Gaza, la ONU, analistas y “opinólogos”
Por Ariel Segal
Las circunstancias indican que, sobre el conflicto entre Israel y Hamas en Gaza, debemos prepararnos para lo peor, dado que las elecciones parlamentarias de Israel dan mayoría a las fuerzas más conservadoras – sin importar qué partidos integren el próximo gobierno – y el movimiento islamista cuyo objetivo explícito, en su carta fundacional, es la destrucción total de Israel, sigue teniendo el control de la pequeña franja palestina.
La guerra concluyó con un frágil cese al fuego; una comprensión de la mayoría de los gobiernos del mundo en que se debe detener la entrada de armas que vienen de Irán y organizaciones islamistas a través de túneles de Gaza a Egipto; una mayor brecha entre los palestinos de Hamas y el moderado Fatah en Cisjordania y un debate en la sociedad israelí de cómo combatir a guerrillas terroristas no solo con menos bajas de su ejército, sino evitando la muerte de tantos civiles que le sirven de “refugio” a estos grupos.
La guerra concluyó también con la ONU en una crisis de credibilidad luego de que su portavoz en Gaza, Maxwell Gaylord, tuviese que admitir que hubo una equivocación al culpar a Israel de bombardear una de sus escuelas (¡el momento del conflicto que causó más crítica mundial!), puesto que fue “un error de información entre agencias de la organización”, dijo.
Y también, sin que esto altere el debate legítimo sobre la responsabilidad de Israel y la de Hamas en la muerte de civiles, ahora sabemos gracias a John Holmes, de la Agencia para Refugiados de la ONU, la UNRWA, que durante y luego de la guerra, Hamas confiscó parte de los bienes de la ayuda humanitaria que se llevaban a Gaza, razón por la cual, se suspendió temporalmente su importación a la franja. Y sabemos, por reconocimiento de James Lindsay, que la UNRWA tampoco supo prevenir que miembros de Hamas no estuviesen entre sus empleados y aprovechasen para utilizar algunas de instalaciones con objetivos bélicos.
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