Lo siento, amigos, mi cocina estaba sucia.

Este post está dirigido a quejarme. Me quejo del calor, y eso no lo puedo evitar; me quejo de los insectos y tampoco los puedo evitar, sobre todo si vivo en una zona rural. Pero de lo que sí puedo quejarme y sí puedo esperar una solución es de lo siguiente:

1. No es posible que a los profesores del Estado peruano, el Estado -como empleador- les pague a destiempo. Es un derecho que tienen como trabajadores, que se les reconozca por la labor prestada. Sin embargo, no es aceptable que en algunos colegios del Estado, algunos profesores, digamos mal pagados por el Estado, obliguen a comprar a los padres de familia unos cuadernillos fotocopiados de un material especial para los cursos de RV y RM, dizque recopilado especialmente para tal fin. Y que no se diga que no se obliga a los chicos a tener que adquirir este material, pues si no lo tienen se les hace la ley del hielo, desde mirarlos de reojo hasta marginarlos a la hora de la clase. Y cuando casi todos tienen sus cuadernillos y esos pocos no tienen el “dichoso material”, qué les queda si no mirar en su imaginación o dormir. Tampoco es posible que en algunos colegios del Estado se pida en la lista de útiles marcadores para la pizarra, pero… en el colegio que conozco directamente se piden en número de 3, y si contabilizamos que son 35 chicos por aula, al multiplicar este valor por 3 nos da 105 marcadores que, lamentablemente, no se utilizan en el momento de la clase pues los profesores prefieren usar unos ya gastados; y los que tienen la mala suerte de sentarse atrás no ven nada ¿A dónde van a parar esos marcadores que los padres con mucho sacrificio compran para que sus hijos tengan algunas necesidades satisfechas? Tampoco es justo, y es de una negligencia supina, que en algunos colegios del Estado se distribuya pan y leche, pero ya con vencimiento. Es el rico papapán, pan que algunas veces sabe agrio, que otras veces tiene manchitas verdes y que, felizmente, los chicos tiran por ahí para jugar a la pelota. El hambre los apremia, pero no tanto como para comerse un pan fungoso. Solo cuando haya un caso de intoxicación masiva, recién se tomarán cartas en el asunto, antes “No pasa nada”; y otra raya más para esta cebra loca, no es posible que algunos profesores del Estado pidan, o exijan, 3 soles mensuales dizque para fotocopias. ¿Los libros que distribuye el Estado? Esos se guardan y no se tocan pues hay que devolverlos intactos a fin de año. Son prestados.

2. No es posible que a los policías no se les pague o se les pague una miseria, considerando la labor que deben brindar a la ciudadanía, y que tengan que descuidar su trabajo pues tienen cuidar bancos o empresas privadas para ganarse un extra porque “no alcanza el sueldo para mantener a la familia”; pero, sin embargo, no es posible que con esa excusa de necesidad el soborno, la cutra, la bolsita se haya hecho una institución y que “vale hacerse de la vista gorda pues ese ya se matriculó”.

3. No es posible que el Estado dispare a matar a ciudadanos porque protestan por sus derechos, cuando todos los frentes están cerrados y cuando la mesa de negociación ya se pateó; no es posible que se dispare a matar cuando un grupo de trabajadores bloquea una carretera.Pero tampoco es posible perjudicar al resto de la población que tuvo la mala idea de pasar por ahí y que se vio involucrada en el asunto cuando creía que no tenía porque estarlo.

Ahora bien:

I. Para 1 y 2 tengo nombres: El colegio Leoncio Prado del Zapallal y el “Negro” (así lo llaman los de las combis) que se aposta en los NO paraderos de Huamantanga, Puente Piedra, “Pero si ya se matriculó pase nomás a recoger a sus pasajeros que yo ya tengo la mía”.
Para 3, son los últimos hechos sociales ocurridos en el sur y hace poco los ocurridos en el norte. Y si alguien cree que no tiene por qué estar involucrado, que no lo vea así pues como seres sociales que somos todo lo social nos incumbe, así no nos parezca.

II. Este post está retaceado, no quiso salir; quizá porque, en el fondo, para escribirlo, usé mucha ira contenida. Me gusta mirar al techo y escribir mis recuerdos, pero este post no fue así hecho. Miré alrededor, miré mi día a día y exploté.

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