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Cuando enseñamos a nuestros hijos e hijas a identificar sus emociones, no sólo les mostramos cómo reconocerlas y nombrarlas, sino también cómo lidiar con ellas, sin que los abrumen cuando estas emociones no son placenteras.
Este acercamiento entre padres e hijos para hablar de emociones, además del aprendizaje en sí mismo, enriquece el vínculo; así como también fortalece la inteligencia emocional de nuestros chicos, muy necesaria en estos tiempos de reencuentros escolares y retorno paulatino “a lo de antes”.
¡Que siempre estemos bien!
Si tienes dudas acerca de esto o necesitas ayuda sobre lo que sea que altera tu tranquilidad, paz y bienestar, estamos para escucharte.
¿Hablamos?