Dom, 22/02/2009 – 23:05
El presidente de EEUU, Barack Obama, convocó a una “cumbre fiscal” para el lunes próximo con la idea de reducir el abultado déficit y sanear las arcas del Estado mediante reformas y sacrificios en el gasto público.
Según la Casa Blanca, la cumbre de un día congregará bajo un mismo techo a aproximadamente 130 invitados, incluyendo a líderes demócratas y republicanos del Congreso, expertos académicos y económicos, empresarios y representantes de gremios y de la sociedad civil.
Aunque Obama no es el primer presidente en convocar semejante encuentro, la reunión se producirá en momentos en que la grave crisis económica de Estados Unidos es el prisma a través del que su Administración analiza casi todas las políticas públicas.
De hecho, ante la realidad fiscal del país, con un déficit que supera el billón de dólares, Obama ha reconocido en reiteradas veces que algunas de sus promesas electorales tendrán que esperar algún tiempo.
Tanto en la cumbre como en su discurso ante una sesión conjunta del Congreso el próximo martes, Obama “hará énfasis en las decisiones que se deben tomar para reducir el déficit y para encauzar al país por un sendero fiscal sostenible”, dijo Luis Miranda, un portavoz de la Casa Blanca.
Para algunos observadores, sin embargo, es un eufemismo hablar de “sacrificios” presupuestarios.
Durante la contienda electoral y tras ganar la Presidencia, Obama ha hablado sobre las “decisiones difíciles” que tomará su Gobierno respecto a las reformas de los programas de la Seguridad Social y de “Medicare” para los ancianos y jubilados.
Ambos programas afrontan graves presiones aritméticas que requieren respuestas urgentes mientras crece la población de “baby boomers”, la generación de estadounidenses nacidos en la posguerra, entre 1946 y 1964, y próxima a su jubilación.
De continuar la tendencia actual, la Seguridad Social se irá a la quiebra para el año 2041 y Medicare para el 2019.
Para Obama, la recuperación económica a largo plazo requerirá, sin duda, asumir otra tarea impostergable: un mayor control de los gastos fiscales.
El reto, según analistas, es determinar por dónde y cómo empezar.
El déficit dominará la cumbre, que abrirá con declaraciones del vicepresidente de EE.UU., Joe Biden, incluirá presentaciones, discusiones en grupos pequeños y una sesión plenaria, y será clausurada por Obama.
La Casa Blanca insiste en que la cumbre es apenas el “primer paso” para sentar las bases del saneamiento fiscal, pero se ha cuidado de elevar las expectativas sobre los resultados que pueda arrojar.
Es una tendencia que ha mostrado Obama durante su primer mes en el poder: generar una amplia discusión pública sobre los temas, mientras su equipo elabora los detalles de los planes entre bambalinas.
Grupos conservadores como la Institución Brookings aseguran que para cumplir la meta de responsabilidad fiscal tiene que haber un cambio de tesitura en el proceso político, que en la actualidad “desalienta el bipartidismo y alienta el obstruccionismo y la dilación”.
Cualquier acción decidida requerirá una dosis de “sacrificios”, según Brookings.
Pero los grupos progresistas temen que esos “sacrificios” incluyan recortes en programas sociales para los más vulnerables y concesiones a conservadores en materia fiscal.
Campaña por el Futuro de EE.UU., por ejemplo, pidió a sus activistas en su página de internet que no permitan que el debate del lunes próximo sea “rehén” de personas que “buscan explotar las preocupaciones por el déficit para desmantelar la red de seguridad social para los ancianos, los pobres y los enfermos”.
En ese sentido, Toby Chaudhuri, portavoz del grupo centro-izquierdista, dijo que a entidades como la suya les preocupa que Obama caiga en la “trampa” de los conservadores fiscales.
El recelo ha aumentado ante la propuesta del denominado grupo “Blue Dog”, de demócratas conservadores, de establecer comisiones que analicen fórmulas y presenten planes para reducir el déficit a largo plazo que posteriormente serían sometidos a un voto en el Congreso.
En todo caso, Obama afronta la disyuntiva de reactivar la economía sin agravar el déficit, pero haciéndolo de tal forma que dé tiempo a salir de cuidados intensivos. (Con información de EFE- Washington)
La República.