‘Quisiera ser millonario’, ¡extraordinaria!…
Por: Andrés Bermea
¿Por qué es tan buena? Porque parte acertadamente de donde toda cinta debe arrancar, de los personajes, y es ahí donde se finca el eje de esta película, de la detallada, espléndida construcción y desarrollo de sus personajes a quienes llegamos a conocer íntimamente; la historia que vemos en la pantalla es el resultado de cómo se desempeñan en la vida dichos personajes. ¿Qué tiene de bueno? Una historia muy humana maravillosamente contada, que va del humor a la crudeza más dolorosa; de la sorpresa al suspenso; del horror a la ilusión. El guión es impecable, toma varios años en la vida de Jamal Malik (Dev Patel), su hermano Salim y de una chica llamada Latika y a los que vemos en tres momentos diferentes de su vida. La ubicación es en Mumbai (antes Bombay) India; la historia inicia en los barrios más miserables y conflictivos de la ciudad, plagados de pobreza, crimen, analfabetismo, y en donde, más que vivir, se sobrevive por la ley del más fuerte, del más astuto, del más mentiroso.
Ya mayor, Jamal tiene un motivo personal que lo lleva a participar en la versión india del exitoso concurso de la televisión ¿Quién quiere ser millonario? (surgido originalmente en septiembre de 1998 en la televisión del Reino Unido y producido actualmente en 55 países). Ante el asombro y la incredulidad de todos, el joven está a punto de lograr lo que nadie, llevarse el premio de 20 millones de rupias (la unidad monetaria de la India), y ante lo insospechado, que ‘un perro callejero’ (ésa sería más o menos la traducción al ‘slumdog’ del título original) haya podido dar respuesta correcta a cada una de las preguntas y que lo puso en la antesala del premio mayor, todo eso sólo significa una cosa para el conductor del programa: Jamal tuvo que haber hecho trampa, por lo que es detenido por la Policía y torturado brutalmente para que explique cómo burló a la producción del programa. Pero si Jamal tuvo una respuesta a cada pregunta del concurso, la tiene también para los acusadores y explica cómo la más grande y antigua de las universidades, la de la vida, le dio los conocimientos que le permitieron responder hasta este momento.
Pero Quisiera ser millonario es muchísimo más que eso, y este pequeño espacio no me alcanza para hablar ni un poquito de todas las caras que presenta este diamante genuino. Pues si por una parte vemos cómo se va desenlazando la vida del joven concursante, vemos también paralelamente lo que sucede con su hermano y con Latika (Freida Pinto), su amiga de la infancia. 111 A pesar de que el guión salta continuamente en el tiempo y en los espacios, nunca nos perdemos en el contexto general. De la dirección de Danny Boyle (Millonarios, Exterminio, Trainspotting) basta decir una sola cosa: ¡Magistral! Es un experto malabarista que echa a volar todos los elementos, los pone en movimiento, en equilibrio y sin que ninguno caiga. Para más de uno la historia final puede resultar demasiado fantástica y es que se cometería un error al tomarla literalmente. De lo que se trata finalmente es de la aspiración de un hombre, del amor. Es triunfalista e inspiradora. Tiene lo que le faltó a Rudo y Cursi, pues mientras la nacional sigue viendo al mexicano como patético y perdedor, ésta abre la opción de triunfo aun para el más pobre ‘perro callejero’.
Fuente: http://www.milenio.com/node/171344