Estimados amigos:
Mirko Lauer ha planteado algunas muy interesantes reflexiones sobre la relación entre el Estado Peruano y los ciudadanos peruanos que viven fuera del territorio nacional, a propósito del anuncio presidencial de entregar un bono de US$ 300 para los compatriotas damnificados en Chile. El artículo apareció el día 04.03.2010 en el diario La República.
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Por: Mirko Lauer
El anuncio de un bono de US$ 300 para cada peruano damnificado en Chile es una noticia positiva, que habla de un Estado que extiende su socorro al ciudadano más allá de sus fronteras. El gesto apunta además a aliviar en algo la carga de los chilenos en este momento, y lleva al tema del estatus de los compatriotas emigrados en estos tiempos.
El anterior incidente de peruanos en apuros fuera fue menos dramático: personas varadas en Madrid por la súbita quiebra de una aerolínea. También allí el Estado interpuso sus buenos oficios para satisfacer el reclamo de sus ciudadanos. Es un tipo de situación que se da con creciente frecuencia.
Es norma habitual que los Estados se interesen por y protejan a sus nacionales, dentro del respeto a las leyes del país anfitrión. Los consulados peruanos se dedican a eso, con distintos grados de éxito, y la Cancillería tiene un departamento llamado Derechos de los peruanos en el exterior, que se concretó bajo Alejandro Toledo.
Los peruanos del exterior son una comunidad importante. Propagan peruanidad, envían remesas de vuelta al país (entre US$ 3,000 y US$ 4,000 millones), y en conjunto tienen acceso a recursos modernizadores por encima de los disponibles aquí. Muchos de ellos votan en elecciones peruanas, y algunos reclaman uno o más congresistas propios, a la francesa.
No todos aquí tienen una visión tan optimista de la emigración. Alguna vez en Nueva York el mismo Toledo les ofreció a todos los peruanos del exterior empleos en el Perú si volvían, incluso en el avión presidencial. Las mediciones de esa época, y de esta, indican que son muy raros los peruanos que están afuera porque no pueden regresar.
El sentimiento local frente a los emigrados suele mezclar orgullo con culpa. Las historias de éxito son muchas, y siempre son citadas. Pero rara vez se menciona que muchas de esas personas emigraron en busca de las oportunidades que un país como el Perú no puede ofrecer, ni que no todas triunfan, como quiere la leyenda urbana.
Para los fines que lo que se comenta aquí, Chile no es los Estados Unidos. Las historias de éxito son muchas menos, y el porcentaje de peruanos dedicados a tareas muy modestas es considerable. Es poco probable que el número de quienes la van a pasar bastante mal sea más de los mil que mencionan las primeras versiones.
Es posible que a algún damnificado de casa le resienta el buen trato al compatriota en el extranjero. Aunque con más de dos millones de peruanos emigrados, es posible que también muchos de ellos tengan parientes fuera. Me dirán que eso en sí mismo no alivia la desgracia, y tendrán razón. Se necesitan más gestos y concreciones también fronteras adentro.
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