MARKETING PERSONAL

Quien haya visto la película: “Lo que ellas quieren” en la que Mel Gibson es capaz de leer la mente de su contendora profesional en el mundo de la publicidad, Helen Hunt, coincidirá conmigo en lo ventajoso que sería poder penetrar en los pensamientos de nuestros semejantes.
Imagine sólo por un momento tener la facultad de saber exactamente lo que piensa sobre usted su jefe o el gerente general de su empresa, y entre otras perlas, sobre su futuro. Ya casi nos parece oírlo decir: “Este tigre sí que tiene madera para un ascenso”. Espectacular, ¿verdad? Ahora bien, después de la emoción, la pregunta del millón sería: ¿Y a qué madera se referirá exactamente?, ¿serán sus sólidos conocimientos técnicos sumados a su “carisma y simpatía”?. La respuesta más probable y fácil sería: Debe ser todo junto, pues. Sin embargo, una interrogante algo ácida pero realista sería: ¿Acaso no conocemos montones de colaboradores con marcada competencia técnica, con una experiencia digna de un peso pesado y un trato más que amable que, sin embargo, se encuentran estancados en un mismo puesto que ya no disfrutan o en una misma empresa en la que no sienten que encajan o quizás con una remuneración poco satisfactoria desde hace mucho tiempo? La respuesta se cae de madura, en efecto, estamos rodeados de excelentes personas y buenos profesionales en situaciones que no logran cambiar por más que hacen “bien las cosas”.
Profundizando un poco en ciertos casos me atrevo a pensar que este prototipo al que hacemos referencia podría adolecer de una adecuada gestión de su Marketing Personal y, específicamente, de su imagen profesional.
Es cierto, suena poco menos que sacrílego colocarnos a nivel de un producto o servicio que requiere ser “marketeado”. Sin embargo, la verdad es que en cierto sentido sí que lo somos. Tanto así que tenemos un valor de mercado de acuerdo a nuestras competencias, trayectoria, logros académicos y cualidades propias. Nuestra empleabilidad no es otra cosa que la demanda potencial. Las semejanzas son variadas y múltiples.
Ahora bien, llego el momento de rayar la cancha y diferenciar al verdadero Marketing Personal y dentro del mismo, al Marketing Profesional como una de sus principales áreas. No hablamos de unos cuantos retoques cosméticos a la imagen externa del individuo ni del fiel cumplimiento a las sacrosantas reglas de la etiqueta, tampoco a aquella personalidad insufrible que se adjudica méritos propios y ajenos constantemente. Es cierto, un excelente producto necesita un empaque acorde con su contenido. No obstante ni una buena ropa, ni el maquillaje perfecto ni las marcas más caras hacen ni magia ni milagros. Hay mucho más, nuestro manejo en las diferentes esferas o dimensiones de la vida nos rodean como el envase tetra pack de nuestro lácteo favorito y proyectan mensajes que cada persona decodifica por su cuenta y riesgo.
Hablamos de un contenido mucho más profundo en el que se requiere lograr destacar conveniente e inteligentemente nuestras mejores cualidades. Nos referimos a las habilidades que permiten que una persona use todos sus recursos al máximo de su capacidad y de manera coherente en su interrelación con el mundo que lo rodea, de manera que sus mensajes estén alineados con sus objetivos. Asimismo, el Marketing Profesional, como parte del Marketing Personal, permite trazar un camino hacia el desarrollo profesional deseado y hacerlo realidad. Si las personas claves perciben la buena madera de la que estamos hechos, nuestra mercadotecnia personal fue la adecuada.
Recomendaciones:
• Regular nuestra visibilidad. Ni tanta que saturemos o, ni tan poca que parezca que no estamos.
• Estudiar los mensajes silenciosos: ¿Qué expreso cuando escucho a los demás?, ¿cuándo estoy en una reunión? o ¿cuándo atiendo una llamada?
• Hacer un plan de Marketing Personal basado en un diagnóstico propio y realista.
• Revisar los nudos críticos que podrían haber en la imagen que generamos en nuestros superiores, pares o y colaboradores a cargo. Los mensajes pueden estar llegando con efectividad a uno u otro sector, pero no necesariamente a todos.

Por Annie Basetti Mdiddleton, Gerente de Desarrollo en Marketing Personal y Profesional (http://www.perfil.com.pe)

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