El subsidio perfecto

El Comercio.

Eduardo Morón. Economista*

Aunque muchos ya habíamos señalado que el subsidio a los combustibles era como operar una apendicitis con serrucho y martillo, la semana pasada el MEF confirmó que el fondo no subsidia a quienes ellos tenían en mente. Por el contrario, el subsidio básicamente llegaba a las personas de estratos altos y medios. En palabras del MEF, a los más pobres les llegaba 5 de cada 100 soles que tenían la intención de llegar a ellos. En pocas palabras, es un desastre en términos de focalización y diseño de políticas. En estos tiempos está de moda mirar en los programas sociales esto que, en plan de gasfitero, se llaman filtraciones. Es decir, plata que llega a quienes no estaba destinada. Hemos visto entre los casos menos dramáticos cómo los abuelos comparten con los nietos el vaso de leche. Pero también hay casos en que la ayuda social termina vendiéndose en una bodega.


Reconozco que de gasfitería no sé nada, pero a muchos les encanta jugar a gasfiteros y prometen “arreglos a prueba de fallas” para las filtraciones. Discúlpenme pero tengo mis dudas. Recordemos que en cada una de esas soluciones perfectas hay una serie de incentivos que se dejan sueltos, que pueden terminar generando una situación muy distinta a la que uno supuso que pasaría. Déjenme poner un ejemplo a propósito del fondo de combustibles. Supongamos que quiero proteger a los más pobres por el efecto del precio elevado de los combustibles. Una opción es tener una lista de beneficiarios y entregar cheques cada mes o cada tres meses a esta lista y asunto arreglado. ¿Aparentemente todo bien? Claro que no. ¿Qué pasa si el subsidio por familia sale tan chico que administrativamente es más caro mandar el cheque que el propio valor del cheque? Nuestro gasfitero estrella dirá entonces que juntemos varios cheques para reducir costos de envío. OK. ¿Y cómo evitamos que la planilla de beneficiarios no esté plagada de infiltrados, si la ONP paga a jubilados que nunca trabajaron y hasta el programa Juntos tiene problemas en separar los que sí deberían recibir ayuda de los que no deberían estar? Además, ¿se imaginan el lío político de remover subsidios una vez que los has otorgado un par de años? Repitan conmigo: “No existe el subsidio perfecto”.

Alguien podría sugerir subsidiar solo el combustible para transporte de carga y pasajeros. ¿Acaso ellos son los únicos que utilizan ese tipo de combustibles? ¿Estamos buscando acaso crear mercados negros de reventa de combustibles? Por favor no. Por otro lado, no entiendo la necesidad de un subsidio a la industria o a la minería. Con esos recursos se debería poner en marcha agresivamente el bono de chatarreo para que las unidades de transporte utilicen combustibles más ecológicos. Más caro nos va a salir atender luego los múltiples problemas de salud derivados de no actuar con mayor decisión en el tema del transporte masivo de pasajeros.

El Gobierno ha ido, a mi juicio correctamente, retirando el subsidio a las gasolinas más caras porque esos consumidores deben no solo responder a los precios de mercado sino que no necesitan apoyo estatal. Y se debería seguir en esa línea. Básicamente de lo que se trata es de reducir el impacto en la cadena logística y en el tema de transporte de pasajeros en tanto es lo que más afecta a la población de menores recursos. Aprovechemos que el precio del petróleo está a la baja y seguramente terminará el año por debajo de cien dólares. Pronto no necesitaremos de este subsidio.

*Universidad del Pacífico

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