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Del Titanic planetario al Arca de Noe

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Arca de Noe

El pensador Edgar Morin lo decía hace algunos años: “Estamos en un Titanic”. Nuestro planeta tierra se ha transformado en poco tiempo en un lujoso barco, con toda la tecnociencia deseable a disposición de los que pueden vivir en primera clase. Pero no tiene rumbo, ni brújula. Y desde lo alto de su orgullo y autosatisfacción, se dirige de frente hacia su propia desaparición.

La pregunta esencial el día de hoy, es de saber si Homo Sapiens, el bípedo sin plumas, es una especie sostenible o no. Nadie puede responder a esta pregunta, pero cualquiera puede entender 2 cosas sencillas:

1) Homo Sapiens es una especie en peligro de extinción, por su propia culpa.
2) Homo Sapiens es el único ser que puede contestar a la pregunta por su sostenibilidad, responsabilizándose por su propio futuro.

En efecto, sólo nosotros, los Homo Sapiens podemos decidir cambiarnos de nave, pasar del Titanic al Arca de Noe. Claro está que el Arca de Noe es un barco mucho menos lujoso: hecho de sencilla madera, todos tienen que hacer sitio para todos, sin privilegios, con necesidad de tolerar como vecinos a especies diferentes de la nuestra, con un mal olor persistente debido a la presencia de los animales a nuestro lado… estamos bien lejos de las 5 estrellas del Titanic, aunque nada nos dice que las condiciones de estadía en el Arca de Noe no estén mejor para los Homo Sapiens pobres que las de la tercera clase del Titanic, en los cuales tienen que amontonarse en este momento todos los que no se pueden pagar las Suites de primera clase!

En fin, el Arca de Noe es otro concepto, otra nave, otro viaje. Es el viaje de la sostenibilidad, todos juntos porque todos necesarios al mantenimiento de la vida, contra vientos y lluvias. Pero es también el viaje del sentido, porque si pudiéramos estar seguros de que la humanidad se va a acabar dentro de pocas décadas, desde ahora ya nadie tiene sentido para nosotros, ni que yo escriba estas líneas, ni que tú las leas. Porque, pensémoslo, todo lo que hacemos tiene sentido en cuanto se coloca en un horizonte futuro posible. Razón por la cual Kant decía que, al mismo tiempo que tenemos deberes morales, tenemos también el deber de esperanza, es decir el deber de tener fé en que el Bien le puede ganar a la maldad, la inteligencia a la estupidez, y la justicia a la impunidad. Porque sin esta fé en el futuro, todo perdería sentido, hasta el mismo cumplimiento del Deber moral.

Pero este Deber de Esperanza no es pasivo, no es una mera “espera” de que venga la salvación de algún Dios. Es la esperanza del militante que actua para realizar su sueño.

Ya los científicos han calculado que, si nos morimos todos en una guerra nuclear, peleando por beber el último vaso de agua potable, los seres encargados de reempezar la evolución de las especies hacia mayor complejidad e inteligencia serán los PULPOS que viven en el fondo de los océanos, porque son los seres ya los más complejos e inteligentes que hay y serán capaces de resistir a las radiaciones. Si esto es verdad, significa que es muy posible que nuestros nietos sean… pulpos!

Personalmente, no me agrada la idea. Quiero que mis nietos sean lindos bebitos, sanos y felices. También quiero a los pulpos, pero en mi plato, con una rica salsa al olivo como se sabe preparar en el Perú!

Mitakuye Oyasin! Sigue leyendo