Por Pablo Bustamante. Empresario
El análisis. El Perú está en uno de sus mejores momentos, crecemos alto, tenemos un crecimiento de buena calidad con aumento del empleo y reducción de la pobreza. Hoy como nunca tenemos una gran posibilidad de consolidar un desarrollo sólido hacia el bienestar general.
En el lado negativo de nuestra situación económica actual está la inflación internacional originada por el aumento de precios de los alimentos y los combustibles, así como la incertidumbre global por la crisis financiera americana y las fuerzas recesivas de los países del primer mundo.
Como es lógico, la inflación en el Perú ha subido por encima de las metas y si bien es menor a la de la gran mayoría de países, no deja de representar una preocupación importante.
Es así que hoy día el debate económico está centrado en bajar la inflación y se escucha todo tipo de afirmaciones como que la inflación ya es endógena, que se debe al alto crecimiento, que estamos creciendo mucho, que crecemos por encima de nuestro crecimiento potencial; y lamentablemente hemos iniciado un proceso de ataque a la inflación por todos los frentes posibles, sin coordinación, y hasta con conflictos entre los responsables.
Aparte de los efectos de mercado hacia la reducción de la demanda y los precios, por la menor demanda externa y por la propia inflación que erosiona la capacidad de consumo, el BCR aumenta la tasa de interés de referencia y sube los encajes, el MEF anuncia recortes de gasto e inversión y la SBS desincentiva el crédito. No nos vaya a dar pulmonía y cortemos nuestro extraordinario e indispensable proceso de crecimiento.
El precedente. Ya el 9 de octubre de 1998 metimos la pata hasta el fondo y nos clavamos una innecesaria recesión de 4 años que no solo destruyó el crecimiento, también malogró los resultados de la década de las reformas y la apertura económica, alentando la confusión sobre las relaciones de causa-efecto en política económica.
Efectivamente en esa innoble fecha, el ministro de Economía Baca Campodónico anunció en las instalaciones del BCR, que a partir de entonces, el banco central decidiría cada día si daría o no liquidez a los bancos. Los argumentos y protestas de los asistentes, entre los que me encontraba, fueron inútiles. A los bancos no les quedó otra cosa que cortar el crédito. Así, innecesariamente, teniendo reservas y acceso al crédito, en una crisis que resultó de relativamente menor magnitud y duración, el pánico y terquedad del ministro causaron una verdadera calamidad económica y social.
La invocación. ¡Cuidado, coordinen, consulten, y vuelvan a coordinar!
Ahora estamos aun mucho mejor que en 1998; tenemos muchas más reservas; nuestra deuda externa ha bajado a un nivel que nos asegura un amplio acceso al crédito; nuestro crecimiento es muy sano; no podemos dejar de invertir para aumentar nuestro crecimiento potencial; el cambio de precios internacionales es estructural y favorable al Perú; la sostenibilidad económica, si bien no es suficiente, sí es indispensable para la sostenibilidad política.
La coyuntura no es fácil, hay que cuidar la inflación, pero por favor, con mucho cuidado. Me parece que el país espera ver al BCR, al MEF, y a la SBS juntos, haciendo un planteamiento coherente, explicado y coordinado. Para sustos, los cuentos de las abuelas, está en juego mucho más que la inflación.
El Comercio.