El problema es el elemento que nos presente el qué se va a investigar. Para Hernández Sampieri, “plantear el problema no es sino afinar y estructurar más formalmente la idea de investigación”. Es fundamental tener en claro el problema de la investigación. Problema bien planteado, es problema casi resuelto, se suele decir. Desde nuestra óptica, el problema consiste en el conjunto de los no sé, y que se espera convertir en lo que sé. El modo más adecuado de expresarlo es a través de preguntas. Lo más indicado es abrir la cadena de interrogantes, con aquél que sea el más general y abarcativo del tema escogido. Luego, seguir con las preguntas más específicas. A la hora de determinar los objetivos de la investigación, se advertirá por qué este orden, de lo general a lo específico es el más aconsejable.
El tipo de interrogante que se formule será determinante, a la vez, del diseño o tipo de investigación que se deberá realizar. Si las preguntas engloban a dos o más variables, en supuesta relación de causalidad, la investigación deberá buscar ser de índole explicativo causal. Si la o las preguntas refieren a una única variable, o a dos o más, pero que sólo se las vincula en una relación de concomitancia en el tiempo, sin presunción de causalidades y consecuencias, ya se está marcando y abriendo el camino hacia otro tipo de investigación, ya sea meramente descriptiva, o tal vez de simples correlaciones no causales.