No podemos celebrar los 95 años de nuestra Universidad en medio de la ofensiva política más feroz que ha vivido entidad educativa alguna en este siglo y gran parte del anterior. No es sólo el Cardenal Cipriani y su séquito, es todo el mundo ultraconservador y más de algún seudo liberal, de esos que anteponen el autoritarismo al ejercicio de la libertad y se atreven a amenazarnos con reglas de una Iglesia que desconocen y de una religión que no practican.
Se ha desplazado el debate de los juicios por una herencia que no es ni mucho menos el mejor capital de la Universidad, a la pretensión de estos ultraconservadores de que obedezcamos a pie juntillas una regla que no existe en el documento papal sobre Universidades Católicas y amenazando hasta con la excomunión quienes ni creen ni la practican. Felizmente la ponderada intervención de El Vaticano deja a los extremos sin juego y el diálogo camina entre nuestro rectorado y la Jerarquía eclesiástica peruana, incluyendo al Cardenal Cipriani. Apuesto a que saldrá “humo blanco”, dentro de la ley y la autonomía universitaria.
Me cuesta olvidar que a nuestro querido Rector lo hicieron volar a Roma sin respetar su duelo, cuando pasaba el peor momento de su vida, antes de un mes de la muerte de su maravillosa hija Daniela. Lo vi en esa misa, al día siguiente de su regreso de Roma, sin una palabra de reproche. ¿Dónde estuvo la caridad cristiana?
Me cuesta decirlo, pero tras una larga vida fiel a mi Iglesia, me siento hace un par de años cuestionado en ella por el ejercicio de mi libertad como laico, como viejo profesor al cual ningún acontecimiento apartó de su Iglesia desde hace más de 60 años, ni de las aulas de la PUCP en los últimos 40 años. Escribí, al comenzar las demandas judiciales, que no podía entender que para mi obispo no valga mi aporte, ni la vida entera de mi hermano Franklin, ni la de tantos miles de profesores que hicimos, con los alumnos y los trabajadores, esta Universidad que es nuestro orgullo. ¿Sólo vale el capital?¿Se olvidaron de los textos de la doctrina social de la Iglesia, incluída la encíclica de Juan Pablo II sobre el trabajo humano?. Me ratifico en lo que por respeto practiqué en toda mi vida política: no suelo sustentar mis ideas en el cristianismo porque muchas veces la jerarquía se siente y actúa como propietaria privada de ellas y eso es el principio de una lógica autoritaria.
Los invito a leer el artículo del profesor Gonzalo Portocarrero en El Comercio. Gonzalo siempre es claro, brillante y radicalmente honesto. Sustenta razones con una claridad que no tengo, especialmente cuando me siento agraviado. Pero Jesús nos enseña a amar y a perdonar, no lo olvido, pero, ¡“Carajo”, cómo cuesta ¡.
lA iGLESIA JAMÁS DEJARÁ SU PODER AL PUEBLO, PARA CIERTAS COSAS SOMOS PARTE DE LA IGLESIA, PERO CUANDO SE TRATA DE LA ADMINISTRACIÓN MONETARIA, EL PUEBLO NO PERTENECE A LA IGLESIA…..QUE SOMOS ENTONCES???
Henry: me parece EXCELENTE tu articulo
Hilda
Dicen que Jesús al mirar la enormidad del patrimonio de la iglesia católica, comentó a Pedro…¡Y pensar que todo comenzó con un burrito…!.
Desafortunadamente personajes como el señor Cipriani, dejan mucho que pensar. Si eso es ser católico, me abstengo del ejercicio y me quedo en cristiano.
Leer (concentrarse, entender y comprender) cada letra, en cada oración (entiéndase como sinónimo de "idea") de este blog es demostrar el interés de ser un peruano comprometido. Aún recuerdo cuando aprendí con una de sus columnas, en el Diario El Comercio, que "Sin democracia no existen izquierdas".
Gracias, Profe.
Si para todos quienes conforman la PUCP, es esto tan penoso. Para alguien como usted debe serlo más aún, teniendo en cuenta su vida tan coherente con la fe católica que profesa. Mis respetos.
Ser cristiano o ser católico es tener a Jesús como norte y seguir su camino. Las iglesias cristianas intentan ayudarnos en esa dirección y la Iglesia Católoca tiene todavía las taras del largo tiempo en que fue Estado. La política es siembre consenso y coersión y eso nubla a veces a nuestra jerarquía oorque hay una herencia equivocada por autoritaria que la cultura actual no acepta. Me lo explicó el Cardenal Landázuri cuando lo increpé personalmente por el apoyo a la pena de
muerte que Juan Pablo II derribó. Quiero y respeto a mi iglesia pero no dejo de querer y respetar a quienes no comulguen con ella, sean cristianos o no.Hay temas en que no se debe polarizar
sino comprender
Saludos
HP
además todo un tema mediático y la intención de exacerbar los ánimos y la religiosidad de la comunidad Católica del país. Mi madre que es una católica practicante, por ejemplo nos pedía a mi hermana y a mí, que no tomáramos parte en el "desafío estudiantil", porque el Obispo es una autoridad.
Henry, te felicito, excelente artículo que suscribo en su integridad