Federico Fellini hizo un film sobre cine. En él, explicó, y a detalle, qué implicaba tomar una cámara y empezar a rodar. Dejó, pues, palabras clave: arriesgar, cuestionar, expiar. Arriesgar, en la medida en que te enfrentas a un público desconocido, a una vorágine de sensaciones inexploradas y a un mundo cambiante y sórdido que bien podría dejarte en el desconocimiento. Cuestionar, tanto a uno mismo como al resto, siempre con ojo crítico, con pluma afilada y todas las pulsiones inquietas, propias de la curiosidad natural. Expiar, en la medida en que sanamos al filmar, en que nos enfrentamos unos a otros, o a nosotros mismos; revelamos nuestros más íntimos secretos, catalizamos nuestras penurias mediante el cine.
8/12, entonces, con su protagonista, Guido Anselmi, definen a la perfección lo que busca esta página. Generar un espacio rico en crítica y reflexión, o, al menos, hacer el intento. Motivar el encuentro o reencuentro con ciertos filmes, filmes que, de alguna u otra manera, cambian la vida. Pero, principalmente, tiene que ver con lo personal: bosquejar apenas una excusa para hablar de cine; o, más bien, hablar de cualquier otra cosa entorno al cine; o, si se prefiere, hablar de uno mismo desde el cine. Todo vale aquí.
Anselmi, así, es personal. Ojo aquí, eso no implica que no pueda serlo para el resto. Bueno, bueno, eso ya depende de cada quien. Mientras tanto, queda simplemente dejarse llevar. Prender la cámara y dejar que la lente haga lo suyo. Verboides. Crear. Interpelar. Conciliar.