Los cuentos de hadas y las historias del pasado nos han vendido un prototipo del esperado príncipe azúl. Nosé si necesariamente mi humilde percepción logre agrupar todas las características, que creo yo Cenicienta y La Bella Durmiente siempre me quisieron vender de su hombre ideal, pero algunas de las más visibles son:
-Delicadeza (sino pensemos en aquella escena en la que el principe recoje el zapatito de cristal, a que cualquiera de los de esta época fácil y lo pateaba)
-Discreción, el principe que se enamoró de Aurora lo hizo contemplandolá mientras ella bailaba.
-Lujos palaciegos, el transporte en carroza era la primera señal de ello.
-Gallardía, representada por el imponente (o no tanto?) caballo y la corte dispuesta a cumplir todos los deseos.
Muy bien,no tengo absolutamente nada en contra de Disney, es más adoro ver las pelas de las princesas con mi sobrina. Solamente que ahora, a esta edad (sñif, quiero ir en cuenta regresiva) he descubierto que tengo mi propio prototipo de principe, uno acorde a los tiempos tan competitivos que tenemos y a la modernidad que vuelva nuestras vidas cada vez más intensas. Mi nuevo príncipe es :
-Lleno de energía y optimismo
-Perseverante y luchador
-Con ambiciones y sueños que no involucran a “palacio”.
-Sincero y honesto
-Sencillo y ameno (cero lujos palaciegos)
-Tierno y amable
-Con la sonrisa más tierna de este planeta
Y es que a veces lo que llega a cautivarte de una persona es todo aquello que no pensaste que podías descubrir en ella, es aquello está en lo profundo de su alma…y que en algún momento sopresivo se muestra ante ti. Sin necesidad de grandes cosas, poses o detalles glamorosos… es simplemente el darte cuenta de que existe una persona como nunca imaginaste en este mundo… y ese es para mi el verdadero descubrimiento de un príncipe, alguien que se enfrenta sin temores a los retos del mundo, que lucha por lo que cree, ama y persigue… y que no siente temor de decir lo que siente su corazón.