Una notilla que escribí hace un tiempo sobre el libro del chinito filósofo que está dando la hora estos últimos años
Byung-Chul Han – La sociedad del cansancio
El sistema social nos está llevando a una autoexplotación sin límites que nos impide ser libres. La consolidación de las libertades civiles y la superación de la sociedad disciplinaria*, propias del siglo XXI, no han logrado una verdadera liberación del individuo.
Frente a la libertad positiva (libertad para), las estructuras sociales han generado nuevas y efectivas restricciones, que nos mantienen sometidos. Estas ya no responden a cadenas tangibles y externas (ej. dinámicas de represión, mandatos de cumplimiento), sino más bien a una consigna que asumimos y asimilamos como propiamente nuestra: “puedes hacer más, tienes que hacer más”.
Aparece aquí el sujeto de rendimiento (Leistungssubjekt). Este responde a la consigna social de producir lo máximo posible y decide conscientemente autoexplotarse, creyendo que de esa manera se está “realizando”, cuando solo se está encadenando. En realidad, el sujeto de rendimiento pasa de largo objetivos superiores —sean estos sociales o individuales— y se convierte en un ser que solo trabaja, que vive para trabajar.
El sujeto de rendimiento se dedica, entonces, a producir sin detenerse. Es hiperactivo. Ya no hay tiempo para la inspección contemplativa sobre lo que se está haciendo —preguntas esenciales como el por qué y el para qué desaparecen—; todo lo contrario, el tener una pausa, un momento sin hacer “nada”, genera angustia al sujeto de rendimiento porque piensa que podría estar produciendo más. El sujeto de rendimiento renuncia a la reflexión y se condena a sí mismo a la esclavitud.
Pero no solo la libertad se ve frustrada —frustración que, en cualquier caso, responde a una decisión individual—. La ausencia de una pausa para la reflexión y la sumisión a una enceguecedora consigna de ser lo más productivos posibles generan el agotamiento del ser. El sujeto de rendimiento se ve fatigado sin remedio. Una fatiga que no debe confundirse con el cansancio reparador de ciertas actividades (ej. el cansancio después de correr una maratón), sino que más bien se erige como un pasivo subyacente en la psique del individuo. Este cansancio produce hastío, produce depresión, produce surmenage.
Si la sociedad disciplinaria —paradigma de Foucault— producía locos, la sociedad actual —paradigma de Han— genera individuos extenuados, quemados.
*Ver, entre otros, Michel Foucault, Vigilar y castigar (Siglo XXI Editorial 2002).