Oportunidad de independencia para La Convención

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Hoy juramentan en el Congreso de la República, entre otros, Nelly Cuadros y Edgar Ochoa, ambos convencianos, la primera ayacuchana, pero –imagino- naturalizada de corazón, el segundo convenciano declarado y comprobado; hoy está en la agenda pública la idea de independencia y regionalización provinciana, al más puro estilo catalán, pero estos todavía no se han pronunciado categóricamente, de modo que tendremos que esperar a ver qué pasa.

Hoy –muchos- quieren su canon, sobrecanon y regalías derivadas del gas –que no es eterno-, hoy quieren lo suyo y nada para el resto de la región, algunos dicen que Cusco los mira por encima del hombro y se rasgan las vestiduras, en algunos casos atribuyen la idea independentista a la historia, a la tradición, al origen, etc., hoy sin duda podríamos saber quién es quién, pero todavía no hay nada claro; sin embargo, he buscado y no he leído ni encontrado hasta la fecha, documento, propuesta política o propuesta genérica que sustente tamaña ambición –en su acepción de deseo, para los que les hierve la sangre, sangre que (casualmente) no hierve frente a actos de corrupción-, no obstante ello, ahí está la idea y tiene tufillo político y muchos intereses detrás, eso que en política se llama la sombra tras el poder.

Los medios de comunicación han informado que solo en La Convención, cinco burgomaestres están en manos de la justicia, yo estoy seguro que muchos más lo estarán, porque este es un dato del 2014 que ni siquiera incluye a los funcionarios y servidores procesados, y menos a las -terceras- personas involucradas en casos de corrupción y lavado de activos que la Contraloría General de la República empezará a investigar, porque claro, hace cinco años no tenían nada y hoy viven a cuerpo de “reyezuelos”, hay que recordar a esas personas que la justicia tarda, pero llega; si no me creen revisen el caso Kouri en Lima, pasaron décadas pero hoy está en prisión.

Viajo tanto por la región y La Convención que he notado en los últimos ocho o diez años que La Convención se ha vuelto un mundo de oportunidades, pero no de oportunidades mínimas en niveles de gestión, inversión y emprendedurismo privado de verdad para lograr desarrollo sostenible, sino, todo lo contrario, gran parte de desocupados se han convertido en proveedores del Estado, sí, esa nueva raza y/o especie de traficantes que existen alrededor de la Municipalidad Provincial de La Convención y de las municipalidades distritales, todas millonarias, esos que venden desde clavos hasta equipos médicos, esos que arman expedientes de contratación, consultoría y ejecutan obras, esos que son agentes activos de actos de colusión y cohecho todos los días y a toda hora, esos que hoy tienen dos o tres camionetas o maquinaria pesada que alquilan -previo arreglo- a las comunas convencianas; esa nueva raza de emprendedores sin capital y sin ideas que viven de delinquir de la mano con alcaldes, gerentes municipales, gerentes de administración, gerentes de logística, cotizadores y demás; esos que creen que La Convención es más o menos esto: “Un puterío con piscinas, sol, cerveza y juerga, una suma de lugares de negocios en los que hay que ser amigo de…, en el que hay que participar en una campaña política para luego cobrar favores en calidad de proveedor, en el que hay que partir la torta del presupuesto público en desmedro de niños y pobres, sin que la gente de verdad importe un comino, un lugar en el que los proyectos productivos no avanzan ni son sostenibles porque se beneficia al amigo que es el que realmente importa”.

Esa concepción de provincia con idea de región destruye todo su potencial día a día, ha creado reyezuelos y unos pocos “ricos temporales”, porque sin cerebro, capacidad y buenas intenciones con los verdaderos convencianos que la sudan –perdón por el término- día a día, tarde o temprano lo perderán todo; esa gente que cree que la Convención es el río, las piscinas, Siete Tinajas, el pongo turístico y por ahí uno que otro lodge de la misma naturaleza, esos que no han probado las papas de la familia Huamán en Chalcha, Pucyura, Vilcabamba, esos que no han probado el plátano y los cítricos de la familia Rojas en Maranura, esos que no han probado el té de Huayopata a quienes, con Ankawa, llevamos una visita diplomática hace un tiempo, esos que no han visto ni ven niños caminar dos o tres horas para llegar a sus jardínes y escuelas en las ex cuatro cuencas de Vilcabamba, que hoy son distritos –legalmente- para que el “Estado llegue más y mejor”, cuencas y distritos en los que además existen restos de narcoterrorismo, esos que no han probado la rica comida de Alfamayo y San Luis (yo tengo mi casera de arroz turco con pollo al horno y caldo), a esos que no han visitado Huamanmarca y no saben el patrimonio cultural material con el que cuentan, porque ni siquiera han visto el Inti Raymi de Vilcabamba, a esos que no conocen el Bajo Urubamba, Pichari, Kimbiri y los riesgos que se corren ahí donde la vida no vale nada antes de cruzar hacia Ayacucho por Echarati, a esos que saben menos de su tierra, porque solo están lucrando sin vergüenza alguna, pero que luego le van a rezar y bailar al Señor de Torrechayoc, a esos –aunque- convencianos de nacimiento, tengo que decirles que no conocen su tierra, no saben que tienen una sierra productiva de la que alguna vez salió la mejor papa de la región y del sur, una ceja de selva que tuvo el mejor café, que hoy está en Puno, a esos que ni por asomo han visto a los pequeños empresarios -no proveedores- que están trabajando en Santa María para emprender negocios turísticos que conecten su pueblo con Santa Teresa y Machupicchu, a esos hay que decirles que la tierra y la gente valen más, que por cada billete de cien soles robado, muchos niños se quedan sin comida, sin educación, sin salud y sin oportunidades, lo mismo que sucede con indigentes y ancianos, mejor no hablemos de la carencia de infraestructura porque no se compara con los cientos de millones recibidos.

A esos que estúpidamente pretenden una regionalización, hay que comunicarles que la extracción de recursos no renovables es temporal, y que luego, a La Convención, solo le quedará la ventaja comparativa vinculada a su sierra y selva productiva, su potencial turístico y la capacidad de la gente (hoy niños) por la que no se está haciendo mucho, a los que han preferido emplear a medio mundo por favores políticos como práctica clientelista y convertir a la gente en su portátil en absoluto abandono de todo el potencial que tienen (esto incluye alcaldes), hay que decirles que antes de propugnar el separatismo, empiecen a querer y conocer su tierra para saber que el canon es bueno ahora y mientras dure, pero luego solo se podrá subsistir, o con mayor depredación de la selva o con desarrollo sostenible derivado de la diversificación productiva para la que deberían estar preparados de manera integrada con la región y demás provincias, porque Cusco y su gente son uno.

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