Junio de 2019. Acababa de renunciar al estudio de abogados y mi única ocupación pasó a ser jefe de prácticas de un par de cursos en la Católica. Recuerdo que estaba en EEGGLL ya a pocos minutos de empezar clase cuando recibí una llamada. Era una asociada del estudio, me pide que por favor la ayude con un caso que yo veía, que tiene que presentar varias cosas para ayer y que no le da la vida para meterse de lleno. Le digo que justo entro a clase y que podríamos hablar en un par de horitas. Su voz está llena de estrés pero me dice que ok que no hay problema y que gracias.
Cuelgo. Un alumno me saluda, tiene una consulta. Profe solo quiero saber si tendrá listas las notas para el lunes. Le digo que de todas maneras. Pienso en mi horario, me sobra la vida para corregir y poner esas notas. Pienso en esa otra vida, en la que tenía, y aunque no puedo decir si una es mejor que la otra, esta es definitivamente más tranquila.