009

La Escuela de Literatura de la Facultad de Humanidades de la Universidad Nacional Federico Villarreal y el Grupo de Estudios Literarios Latinoamericanos “Antonio Candido” (GELLAC), llaman a través de esta convocatoria a la participación en el Coloquio Interdisciplinario: Epistemologías de la resistencia. Estudios Culturales – Estudios Subalternos – Poscolonialidad – Pensamiento Descolonial – Estudios de Género – Posfeminismos – Estudios Queer. Este evento tendrá lugar en Lima, Perú, los días 17, 18, 19 de junio de 2009.
En las últimas décadas, una serie de proyectos epistemológicos se han adueñado de los centros académicos metropolitanos y, casi en seguida, de los centros académicos periféricos. Estos proyectos tienen como común denominador el elaborar una crítica desde los márgenes hacia el centro, enfatizando en sus propuestas el aspecto político. Es así que nuestras agendas se han visto pobladas por categorías que cuestionan la hegemonía y legitimidad del pensamiento falogocéntrico, colonial, dominante. Sin embargo, cabe preguntarse cuál es la pertinencia o validez de dichos saberes en el esclarecimiento y solución de los problemas que enfrenta Latinoamérica y, además, se hace necesario interrogarse si es que no hemos asumido acríticamente el discurso de estos proyectos que denominamos epistemologías de la resistencia, ya sea por el afán de homogeneizar nuestra situación con la de otros lugares periféricos para los cuales se ha pensado estas teorías, ya sea, simplemente por la necesidad superficial de estar al día con aquello que se dictamina desde los centros académicos metropolitanos. Es por esto que invitamos a reflexionar, dialogar y debatir sobre el uso y abuso de dichos saberes y categorías en el contexto peruano y latinoamericano.

Temario

1. Las epistemologías de la resistencia en el pensamiento contemporáneo.
2. Balance, crítica y perspectiva de las epistemologías de la resistencia en el contexto peruano y latinoamericano.
3. Trascendencia de las epistemologías de la resistencia en las Ciencias Sociales y las Humanidades en el Perú y Latinoamérica.
4. Estudios Culturales.
5. Estudios Subalternos.
6. Poscolonialidad.
7. Pensamiento Descolonial.
8. Estudios de Género.
9. Posfeminismos
10. Teoría Queer.
11. Aplicaciones de las epistemologías de la resistencia en objetos culturales.

Presentación de los trabajos

Resúmenes

Las propuestas de ponencias deberán ser enviadas vía correo electrónico hasta el 15 de abril de 2009. Las propuestas incluirán el título, el resumen (máximo 250 palabras, formato Word) y el nombre y afiliación institucional del/la ponente.

Ponencias

Las ponencias deberán ser enviadas en archivo Word (para la publicación de las memorias) antes del 31 de mayo de 2009. La extensión de estas no deberá ser mayor de 9 cuartillas a doble espacio, lo que equivale a 2500 palabras y 20 minutos de lectura.

Comisión organizadora

Grupo de Estudios Literarios Latinoamericanos “Antonio Candido” (GELLAC)
Consultas y envíos de resúmenes y ponencias
Richard Leonardo Loayza rall31@hotmail.com
Grupo de Estudios Literarios Latinoamericanos “Antonio Candido” (GELLAC) gellac@gmail.com

Universidad Nacional Federico Villarreal
Escuela de Lingüística y Literatura
Av. Nicolás de Piérola N° 351. Lima. Perú.
Grupo de Estudios Literarios Latinoamericanos “Antonio Candido” (GELLAC)
Av. 6 de agosto 907 dpto. 313. Jesús María. Lima.

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