Esta es una vista del mar desde Pachacutec. No empleo filtro,... on Twitpic

Casablanca

Renault.- ¿Y qué demonios le trajo a Casablanca?
Rick.- Mi salud. Vine a Casablanca para tomar las aguas
Renou.- Qué aguas, qué aguas, ¿las del desierto?
Rick.- Bueno… me informaron mal.

De por qué vine al Zapallal y después me enterré en Pachacutec, no lo puedo explicar objetivamente. Si bien viene al Zapallal por agua, por amor, por ganas, me quedé por terca, por desamor, por falta de ganas. A Pachacutec llegué por fisgona y me encantó. Vi el paisaje, la energía, el brillo en los ojos, el sol y el mar al atardecer y me enamoró. Dejé muchas cosas, incluso personales y académicas, pero valía la pena ver cada atardecer el sol, ocultándose en el mar cubierto de plata, hasta oscurecer todo, todo. Y con la misma energía volvía cada día, con nuevas energías, nuevos ideales en la cabeza, pero el periodo terminó. Casi dos anos me tomó mi locura, como el amor, como ese revolotear de mariposas en la panza, como ese beso que embriaga… dos anos de mi vida se quedaron allí. Regresaré, sí, a mirar el paisaje, pero como quien regresa a tomar un café con un amante que se quedó en el camino, para recordar viejos tiempos, para tomar un trago y decir “adiós”.
En este verano embustero, me recluyo en mi estepa, me recluyo en mi computadora y en ese mundo virtual yo devengo en avatar, me recluyo en mis libros, pero sobre todo me cobijo en mi hijo.
¿No lo ven?, me estoy despidiendo “Adiós, UCCA, adiós”.

Otro bello paisaje. on Twitpic

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