Crónica de una huelga anunciada

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Saludos mis queridisimos lectores, una vez más disculpo por haber estado tan alejada de la blogósfera estos últimos meses, es algo extraño pero mientras más concentrada este en los temas laborales menos inspiración me queda para ustedes =(. Que terrible no?, bueno pero debo comunicarles que muy probablemente las cosas cambiarán dentro de poco, es momento de hacer una pausa para tomar un poco más de fuerzas y seguir adelante.

Pues bien, hoy les quiero comentar mi experiencia acerca de los últimos acontecimientos “transportistas” registrados en esta nuestra Lima. Digamos que muy informada no estaba yo de este cambio que nuestra querida Susana “dizque” venía planificando;  me enteré así de golpe el jueves mientras me cambiaba ( tarde por cierto) para ir a la oficina, que como respuesta a la propuesta de nuestra alcaldesa los transportistas  habían organizado un paro, por lo que muchisimos de los transeuntes se vieron perjudicados ya que no tenían como llegar a su centro de trabajo, y bueno todo lo demas. Ilusa yo al creer que por tener carro la cosas se me vendrían fáciles ( lo digo por que lo primero que se vino a mi mente cuando escuche la palabra “paro”, fue “bien, las calles estarán vacías) ya que no tenía idea del  tortuoso trayecto que me esperaba.

Salí de mi casa y encontre el tráfico que regularmente tiene mi ruta hacía el trabajo a esa hora, luego fuí llegando a la avenida principal en la que está mi oficina: Faucett. Cuando entré a esta avenida por mi ruta regular grande fue mi sorpresa al  ver a todas las combis, custers y  buses que habían “parado” desplazándose por toda la avenida, evidentemente sin un sólo pasajero sino que lo hacían de este modo para protestar. Así es señores su protesta fue bloquear prácticamente toda la avenida para que ningún vehículos pueda llegar a su destino, el embotellamiento fué el más terrible que he visto en mi vida pase cerca de 2 horas y media en menos de 5 cuadras, rodeada de cientos de transportistas  que, creo yo, por primera vez en su vida hacian su ruta ellos solitos en su vehículo.

Los minutos pasaban, y yo comenzaba a asustarme, ya que todos los vehículos particulares hicieron mil y un maniobras para dejar la avenida, yo en cambio confiaba en que avanzaríamos, y bueno también esta el hecho de que mi expertice en el retroceso y subirme a veredas es algo que aún está en proceso de mejora. Bueno pues, así entre esperar y mirar con cautela mi entorno, un detalle dentro de mi carro llamo mi atención: la luz de mi panel se había encendido, me estaba quedando sin gasolina¡¡¡.

En un primer momento me dije, que voy hacer¡¡¡, aquí en medio de este mar de buses, no hay forma de que llegue una grúa o algo que me saque. Pero después pense “son tantos carros, lo que mas deben tener es combustible”. Así que cuidadosamente inicie una búsqueda de rostos confiables entre aquellos que se encontraban cerca de mí , y gracias a Diosito y mis angelitos, ubique a lo que creo yo era una pareja de esposos, piloto y copilota en una custer. Baje mi ventana y con voz medio temerosa pregunte “Seño, un favor se me está acabando el combustible, usted no tiene para que me venda un poquito”. A lo que la señora contesto : “No tengo, pero por aquí hay un grifo, cierra tu carro y anda a comprar, yo te presto la galonera”… en ese momento el solo hecho de pensar en dejar mi carro soló en medio de ese mar de buses hacía que se me escarapele el cuerpo ¡De ninguna manera dejaría a mi Carrito solo, expuesto a todo¡¡¡.

Entonces continué: “No seño, la verdad prefiero quedarme en mi carro, más bien no habrá por allí alguien que pueda ir a comprar, un cobrador o un ayudante”, a lo que ella contesto : “Toma te voy dando mi galonera, vamos a ver si encontramos a un cobrador conocido y de confianza, le das su propina”.

Recibí la galonera medio temblorosa, no podía dejar de imaginarme que tipo de destino me esperaba si mi carro se plantaba, y porsupuesto en mi cabeza solo me repetía :”Porqué no fuí al grifo anoche?”. Es entonces que en medio de todo este desasociego misteriosamento comenzamos a movernos, no mucho claro a un paso de tortuga, yo recordaba que no muy lejos de donde estaba había una salida a otra avenida (debía huir de ahí, era mi única salida), pero no la encontraba , hasta que derrepente una voz combieril me grito : “Flaca, sal por aca, esto no va avanzar y ahorita van a comenzar a tirar piedras derrepente”, por primera vez en mi vida que me digan “flaca” sonó tan bien, porque era el incio de mi esperanza¡¡¡. (jajajajaj)

Salí por el punto indicado y para mi bendición encontre la avenida que buscaba (Colonial) y sí mis lectores también, un grifo¡¡¡. Esta vez la suerte estaba de mi lado. Ya en el grifo luego de pagar y respirar por mi libertad, pense pacientemente en que no había forma de que llegue ese día a la oficina era arriesgar demasiado solo por un día de jornada laboral, así que tempranamente me enrumbé de regreso a casa ( y claro mi alma también volvió a mi cuerpo).

Siempre he sido partidaria de escuchar la voz de todos, considero muy importante el que tengamos un derecho de respuesta, de reclamo, de queja, porque muchas veces esa es la única alternativa para comenzar  mejorar las cosas. Pero todo esto se termina cuando comienzas a perturbar la tranquilidad de los demás, cuando con tu protesta poner en riesgo la integridad de otros. La gestión de nuestras autoridades siempre será deficiente, el origen de ello es que nos equivocamos (siempre) en elegir, si queremos que las cosas cambien empecemos por nosotros mismos, por aprender (por lo menos) a tomar las decisiones correctas en nuestras vidas.

Finalmente quiero agradecer a la señora de la custer, tengo su galonera y espero algún día poder devolversela.

 

Felices Fiestas Patrias¡¡¡

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