Inhóspito deseo – The Power of the Dog (2021)

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Inquietante, transgresor y apologético, el western posmoderno de Jane Campion explora la identidad sexual, social e individual en un contexto de posguerra, delineando un escenario solitario y melancólico, propio de una condena. Los amplios páramos del midwestern estadounidenses acogen a almas desdichadas buscando absolver sus pecados, cada una en eterno conflicto con la otra. Explorando el deseo, la codicia, la mentira, los secretos familiares y las sanciones públicas, el film delinea las tensiones sociales de EE.UU. en su conjunto, reflejadas vívidamente en un puñado de personajes sometidos a un espiral de violencia silenciosa y un temor permanente. Cínica, narrativamente densa y conceptualmente compleja, esta es una película demandante con la audiencia y, a priori, poco clara con sus intenciones. Aún así, consigue mantenerse emocionalmente reveladora y, gracias a una inesperada y cruda belleza, resulta casi siempre memorable.

La historia de Jane Campion funciona como las buenas novelas: se mantiene sutil y cuidadosa con los detalles, centrada en los conflictos del día a día, pero casi siempre relevantes. Cuatro personajes se ven enfrentados debido a extrañas circunstancias. Es el medio oeste luego de la guerra civil. George y Phil Burbank son dos hermanos con una jugosa herencia de tierras por trabajar. Ambos mantienen una fachada arquetípica de masculinidad. George es el proveedor: un hombre afable, preocupado por su familia y su negocio, paciente y comprensivo. Phil es, en pocas palabras, un macho: hosco, violento, impredecible, duro con su hermano y vaquero de primera. Junto a los Burbank, residen los Gordon, madre e hijo: Rose, mujer viuda, solitaria y melancólica, quien mantiene una pensión junto a Peter, su hijo adolescente, curioso, de buen corazón y amanerado. Desde el inicio, Phil parece detestar a Peter y Rose, emoción que aumenta cuando George, preso de amor, se casa con la señora Gordon.

 

Como parte del sello de Campion, el film no ofrece mayor pretensión narrativa que explorar el conflicto en la cotidianidad de sus personajes, en los espacios privados y públicos, en los momentos ceremoniosos y familiares. Phil parece ser una bomba de tiempo. No tiene escrúpulos en mostrar su odio por los Gordon. Cada uno reacciona a su manera. Peter, quizás inconsciente de la magnitud del conflicto, le ignora y todavía le tiene respeto. Rose abraza nuevamente su depresión, considerando a Phil un recordatorio de la culpa, que ni el amor de su marido, también dominado por Phil, puede desaparecer.

¿Por qué motivos Phil desprecia a Peter? La lectura evidente nos invita a pensar que, en su intento por reprimir sus propios deseos, Phil ve a Peter como un recordatorio permanente de su sexualidad y las sanciones que esta acarrea. Pero el rechazo de Phil va más allá: no solo se trata de que Peter sea afeminado, sino que puede serlo libremente y sin aparente consciencia de que lo sea. Ello, por supuesto, es totalmente opuesto a la vida que Phil parece haber llevado. Campion inteligentemente omite información esencial sobre su protagonista y lo que revela lo hace a cuentagotas. Sabemos de la fijación -posiblemente erótica, además- de Phil por Bronco Henry y de una carrera en Humanidades que al parecer le fue negada. ¿Será que Phil tuvo que abandonar sus sueños debido a algún episodio de odio? ¿Será que Bronco Henry nunca le dio una oportunidad para explorar sus deseos? El dolor que todavía lleva el personaje, una sensación de permanente rebeldía frente a la autoridad, define su odio a Peter y al sistema: cuando George le pide a Phil que se bañe para una cena, él renuncia a participar, solo para aparecer de improviso, sucio y violento con los huéspedes.

Aquí se evidencia el contraste. Parece que Peter no parece enfrentar ninguno de esos obstáculos. Tiene una madre que le quiere, una buena posición económica y todas las facilidades para ser doctor, su verdadero sueño. Parece trazar el camino que se le fue negado a Phil hace tanto tiempo. Uno podría pensar que la actitud complaciente de Phil frente a Peter parte exclusivamente de la necesidad -querer que Peter guarde el secreto-, pero ello no parece convincente. Por lo que sabemos, Peter bien podría amenazar a Peter para que mantenga el silencio. Parece que, una vez expuesto, Phil es capaz de aceptar el vínculo de confidencia e identificación que le une con Peter, como si encontrara en él alguien con quien mostrar -de a pocos, por supuesto- un lado distinto y muy genuino de sí mismo.

Lo que sucede entre Phil y Rose parece tener un origen totalmente distinto, uno que se basa en una cierta codicia reprimida y una mirada necesariamente patriarcal. Si ya entendemos la situación de desamparo de Phil, nunca aceptado ni por sí mismo, podemos comprender su peculiar suspicacia frente a Rose, quien, a diferencia de la posición confrontacional de Phil, parece haberse dejado ganar por la soledad y la autocompasión, y aun así parece tener todo lo que tiene Phil. El hecho de que sea mujer -objeto que Phil no puede desear- solo parece aumentar la ira del personaje, ira teñida de misoginia y represión, al enfrentarse a la nueva heredera de su fortuna y amor de su hermano. Por supuesto, la lastimera y nerviosa Rose dista mucho de ser la femme fatale que Phil quiere ver, pero eso no evita el rechazo, incluso cuando ella lo combate tan solo con silencio.

Campion vuelve a ser muy astuta para filmar la tensión entre ambos personajes. Igual que en The Piano (1993), la confrontación se filma a través de miradas, tonadas musicales, palabras subidas de tono, pequeñas frases dirigidas a terceros, acciones imprevistas. Se nos pone la piel de gallina cada que Phil y Rose aparecen juntos en cámara. Ambos han aceptado un lenguaje particular, ajeno al resto de sus interacciones, que determina su conflicto, azuzado por las atemorizantes partituras de Jonny Greenwood, precisas en su alcance.

Este es un film bello, en el que cada toma parece ser tratada con especial cuidado. Lejos de depender exclusivamente de amplios planos generales de los páramos cercanos, Campion filma la soledad en los interiores. Detalla, a través de una cámara movediza y tomas cortas, la vida, casi de prisionero, que se tiene en el rancho. El estilo del film, definitivamente influenciado por el gótico americano, no se aleja de las casas de techos puntiagudos, los interiores geométricos y de pocos detalles, los trajes blanco y negro, un estilo salido de los cuadros de Grant Wood y Andrew Wyeth, paradigmas de su época. Cada personaje asume su escenario y vestuario casi como un elemento físico. Rose utiliza colores brillantes mientras más cae en la bebida. George mantiene el traje bien lavado y rígido, propio de un mojigato; mientras que Phil mantiene el sombrero y el hollín en el rostro, propio de su rebeldía. Y, por supuesto, está Peter, quien, flaco, larguirucho y vestido de blanco y negro, parece un fantasma rodeando el rancho, lo que reafirma su posición como manzana de discordia entre Rose y Phil.

The Power of the Dog es una película contenida, difícil de seguir, pero que, con cada nuevo giro de Campion, reafirma su posición como un triunfo técnico, narrativo y hasta espiritual: a su modo, indaga en lo queer desde su faceta más perversa y contradictoria, comúnmente ignorada por la historia oficial. Como una flor marchita, ofrece un oxímoron de belleza perturbadora, como un alma que se mantiene permanentemente en conflicto.

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Acerca del autor

Anselmi

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