¿Responsabilidad social de quién?

El Comercio.

Por Baltazar Caravedo. Economista

El concepto de responsabilidad social se ha confundido en nuestro país, y probablemente en otros lugares también, como equivalente a una acción filantrópica o a una “obra social”, o, inclusive, a una inversión social. Pero, lo cierto es que, en realidad, se refiere a una ética de las organizaciones, a su manera de conducirse y, por ello, a la manera como se las gerencia.

Ser socialmente responsable tiene que ver con la conciencia de los efectos que produce una organización, independientemente de su naturaleza jurídica (privada o pública) o de sus intereses o propósitos (con o sin fines de lucro); se refiere a los valores que guían o que están en el sustrato de las decisiones que se toman; está asociado a las estrategias y políticas que desarrolla para potenciar los impactos positivos que produce y disminuir o eliminar los impactos negativos que genera.

Esos efectos pueden tener que ver con sus accionistas, sus trabajadores o colaboradores, con la comunidad sobre la que se asienta la planta, con los clientes a los que les vende, con los proveedores de los que se abastece, con el deterioro del medio ambiente debido a su accionar, con los gobiernos en sus diferentes niveles. No significa regalar dinero a los más necesitados, construir locales, donar máquinas y equipos, etc. Estas acciones son, sin lugar a dudas, gestos caritativos y solidarios. Pero no necesariamente le confieren la cualidad de socialmente responsable a quien los realiza.

La visión cartesiana que separa y divide el desarrollo de la acción humana está cediendo paso a otra visión integradora, no solo en el campo de las ciencias sociales. Las nuevas teorías de la organización incorporan conceptos de cognición provenientes de la biología al considerar la organización misma como un ser vivo y no solo como una máquina; en la física la imposibilidad de integrar la teoría de la relatividad y la teoría cuántica pareciera que se puede dar a partir de la teoría de las cuerdas; el psicoanálisis encuentra en las neurociencias un nuevo aliado.

Hoy no es posible comprender el bienestar de la sociedad exclusivamente por razones económicas. Ni tampoco es posible entender la dinámica económica sin incorporar elementos sociales y medioambientales. Hoy se hace necesario integrar lo social, lo ambiental y lo económico. Las organizaciones son el espacio de esa integración. Lo que está en juego es la sostenibilidad de la vida. Para enfrentar ese desafío hay que redefinir la manera como se relacionan las organizaciones con el entorno, incorporando aspectos que antes se desconocían.

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Comentarios

  1. jordi.jauma escribió:

    .
    -Excelente exposición. Todo ello tb está relacionado con algo que remarcan siempre los budistas:
    La interdependencia de todas las cosas. Todos y todo somos interdependientes, como en un organismo, como en un bosque o una galaxia.
    Gracias

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