La jurisprudencia es Big Data. Una inmensa fuente de información que puede ser procesada por programas estadísticos. Un abogado litigante que maneje un banco jurisprudencial de datos podrá hacer análisis más acertados y tendrá una ventaja competitiva frente a los demás.
“¿Es probable que me anulen el laudo arbitral?”, pregunta el cliente con preocupación. Quizá fue a arbitraje —lo convencieron de ir a arbitraje— para evitar a las cortes judiciales; y sin embargo ahora es parte demandada en un proceso judicial de anulación de laudo. El diagnóstico legal, naturalmente, consiste en evaluar el caso concreto; ver si la posición del cliente es sólida o no.
Pero no debería detenerse ahí.
¿Quién es el juez ponente que resolverá la demanda? El dato no es trivial. Un abogado experimentado puede trabajar con una muestra de casos, muestra que proviene de su experiencia. Esto le permite dar un perfil —más o menos confiable— del juez que tiene al frente (ej. “es un juez conservador”).
El procesamiento de jurisprudencia como Big Data lleva el análisis al siguiente nivel. Un programa como SPSS Statistics permite evaluar un universo completo de información. De un banco de miles de sentencias —todas las sentencias de una materia—, el programa identifica los cientos de casos resueltos por un juez determinado, depura y filtra los casos similares al que uno está llevando, y luego diferencia entre demandas exitosas y demandas desestimadas.
El programa arroja sus resultados: el juez X, como ponente, ha estimado demandas de anulación de laudo sustentadas en la causal h] de anulación el 25% de sus casos. El programa también proporciona otro dato importante: el promedio general de anulación de todos los jueces es de 10% para dicha causal. X, en realidad, no es un juez conservador. Al contrario, es uno de los jueces más “peligrosos” para todo aquel que quiera defender la validez del laudo.
Dato mata relato. El programa entrega información objetiva. Esto no es una especulación, es pura y dura realidad. El cliente, por cierto, puede dar buen uso a esta información. La contraparte propone pagar lo ordenado por el laudo pero descontándole intereses y una penalidad. El cliente que inicialmente no hubiera aceptado, decide hacerlo.
Pero ese no es el único uso para una base de datos de jurisprudencia. Si el juez X va a ser ponente el caso, un programa estadístico puede identificar todas y cada una de las sentencias emitidas por X como ponente. La defensa legal del cliente podrá recurrir a lo que ese mismo juez dijo en casos anteriores. Persuadirlo utilizando su propia voz: sus sentencias previas. ¿A quién le gustaría ir contra su propia palabra? En el campo de las autoridades bibliográficas —más allá de su impacto real en el resultado del litigio—, para un juez no habrá autoridad legal más difícil de refutar que él mismo.
Y esto es solo un inicio, pues hay muchas herramientas propias del análisis estadístico que todavía no se han explorado y aplicado en el ámbito del litigio. Procesar Big Data permitirá agotar todos los medios posibles en la defensa del cliente.
Este panorama puede parecer lejano, pero ya está aquí. Pronto más y más abogados litigantes estarán familiarizados con programas estadísticos y procesamiento de bancos de datos. La tecnología avanza, y aunque un poco a destiempo y quizá de mala gana el litigio se verá arrastrado por ella.