Crisis financiera mundial – La intervención de Washington
Tomado del Diario EL PAIS (C. P. – Nueva York – 22.09.2008)
En julio, el Tesoro pidió poderes al Gobierno norteamericano para rescatar, en caso de necesidad, a los dos gigantes hipotecarios Fannie Mae y Freddie Mac. “No tendremos que usar el bazuca”, vaticinó entonces el secretario del Tesoro, Henry Paulson. Las cosas se torcieron y tuvo que hacerlo, con un coste de hasta 200.000 millones. Ahora el bazuca se queda pequeño: Paulson pide manos libres al Congreso, para gastarse hasta 700.000 millones de dólares sin dar cuenta a los políticos hasta dentro de seis meses.
“Del bazuca al portaaviones”, destacaban ayer fuentes financieras en Washington. Firme defensor de la ortodoxia liberal, Estados Unidos tiene un largo historial de intervenciones en la economía, salvamentos bancarios, de empresas de defensa (Lockheed Aircraft) o incluso de alguno de los gigantes automovilísticos de Detroit (Chrysler): el pragmatismo se impone a las ideas cuando pintan bastos. “Socialismo de mercado”, lo llaman algunos senadores republicanos.
Esta vez el Tesoro va un paso más allá: pide poderes casi plenipotenciarios sobre el sistema financiero, y contratar agentes del mercado financiero para ser más efectivo. “Un buen equipo de traders con un bazuca de 700.000 millones de dólares puede poner en vereda los ataques especulativos de los últimos días”, sostiene José Carlos Díez, economista jefe de Intermoney. Alec Philips, de Goldman Sachs, critica los salvamentos erráticos de los últimos meses: Bear Stearns, Freddie y Fannie y AIG han costado más de 300.000 millones de dólares y han dejado la sensación de ser “medidas impredecibles, de último minuto, a la desesperada”. Ante el deterioro de los mercados, Goldman aplaude la rotunda intervención y que de una vez por todas el Tesoro “fije las reglas”.
El huracán subprime tiene paralelismos con crisis pasadas. Y el intervencionismo de Bush, más acusado esta vez que nunca, recuerda también a los planes de rescate de otras épocas. Goldman Sachs aventura que el esquema final del salvamento mezclará aspectos de rescates del pasado.
– Long Term Capital Management. Era un fondo especulativo (hedge fund) fundado por dos premios Nobel cuya quiebra a punto estuvo de causar estragos a finales de los noventa. Aquel colapso (motivado por la suspensión de pagos de Rusia) tuvo que ser reflotado mediante un plan especial de la Reserva Federal (Fed) en el que colaboraron bancos de inversión norteamericanos. La Fed no puso un centavo, “con excepción de algunos cafés y sándwiches”, según confesó con sorna Alan Greenspan en sus memorias. Bear Sterans se negó a echar una mano. En marzo, ese banco tuvo que ser rescatado por la Fed en una operación similar, con ayuda de JPMorgan. Y con 30.000 millones de dólares del Tesoro.
– Savings & Loans. El mecanismo diseñado ahora por la Administración de Bush tiene claros parecidos con la Resolution Trust Corporation, una agencia creada en 1989 para salvar a las savings & loans (similares a las cajas de ahorros españolas). La RTC se erigió en depositaria de los créditos morosos, pero no en su propietaria, aunque acabó absorbiendo a las entidades quebradas, saneando y vendiendo las hipotecas a otras. Para Goldman, el mayor atractivo de este modelo es que se facilita la transición, una vez se tranquilicen los mercados. Ahora es más sencillo, porque se trata de deuda que cotiza en los mercados y no de hipotecas, pero a la vez es mucho más caro. En este caso, el Gobierno tenía una responsabilidad directa porque había asegurado muchas de las operaciones, pero ahora eso sólo ocurre con el caso de Freddie y Fannie, entidades semipúblicas. Hay otro paralelismo entre ese caso y el actual. El año 1989 fue el último de Ronal Reagan en la presidencia de EE UU. A George W. Bush le quedan meses en el cargo. Ambos han sido firmes defensores del neoliberalismo.
– Reconstruction Financial Corporation (RFC). La otra comparación que ha sobresalido en esta semana negra es la de la gran depresión. En 1932, el Gobierno Hoover creó la RFC, además de una agencia para refinanciar las hipotecas estadounidenses. Estas dos entidades prestaron dinero a los bancos y a otros negocios y llegaron incluso a comprar entidades financieras para combatir los efectos de la gran depresión. Ahora es más difícil aplicar ese modelo por la complejidad de los activos, que algunos califican de transgénicos financieros. Muchos expertos destacan el parecido de ese rescate con el actual: la agencia compraba los activos basura de los balances bancarios, los reorganizaba y después los vendía. Una política similar a la aplicada por los Gobiernos coreano y japonés hace unos años. Y, poco más o menos, lo que trata de hacer ahora Paulson.
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