Capítulo VIII en Yachay sapa wiraqucha dun Qvixote Manchamantan de Miguel de Cervantes Saavedra, 2005, Empresa Editora El Comercio S.A.
CHISQAN KUTANA
WASIKUNAWANMI
TUKUY YALLIPAH
WIRAQUCHA DUN QUIJOTEQA
MAQANAYUKUN
Chaymantapis atún ruwaykunatayá yalliparun allin
Kamarikuypi lluy runakunah yuyarinanpah
CAPÍTULO VIII
Encomendándose de todo corazón a su señora Dulcinea, arremetió a todo el galope de Rocinante y embistió con el primero molino que estaba delante; y, dándole una lanzada en el aspa, la volvió el viento con tanta furia que hizo la lanza pedazos, llevándose tras sí al caballo y al caballero, que fue rodando muy maltrecho por el tiempo.
La aventura más famosa de don Quijote tiene un trasfondo simbólico importante: al atacar los molinos, que eran construcciones relativamente novedosas en la España del siglo XVII, don Quijote arremete simbólicamente contra los grandes edificios que existían por entonces: las iglesias, los castillos de los nobles y los palacios de los reyes, es decir, las tres fuerzas que oprimían a los grupos más pobres y desvalidos. En la interpretación sarhuina, los molinos están construidos sobre bases de piedra.
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