14/07/08: El 2011: llave maestra o campo minado

El Comercio, 14 de julio del 2008.

Por: Juan Paredes Castro |

Desde que tuve uso de razón solo conocí la espera colectiva de una fecha en el calendario, cargada de cierta ansiedad, cuando se trató del paso de algún cometa famoso o cuando Neil Armstrong pondría los pies en la Luna.

La espera colectiva del tiempo electoral del 2011 posiblemente no se parezca a ninguna otra que les haya tocado vivir al Perú y a los peruanos. Estamos todavía a tres años de entonces. Pero hay energías buenas y malas volcadas en esa dirección de futuro, arremolinándose alrededor de la suerte del país, bajo un viento mezclado de confianza y de miedo.

Así como durante décadas interminables no sabíamos cuándo una irrupción militar terminaría con la precaria democracia de turno, ahora tampoco sabemos qué sorpresa embrujada puede brotar de la propia democracia, guiada y sostenida por un sistema político tan desarticulado como impredecible, que bien podría permitirnos voltear sin asomo de precipicio la esquina del 2011 o retroceder otros veinte años como retrocedimos con la “revolución” velasquista.

No es que quiera satanizar el sistema político e institucional que nos ha permitido sobrevivir democráticamente hasta ahora. Ocurre que cuando el presidente del Tribunal Constitucional renuncia al cargo sin ninguna explicación o cuando el Congreso de la República decepciona a sus votantes de la manera desvergonzada como lo hace o cuando apenas se intenta llenar con la presencia presidencial el profundo vacío de Estado de cada día, no podemos quedarnos contemplando con frialdad e indiferencia cómo nos deslizamos por la pendiente.

Hay sin duda quienes, con la mejor intención del mundo, quieren convertir el 2011 en la llave maestra de nuestro mayor salto a las grandes escalas de desarrollo de este lado del mundo. En buena hora que así sea. Pero ellos mismos no están haciendo todo lo que tendrían que hacer.

De otro lado, quienes buscan convertir el 2011 en un campo minado pueden conseguir en un solo día de elecciones generales acabar con más de dos décadas de relativa estabilidad política y económica. Así tendríamos que retornar a algunas arcaicas bases constitucionales, a un modelo económico estatista y populista, a una relación cívico-militar perniciosa como la fujimontesinista y a un secuestro político de los pobres y desposeídos para convertirlos en la carne de cañón de la demagogia gubernamental, como hoy lo hacen Hugo Chávez en Venezuela y Evo Morales en Bolivia.

El 2011 no ha dejado de ser, por supuesto, la puerta de oro de entrada a la prosperidad eternamente negada al Perú. Ojalá que el presidente Alan García quiera ser el primero en contribuir a hacer de ella una oportunidad histórica por primera vez no perdida.

Ahí está la disyuntiva en lontananza, esperanzadora y amenazadora al mismo tiempo.