Poder Judicial y el mensaje que deja
Quién no vio en el dos mil quince la agresión de Adriano Pozo Arias a Cindy Arltete Contreras en un hotel de Ayacucho, quién no vio la golpiza, la violencia y la bestialidad con que actuó con obvios fines, en el interior de un hotel, contra quien -en ese momento- decía querer, lo que hoy resulta irrelevante; después del juicio, la Corte Superior de Justicia de Ayacucho ha comunicado que el juzgado penal colegiado que preside María Pacheco Neyra e integrada por los jueces, Nazario Turpo Coapaza y Edgar Sauñe De La Cruz culminó; según el Poder Judicial, no se acreditó de manera fehaciente e indubitable los cargos atribuidos por la Representante del Ministerio Público, respectos a los delitos contra la Libertad Sexual en la modalidad de Violación Sexual y contra la Vida el Cuerpo y la Salud en la modalidad de Feminicio, ambos en grado de tentativa, dicen que solo se advirtió la concurrencia del delito contra la Vida el Cuerpo y la Salud en la modalidad de Lesiones Leves, que se acreditó con los certificados médicos legales, que señalaron que las lesiones sufridas por la agraviada no pusieron en riesgo su vida y que éstas fueron de 18 días de asistencia médica; por lo que, el colegiado en mérito a las facultades que le confiere la ley se desvinculó del delito, es por ello que se absolvió de los dos primeros delitos y condenó a Adriano Pozo Arias, por el delito contra la Vida el Cuerpo y la Salud en la modalidad de Lesiones Leves, a un año de pena privativa de libertad suspendida por el mismo lapso, además se impuso una multa a favor del Estado y 5 mil soles por concepto de reparación civil a favor de la agraviada, es sin duda, la mejor forma de decirle al varón o al violento en general: “golpea, que acá nada pasa, a lo más un mal rato, un pequeño juicio y una pequeña reparación civil”.
Según Avolio Alecchi y otros, en su publicación denominada “La mujer peruana, evolución y perspectivas para su desarrollo futuro, para la región Cusco, en materia de violencia, tenemos la data siguiente: “… un problema social de graves consecuencias para la salud, la economía y el desarrollo de los pueblos, además constituye un atentando contra los derechos humanos.” Los mismos, citan –además- dos tipos de violencia, verbal y física, dicen de la primera que: “el 39.5% de las mujeres entrevistadas manifestó que habían atravesado situaciones de violencia verbal a través de expresiones humillantes delante de otras personas. En mayor porcentaje, se presentó en mujeres de 40 a 44 años de edad (45.6%); en divorciadas, separadas o viudas (60.3%); en mujeres con nivel secundaria (43.1%); en mujeres con nivel superior (42.5%); en las residentes en el área urbana (46.8%); y en las que forman parte del cuarto quintil de riqueza (51.1%). Asimismo, el 21.4% de las mujeres entrevistadas declaró que fueron amenazadas por su esposo o compañero con abandono del hogar/quitar la patria potestad sobre los hijos o la disminución de la ayuda económica. Esto se presentó, en mayor proporción, en mujeres de 40 a 44 años de edad (30.8%); en divorciadas, separadas o viudas (45.4%), en mujeres con nivel secundaria (27.2%); en residentes en el área urbana (27.0%); y en las que se ubican en el quintil intermedio (30.4%) (INEI, 2009). Los autores dicen también, en cuanto a la violencia física, que: “el 50.1% de las mujeres manifestó haber sufrido violencia física por parte de su esposo o compañero, como empujones, golpes, patadas o amenazas con cuchillo, pistola u otra arma, y ser obligadas a tener relaciones sexuales sin consentimiento o aprobación. En mayor proporción, esto fue declarado por mujeres de 40 a 44 años de edad (57.3%); por divorciadas, separadas o viudas (68.4%); por mujeres con nivel secundaria (57.7%); por las residentes en el área urbana (52.0%); y por las ubicadas en el segundo quintil de riqueza (59.5%) (INEI, 2009).
Si revisan los porcentajes, verán que son realmente escandalosos y sorprendentes, sí, la violencia es un problema que no discrimina clase social, segmento socioeconómico, grupo etario, etc., es un problema público grande y significativo que genera inmensos perjuicios, pero, al que nadie le presta verdadera atención, está forjando mujeres disminuidas, mujeres sin autoestima, crímenes contra ellas, hijos infelices y círculos generacionales de mayor violencia, después nos preguntamos ¿Por qué tanta violencia y delincuencia en las calles? Simple, ello parte de casa, de los pequeños actos de violencia y arbitrariedad; tras el caso en comento solo queda el sinsabor para muchas mujeres en el país, de saber que pueden ser arrastradas de los cabellos, golpeadas e insultadas, sin que ello merezca mayor atención y sanción por parte del Estado, tal vez porque algunos gobernantes también sufren violencia en silencio y creen que su problema no es tal, que ello es normal y cotidiano, esperamos que no; por otro lado, lo que hagan los gobiernos locales y regionales al respecto, no lo sabemos, pero parece no notarse, después de todo, hay muchos que creen que uno se casa o empareja para tener una esclava sexual o un saco de arena.
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