Armando Mendoza
Economista PUCP
Cuando en agosto pasado el entonces flamante ministro de Economía Valdivieso presentó su propuesta de “modulación del gasto público”, fue difícil no quedarse estupefacto: somos un país con enormes necesidades sociales insatisfechas, con graves carencias en infraestructura pública, inversión productiva, educación, salud, seguridad ciudadana, etc.; pero ahí estaba Valdivieso declarando con una tranquilidad escalofriante que para controlar la inflación había que “contener el gasto público” (es decir, recortar a lo bruto), retrasar inversiones y ajustarse el cinturón, todo en la mejor tradición del tecnócrata “Made in the FMI”. Como es natural, esa visión estrecha y sesgada del manejo fiscal –basada en cerrar el caño y ver qué pasa– fue fuertemente criticada, no solo por ser inviable política y socialmente, sino también por estar fuera de toque con la realidad económica.
Lo que ha pasado desde entonces es que la realidad se ha tomado su revancha y a Valdivieso su “modulación del gasto” le acaba de reventar en la cara, cortesía de la crisis financiera internacional. Así, el verdadero problema económico de cara al 2009 no es tanto la inflación, sino el cómo contrarrestar el impacto de la recesión mundial, que ya es inevitable. Por ello, resulta imperativo replantear el Proyecto de Presupuesto Público del próximo año, optimizando el gasto para compensar los efectos de la desaceleración económica global.
¿Qué hacer? Una primera tarea es sincerar cuanto antes las proyecciones macroeconómicas, pues han quedado desfasadas. Cuando el proyecto de Presupuesto fue presentado en agosto, el Ministerio de Economía y Finanzas asumía un crecimiento del PBI de nada menos que 7% para el 2009, pero desde entonces mucha agua ha corrido bajo el puente, y con las actuales y adversas condiciones ese nivel de crecimiento es inviable. Ya el FMI ha reajustado su proyección de crecimiento de la economía mundial para el 2009 de 3.9% a 3% y se prevé que Estados Unidos tendrá cero crecimiento, que Europa apenas crecerá 0.2% y Japón apenas 0.5%. ¿Y el Perú?
El MEF tiene que revisar lo antes posible sus estimaciones y emitir cifras actualizadas que sean creíbles. Necesitamos saber qué va a pasar con el producto, la recaudación tributaria, la balanza comercial, etc., y de la misma forma es necesario revisar integralmente y corregir el Proyecto de Presupuesto ya presentado, reformulando el gasto público de tal manera que se estimule el crecimiento, se promueva el desarrollo regional y la redistribución de riqueza, y se defienda la atención de las necesidades y prioridades sociales.
El proyecto oficial de Presupuesto Público 2009 nació con mala estrella y literalmente ha muerto en la cuna, pues proponer en las actuales circunstancias recortar o posponer ciegamente la inversión en infraestructura pública o el gasto en salud, educación y seguridad interna –tal como plantea la propuesta original– no solo es absurdo sino también irresponsable. Es hora de que el MEF sincere cifras y se emprenda la reformulación presupuestal en diálogo con las regiones y los ministerios sociales y productivos claves (Agro, Salud, Educación, Mindes, entre otros), definiendo conjuntamente prioridades de gasto y buscando consensos en lugar de imposiciones. Eso sería lo sensato e inteligente. Ojala así sea.
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La Republica.