Espíritu Hipócrita
Esta vez en lo que me voy a centrar es lo doble cara que podemos ser en estas fechas y en lo equivocado que puede ser el mensaje de amor y paz de la Navidad.
Debemos ser claros de que una persona que golpea a su mujer todo el año, que es un alcohólico, un drogadicto, un ladrón no cambia mágicamente en Diciembre, la gente no cambia en Diciembre, sigue siendo la misma, solo que es bombardeada con un sin número de mensajes positivos que invitan a la paz y a la reflexión, pasa el 25 de Diciembre y el primer fin de semana se vuelve a perder en el alcohol a pesar de que aquel 25 le prometió a su familia que no volvería a tomar y se aguanto toda la noche para no tocar la copa de espumante que estaba servida.
No nos engañemos, el 25 de Diciembre es un día más del calendario, no tiene un efecto “sanador de almas” como muchos quieren hacernos creer, como la iglesia quiere hacernos creer. Quien está cerca de Dios (de cualquier Dios, el católico, el budista, el krishna) está cerca de El todo el año y se comportan de acuerdo a su fe todos los días; el que no, solo sufre de la hipocresía contagiosa que inunda el mundo en Diciembre.
Siempre he dicho que uno debe ser consecuente con uno mismo, no dejarse llevar ni por el que dirán, ni por una presión de grupo y creo que el espíritu navideño no es más que una presión de grupo, de un enorme grupo formado por un inmenso número de personas, que es probable, que en su mayoría sientan esta fecha de forma especial; mi aplauso para estas personas pero mi rechazo a todas aquellas que se dejan influenciar y que se vuelven unos angelitos el 25 y regresan a su miserable existencia el resto del año.
Ahora bien, no sé si es un tema generalizado pero a veces el tema del regalo se vuelve un asunto muy importante, seamos claros que a los niños si hay que engreírlos, pero no puedes reemplazar un abrazo y un perdóname con un paquete grande o un regalo caro, y creo que es esto lo que ha tergiversado esta fecha, el erróneo concepto de “mientras más caro es el regalo que te doy más te quiero o mas grande es mi arrepentimiento por las perradas que te hice”.
Hay otra cosa que no me gusta en esta parte del año, y es la impertinente manía de muchas personas de arrastrarte a la Navidad. Porque tengo que aguantar las decoraciones navideñas en la oficina o en mi edificio (el nacimiento esta feo y hay un pastor que parece salido de piso 14 con una oveja muerta al hombro, de pesimo gusto), felizmente en mi casa las decoraciones las elegimos entre mi esposa y yo y al parecer tenemos los mismos gustos, pero si hay cosas que no te gustan pues es bastante molesto toparte con ellas 4 semanas seguidas. El intercambio de regalos en la oficina es otra cosa que no me gusta y menos ser catalogado de Grinch por no participar (aunque ya asumí mi bien ganado nombre de Grinch y en cierta forma me divierte), es muy feo que se tengan que poner límites a los regalos y menos me agrada tener que regalarle algo a alguien que quizás ni me cae bien u obligar a alguien a que me regale a mi si de repente ni nos hablamos, ¿no les parece ilógico tener que estar diciéndole a tu “amigo secreto” que quieres que te regale? Si es tu amigo debe tener una pista de tus gustos, mejor regalemos unos sobrecitos cerrados con una cantidad voluntaria (desde una china) y que cada quien se regale lo que quiera, porque al final de cuentas eso se termina haciendo. Y lo peor, esto lo digo porque lo he visto, es cuando se acuerda que se debe o pueden hacer regalos pequeños hasta el día del intercambio, pues es increíble oír frases como, “¿Una galleta de soda nomas?”, “¿Has visto lo que le llego a Juan esta mañana? A mí ni un caramelo me ha mandado mi miserable amigo secreto”; “Amigo Secreto, por si acaso me gustan los chocolates y hasta ahora no recibí nada (en voz alta)”.
Si alguien en tu oficina te cae bien o es tu amigo y te provoca regalarle algo, pues hazlo y punto sin necesidad de un sorteo y reglas especificas y muchas veces bastante estupidas.
Bueno pues mis estimados y pocos lectores, les deseo que sea como sea que pasen la Navidad la pasen de forma sincera, sin hipocresías y que su forma de celebrar la navidad sea consecuente con la manera en que llevan sus vidas.
Descansa humanidad donde quiera que estés y… descansa real espíritu navideño donde sea que los hombres, las compras y la mentira te hayan dejado.