Algo está sucediendo

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El poema más completo
es la unidad diferente:
la mitad de quien lo escribe,
la mitad de quien lo siente.

Juan Gonzalo Rose

Música que me gusta oír cuando escribo: [Somewhere only we know – Keane; Sonnet – The verve; Look what you´ve done – Jet; No surprises – Radiohead; Babies – Pulp; Last night – The Strokes; There´s no other way – Blur; La piedra redonda – El último de la fila; A un minuto de ti – Duncan Dhu; mucho rock y mucho reggae]

Mi vida está cambiando. Soy muy propenso a adquirir mejoras que satisfagan mis deseos de cambiar para bien. No me gusta cambiar, creo que uno elige indirectamente cómo ser, ya que se va adaptando al medio, va adquiriendo gestos, frases y acciones de las personas con las que para mucho tiempo. Es así como se va construyendo una personalidad, a partir de diversas personalidades en proceso. A todo esto, no quiero cambiar. No quiero que me cambien. Todo este proceso de cambio surge por conocer gente que misteriosamente propicia en ti una nueva y mejor forma de ver el mundo, la vida. Mi vida está cambiando, literal y sentimentalmente, lo cual es malo desde mi criterio.

Mi literatura está cambiando, no sé si ello sea bueno, siento que si no le soy fiel a mis letras, no le soy fiel a nada. Mi literatura está siendo víctima del populismo literario; es decir, escribir lo que la gente quiere leer. Todos queremos leer acerca del amor, porque de alguna manera es una sensación agridulce que nos invade muchas veces en la vida, pero por qué no hablar del desamor, del olvido, de la nostalgia, de la soledad. Esos eran mis temas hasta hace algunos meses, pero ahora parezco un libro de autoayuda, y yo odio los libros de autoayuda. Ahora, mucha gente ha sacado sus conclusiones y me ha tildado de enamorado, de un pata templadazo, lo cual no podría explicar, el amor no se puede explicar. Además de ello, mi idea de literatura colinda con una noción de expresión libre y no por una mimetización de este extravagante mundo. Mi literatura es un diáfano proceso que fui construyendo de a poquitos, colocando ladrillos baratos, pero seguros; es decir, mi literatura es un misterioso reflejo de lo que soy y de lo que aprendí mientras me conocía. La gente dicharachera últimamente anda sorprendida por lo que escribo, ya que se ven reconocidas en mis tips y en los últimos posts, pero, creo yo, el “nuevo estilo” que me implanté ha sido marginado por los lectores.

Algo está pasando conmigo desde un punto de vista emocional. Antes, podría jactarme de no incluir mi vida emocional en mi vida cotidiana. Hoy, eso me parece un chiste. Carezco de fuerza para elaborar un post de política, por más que mi país afronta una disyunción confusa o desalentadora. No obstante, estoy siendo preso de una afiliación que aún no identifico con claridad. No sabría cómo llamarla si esta fuese uno de mis posts, ya que esta colinda entre la fascinación y el abatido querer. Vagamente, es extraño enamorarse siendo escritor(o escribidor). Esto del amor me parece relativo. Uno se puede fatigar de querer. Pienso, el amor, al igual que la literatura, es una variada pasión que te vuelve idiota e inteligente. Los escritores a veces son víctimas de su propia soberbia, se vuelven orgullosos y dueños de las palabras. Hoy en día, afronto una relación, un compromiso que ha signado mis mañanas, tardes y noches a alguien. ¿C.? Algunos afilian esta letrita a algún nombre o apellido. No, C. era el nombre que le había dado Ribeyro a una chica que le gustaba bastante y que incluía en sus diarios. No me referiré a C. en este espacio, porque ya los espacios en los que ella cabía se encuentran sabiamente ocupados. Eso es lo que está pasando, me es complicado hablar de ello sin mencionar a quien considero cómplice, pero es parte de la restricción que se pactó y, me gustaría pensar, soy un hombre de palabra.

Los tiempos cambian, al igual que las personas. Mi literatura y mis emociones nos hemos atrincherado para que ello no fracase. No quiero fracasar en lo que creo divertido e inolvidable. La literatura me ha enseñado algo aplicable a todo lo que hago: lo más bello de todo no es tenerlo, sino disfrutarlo.

[ Aviso parroquial: el próximo lunes sin falta publico la historia de la vida real que comenté hace algunas semanas. Último detalle: disfrute su semana al máximo]

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