Aftermath

Your thoughts devour my point of view

Tres horas discutiendo en el estacionamiento. Una cuestión puntual ha sacado a luz tensiones subyacentes, reclamos guardados, disculpas adeudadas. Ha sido difícil, hemos avanzado a trompicones, pero lo logramos. Estamos bien, siento que estamos bien.

Enciendo el auto, vamos a comer algo. Le digo que dentro de todo me alegra haber tenido esta conversación. Ella se toma unos segundos para contestar. Me dice que en realidad hubiera preferido no tener que pasar por esto. Volteo a verla, percibo el inicio de su mirada altiva.

Sé que debería responderle. Decir que no, que al contrario, que solo hablando salvaremos esto, lo que tenemos. Pero tengo miedo de arruinar el momento. Entonces ella con una sonrisa cambia de tema, y yo me limito a seguirla. Y sin darme cuenta ya la suerte está echada, porque su orgullo más mi incapacidad para conversar sobre lo que duele son una condena irremisible.

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