Hace unos años, una persona me sugirió que dejara más expedientes a la vista en mi despacho para que pareciera que tenía mucho trabajo. Esta creencia, que aún prevalece en algunas dependencias estatales, incluyendo los despachos judiciales, asocia la cantidad visible de documentos con productividad. En mi opinión, esta percepción es equivocada. Tener expedientes acumulados no refleja eficiencia, sino desorden y caos, lo que obstaculiza el acceso a una justicia pronta y efectiva.
Cuando asumí mi nueva oficina, encontré un ambiente poco propicio para la productividad: cables colgando, un espacio oscuro y desorganizado, expedientes amontonados, y paredes cubiertas de resoluciones administrativas obsoletas. Sabía que, para mejorar la labor de mi equipo y brindar un mejor servicio, el orden era clave.
Primero mejoramos el aspecto físico: pintamos, reorganizamos el cableado, quitamos cortinas y papeles antiguos, e incorporamos plantas para un ambiente más agradable. Luego, nos enfocamos en organizar los expedientes: archivamos los que ya no tenían impulso procesal, determinamos el abandono de algunos procesos y asignamos tareas claras a cada miembro del equipo.
Así descubrimos expedientes de amparo sin sentenciar por más de seis años, procesos sumarísimos sin resolver desde 2010, y escritos con dos años de retraso. Esta situación nos motivó a establecer estrategias claras para evitar la acumulación de trabajo, mejorar el análisis de los casos y prevenir sentencias contradictorias.
Otro aspecto clave de nuestra eficiencia es el cumplimiento estricto del horario laboral. En nuestro juzgado, no es necesario trabajar fuera de las horas establecidas para alcanzar nuestras metas. La organización y la planificación nos permiten ser productivos y eficientes dentro del horario regular, sin comprometer nuestro tiempo personal.
Gracias a este enfoque, nuestro Juzgado ha alcanzado el primer lugar a nivel nacional en el Ranking de Cumplimiento de Metas de Producción de los órganos jurisdiccionales permanentes correspondiente al año 2023, según la Resolución Administrativa N° 273-2024-CE-PJ.
Este logro demuestra que, con orden y compromiso, es posible alcanzar altos niveles de productividad y ofrecer una justicia ágil, sin sacrificar la calidad del trabajo ni la vida personal de los colaboradores.
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