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Henry Pease: “Se debe continuar defensa de la autonomía de la Católica”

La República

pese a conflicto. Pease señaló que la universidad no ha dejado de crecer académicamente.
Pese a conflicto. Pease señaló que la universidad no ha dejado de crecer académicamente.
Sociólogo y Periodista. Ex presidente del Congreso de la República. Actual director de la Escuela de Gobierno y políticas públicas de la PUCP.

Ana Núñez.

El próximo 4 de julio, los delegados de los alumnos, profesores y decanos de la Universidad Católica decidirán quién tomará las riendas de esa casa de estudios: si Marcial Rubio permanece una gestión más o asume Eduardo Ísmodes. Henry Pease nos cuenta el trasfondo de esta elección y todo lo que se decidirá en ella.

¿Qué está en juego en la próxima asamblea de la Universidad Católica?

Está en juego la continuidad de un esfuerzo largo de este rectorado y los anteriores por afirmar la autonomía y la pluralidad en la Universidad Católica. Dado que el Papa ha nombrado una comisión de tres cardenales para negociar y buscar una solución de acuerdo con la universidad, es importante que estén presentes los que hicieron la negociación anterior. Lo que le puedo decir es que la universidad estaba ya en un proceso amplio de elecciones y el rector (Marcial Rubio) había anunciado que no continuaría…

¿Qué pasó?

Cuando esto ocurrió, todo el mundo le pidió que termine las negociaciones que había comenzado. Eso es lo que algunos quieren impedir y hablan de cambio en el momento en que la continuidad de la negociación es fundamental y la experiencia adquirida por los negociadores. Yo me pregunto si ese hablar de cambio no es querer ponerse de alguna manera del lado del arzobispo que ha causado todo este embrollo, que no lo causaron ninguno de sus antecesores y que no hubo ningún hecho nuevo que llevara a su intervención.

El enfrentamiento entre la Católica y el Arzobispado de Lima está marcando la agenda de la universidad…

Está marcando la agenda, pero la universidad no ha dejado de crecer académicamente. Nosotros hemos sido agredidos y hasta embestidos. Acuérdese lo que se hizo en el Tribunal Constitucional, una vergüenza. Frente a esa agresión, no contestamos con agresión. Mantenemos nuestro respeto por el arzobispo, quien en su tarea pastoral tiene el margen de juego que necesita, pero no tenemos por qué aceptar que se convierta en dueño de los bienes de la universidad o en administrador de su presupuesto o, simplemente, en gobernante de la universidad con sesgo.

¿Por qué es importante la permanencia de Marcial Rubio?

Porque no se puede cambiar a los negociadores a la mitad del proceso, porque tiene toda la experiencia y ha asumido con valentía esa defensa, a pesar de que aquí han utilizado una serie de medios de comunicación para agredirlo, a pesar de que nos han querido arrinconar. El rector ha mantenido en el lugar que le corresponde a la universidad y eso ha sido reconocido por el Vaticano, porque esa comisión cardenalicia es un cambio frente a lo que hicieron antes.

Usted ha escrito que el triunfo de la lista que propone el cambio busca someter a la universidad al arzobispado de Lima.

Yo veo ese peligro. Yo respeto todas las aspiraciones, pero me parece que éste no es un momento para dar rienda a las aspiraciones personales, sino de dar continuidad a la defensa de la autonomía de la universidad, que ha sido muy bien hecha por el rectorado actual.

El argumento de los opositores es que la universidad debe seguir siendo católica. ¿Con marcial Rubio no lo es?

Es católica. Marcial Rubio es un católico de toda la vida y yo digo en ese artículo que estaría negándome a mí mismo, a lo que ha sido mi vida, que ya casi llega a 70 años, y a mis 43 años de profesor de la universidad, si no quisiera que la universidad continúe siendo católica.

Escribió que “creen que ser católico es seguir al cardenal (Juan Luis) Cipriani en todos los temas”.

Bueno, yo no sigo al cardenal cuando habla de política, yo no sigo al cardenal cuando se mete en el ámbito de la universidad, pero si comienza a hablar en términos pastorales, como cualquier católico de Lima, lo sigo.

Finalmente, escribió que, con algunos pequeños ajustes, la universidad cumple con la normativa del Ex Corde Ecclesiae.

La Católica está cumpliendo prácticamente con todo ese documento que pertenece al Vaticano, pero lo que ha hecho el cardenal Cipriani es retirar a sus miembros, porque él quiere más, él quiere manejar los bienes, él quiere intervenir en la herencia de Riva Agüero, él quiere someter a la universidad, y eso va en contra de la razón de ser de la universidad.

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Elecciones PUCP: La trampa del cambio

Un colega, profesor como yo, a quien no tengo el gusto de conocer, me envió un correo que motiva este artículo. Pide mi voto con dos argumentos: que es necesario cambiar y que quiere que sigamos siendo Pontificia Universidad Católica del Perú.  La ambigüedad de la propuesta me obliga a escribir lo que pienso y a pedir reflexión a todos los que participaremos en estas elecciones votando donde nos corresponde.

La palabra cambio es ambigua si no se dice hacia dónde se va. Siempre cambian la sociedad y las instituciones pero proponer un cambio exige sustentar en qué consiste y aquí hay silencio.  Buscar el cambio puede ser simplemente reemplazar personas pero plantearlo no es inocente. Por eso la segunda afirmación explica el sentido de esta propuesta, que no es solo la de un profesor

Cuando pide que voten por él los que quieren que sigamos siendo PUCP, está afirmando que los demás y en particular la lista que encabeza el Rector Marcial Rubio no tiene ese objetivo. Eso es una falsedad.  Esta afirmación devela las intenciones de esta corriente que participa con todos los derechos en las elecciones, pero que es evidente que confunde Iglesia Católica con el Arzobispo Cipriani y que el cambio que propone pondría a la PUCP de rodillas ante sus intentos de someter a la Universidad, manejar sus bienes y sesgar su actividad académica y administrativa que por esencia universitaria son autónomas.  He estudiado íntegramente la Ex Corde Ecclesiae y es evidente que la interpretación del Arzobispo Cipriani no es la única y que la PUCP con pequeños ajustes cabe en su normativa.

La encrucijada de la PUCP está definida por lo que es y se va a resolver en diálogo con la comisión cardenalicia. Los que están planteando que cambie el rectorado quieren desarmar a la Universidad y revertir el proceso. No les puedo aceptar que se apropien de lo católico porque estaría negando todo lo hecho en mi vida que ya llega a los 70 años de los cuales 43 son como profesor de la PUCP.  Creo que están confundidos, creen que sólo se es católico siguiendo en todos los temas –no sólo en el campo pastoral que le es propio- al Cardenal Cipriani.

20140526-campus_pucp1.jpg Fuente de la foto

Muchos actores de hoy creen que la PUCP siempre ha sido como es hoy con la tolerancia y el pluralismo que hace posible la actividad académica. A ningún profesor ni alumno se le excluye por sus ideas y se discuten todas.  Se respetan las opciones y se busca crear una cultura democrática que es nuestro mejor aporte a la sociedad de hoy. Los católicos no tenemos privilegio alguno porque todos los universitarios somos iguales y obviamente reclamamos el mismo respeto que ofrecemos a los demás.  Estas características de la PUCP se han consolidado en esta generación, incluyendo este rectorado y varios anteriores. Estoy en la Universidad desde 1962 y he vivido los cambios, he conocido actitudes autoritarias y excluyentes que han ido desapareciendo. Por eso la PUCP es lo que es.

Negarle al Rector Rubio y a su equipo rectoral el mérito de haber conducido con firmeza la defensa de nuestra autonomía en los últimos años es infantil en unos casos y sesgado, en otros por una visión de Iglesia que está siendo superada por actos y gestos del Papa Francisco. Entre los primeros, veo a estudiantes que se creen de izquierda porque critican sin optar y le hacen el juego a las posiciones que están más distantes de ellos y que de ganar, les cerrarán espacios. Me recuerdan a sus antecesores en la década del 70 que cuando ganaron la FEPUC desmantelaron todo el esfuerzo que hicimos antes y que llevó, junto con el de profesores jóvenes de entonces, a proponer Estudios Generales, sistema escalonado de pensiones, formas democráticas de participación e iniciativa y hasta apertura de nuevas carreras. 

Peor es la crítica falaz que pretende –lo he escuchado en alumnos muy radicales- sostener que el rector Rubio no ha defendido la autonomía.  Ven la autonomía en abstracto y no comprenden que sólo se puede entender la PUCP en el seno de la Iglesia pero abierta a todos y que la autonomía no es incompatible con la participación de sus representantes que, además, ya está bien establecida en el Estatuto. Han dicho, sin prueba ni razón, que el rector ha hecho una maniobra para reelegirse después de haber anunciado que no participaría.  ¿Es que tenía poder para manipular al Papa? Hay ceguera en no entender y una costumbre que viene de la política de satanizar al adversario. Qué pena que haya jóvenes tan viejos.
               

Confío en que no se juntarán estos extremos y todos reconoceremos y apoyaremos la continuidad de lo hecho en forma valiente por este rectorado. El momento actual requiere de unidad, postergando particularismos y dejando para después las aspiraciones personales. El rector ha dado el ejemplo al declarar que renunciará cuando concluya  el diálogo con la comisión cardenalicia y se resuelva el conflicto abierto por el Arzobispado. Soy optimista y confío en que así será.

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