Breves resignaciones

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Coldplay – Yellow
A los que sienten la misma resignación que yo.
Estos últimos días estuve resignado al tedioso cálculo matemático para obtener promedios alentadores y/o mediocres. Me he resignado a saber que jalaré Perú en los tiempos modernos, pues no fui responsable al presentar los trabajos y mucho menos audaz para intervenir en las clases. A esta resignación se suma una caricaturesca esperanza al rezagar este examen unos días más, lo cual solo es un tiempo más para adaptarme, estoico, a la idea de que jalaré dicho curso. No me es grato hacer una crónica de un jalado anunciado, pero tampoco tendría por qué evocar a la madre de mi profesor; es más, reconozco que mi profesor fue exigente, pero dicha exigencia lo define como bueno enseñando. Me he resignado a hacer un mea culpa por haber faltado a varias clases: la irresponsabilidad es solo una culpa que tarda en llegar.

Me he resignado a pensar que fui muy cojudo al jalar Realidad Social Peruana. Esta resignación posee argumentos que me desfavorecen y me hunden en una profunda frustración. No fui a clases, dejé para el último momento la lectura de las separatas y, por último, fui repentinamente avisado de un examen oral. Esto último solo fue preludio eficaz de que jalaría dicha materia: primero, porque los exámenes orales me intimidan, me cojudean, me vuelven temeroso de cada palabra; segundo, porque tenía previsto dar este examen un jueves, sin embargo, el martes en la noche vi que esta prueba se tomaría el miércoles. Cuando vi el cambio de fecha, mis ojos eran vertientes acaudaladas, eran representaciones físicas de una incapacidad innata: hablar frente a un profesor. Usted tal vez considera que escribo bonito, paja, chévere, bacán, pero expresando mis ideas en una conversación, más aún si es con un profesor, me inhibo, me hago mierda. Con esto, he hallado una conclusión: escribir es un proceso muy complejo, pues escribiendo graficas ideas, pero si no sabes darlas a conocer, te jodiste.

Me he resignado a sentirme ansioso, con ganas impulsivas de fumar, con un acoso díscolo como el de la conciencia. El “debí de haber sido más responsable” ya no me traería el tiempo que pude y no valoré. Las matemáticas ya me han signado a la derrota, a las oscuras sendas del desapruebo. Me jode, me asquea, me frustra la sensación de no haber ocupado bien mi tiempo. Me he resignado a la culpabilidad del irresponsable, a la sombra de aquel que pudo y no hizo. Me he resignado a esperar crédulo los resultados finales que quedan. Me he resignado brevemente a pensar que la PUCP está demostrándome la ineptitud de la cual no logro salir. Me he resignado a encomendar los lapiceros de mis profesores por un buen camino. No estoy rezando, no soy hipócrita, pues no acudiré a Dios solo cuando entre en crisis académica. Estoy resignado, lector. Mi resignación es el proceso más lento por el cual debo pasar estas vacaciones.

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