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“El éxito económico de los países difiere debido a las diferencias entre sus instituciones, a las reglas que influyen en cómo funciona la economía y los incentivos que motivan a las personas”
Daron Acemoglu y James A. Robinson
¿Por qué fracasan los países?
¿Qué determinantes son necesarias para que un país sea rico o pobre? Probablemente sea una pregunta retórica, se realiza sin esperar una respuesta; o incluso, no tener un destinatario específico. Sin embargo, se utiliza para que el interlocutor produzca una reflexión sobre el oyente, este caso usted lector condicione su conducta a un cambio.
Acemoglu y Robinson, dos de los máximos expertos mundiales en desarrollo, revelan que la prosperidad de un país no depende de la situación geográfica, ni las enfermedades, ni la cultura. En cambio, depende de las instituciones y la política, “una sociedad abierta, dispuesta a favorecer el concepto de Schumpeter de ‘destrucción creativa’ (introducción de nuevos bienes y servicios que hacen frente a los ya existentes e implica que los productores apliquen nuevas herramientas que produce que los trabajadores sean más productivos) y que cuente con un auténtico Estado de derecho” (Acemoglu, 1: 2012).
Existen dos tipos de instituciones: extractivas e inclusivas. Las primeras, “mantienen en la pobreza a los países pobres y les impiden emprender el camino hacia el crecimiento económico”. (Acemoglu, 456: 2012) Sin embargo, existe una paradoja en donde las instituciones extractivas económicas puede generar cierto “crecimiento pero de tal manera que el proceso de expansión económica finalmente este controlado por un grupo que continuamente debe consolidar su dominio político” (Ghezzi, 87: 2013) Por ello, “las instituciones políticas extractivas apoyan a estas instituciones económicas para consolidar el poder de quienes se benefician de la extracción”(Acemoglu, 436: 2012).
Por su parte, las instituciones inclusivas en el ámbito económico “hacen respetar los derechos de propiedad crean igualdad de oportunidades y fomentan la inversión en habilidades y nuevas tecnológicas” (Acemoglu, 501: 2012). En el ámbito político, “reparten el poder político ampliamente de manera pluralista y son capaces de lograr cierto grado de centralización política para establecer la ley y el orden” (Acemoglu, 501: 2012). La perduración en el tiempo de las instituciones inclusivas se debe, principalmente, en el círculo virtuoso basado en limitar el ejercicio del poder y en una distribución pluralista de la misma; es decir, mantener el Estado de derecho.
En el caso peruano, la relación entre lo político y económico “no es algo que perturba a la economía, sino más bien son dos elementos inseparables en la ecuación del desarrollo económico”. (Ganoza, 20: 2015) Las mayores transformaciones en la economía peruana se presentan entre los años 1980 y 1990, y constituye un inicio de reformas que el Estado inicia para sobrellevar la crisis.
Según Henry Pease, se inicia con el Estado neoliberal y esto conlleva a “la destrucción del tejido social de actores que estuvieron activos en el momento de la apertura democrática en 1980. (…) se vieron afectados por una aguda crisis (…) por la violencia senderista (…) y bajo una política de militarización”. (333: 2013) El régimen fujimorista destruyó “el sistema nacional de planificación y la capacidad de los ministerios de formular políticas públicas” (339: 2013) y favoreció al proceso de privatización y concesión de empresas.
En el ámbito económico, Ghezzi menciona que se inicia un proceso de liberalización comercial mediante un sistema de reducción progresiva de tasas y de desregulación económico. Además, con las reformas – laboral, impositiva y del sistema financiero- se logró la apertura e integración a la economía global, el cambio en la propiedad de los activos, en el rol del Estado y en los incentivos, y en la política macroeconómica. (33: 2013)
Sin embargo a pesar de la mejoría en la economía, la corrupción acabó con el régimen fujimorista debido a que el modelo económico favorecía a las empresas que pactaban con el Estado. Es así como, “los proyectos y las compras del Estado y de las numerosas empresas públicas eran fuente de comisiones (…) se trataba de una corrupción más focalizada, concentrada en menos personas” (De Althaus, 132: 2011).
En el panorama actual, según Ganoza el enfriamiento de la economía peruana es la consecuencia conjunta de problemas económicos e institucionales que fueron ocultados en los años de crecimiento, pero nunca se resolvieron, y nos están regresando a la normalidad de un desempeño económico mediocre, que ha sido común a lo largo de la historia del Perú (21: 2015).
En consecuencia, como menciona Acemoglu y Robinson esta relación entre instituciones políticas y económicas extractivas responden a intereses particulares de los grupos. En el Perú, el problema de fondo es el orden económico donde los empresarios y la gobernabilidad neoliberal son respaldados por los medios de comunicación. Protagonizan una “presunta conspiración neoliberal para que la economía y la política respondan solo a sus intereses y no a los del ciudadano” (Ganoza, 21: 2015)
Un ejemplo es el caso de Lava Jato, “Odebrecht reconoció el pagó en Perú de sobornos por 29 millones de dólares entre 2005 y 2014, comprometiendo los gobiernos de Alan García, Toledo y Ollanta Humala”. (El Comercio: 2018) Las obras realizadas por la empresa y en el periodo de los gobiernos en mención fueron Gasoducto Sur, Metro 1 de Lima y la carretera Interoceánica. Además, aportes económicos en las campañas de diversos candidatos entre ellos Keiko Fujimori y Susana Villarán.
Con ello, esta relación entre actores políticos y económicos como menciona Acemoglu y Robinson, condiciona los proyectos de inversión pública para el beneficio particular. “No es el Estado al servicio de la sociedad, sino apropiado por grupos o argollas”. (De Althaus, 259: 2011) También, menciona Ghezzi que el actual desarrollo económico no parece tener los ingredientes para los procesos inclusivos, como un crecimiento acompañado de mejor educación, en la productividad, en el conocimiento y tecnología. Sino, por el contrario, el enfoque extractiva de la economía peruana acentúa el rasgo extractivo de las instituciones. Es decir, según el autor el proceso de crecimiento basado en la extracción de recursos puede generar mayores incentivos para que la población no se especialice en actividades creativas – como requieren las instituciones inclusivas- sino por el contrario apropiarse de la renta creada por las industrias extractivas. (89: 2013)
Sin embargo, ¿cómo se cambia de enfoque extractivo a inclusivo? Acemoglu y Robinson mencionan que suele ser necesario que haya una confluencia de factores, sobre todo una coyuntura critica, acompañada de una amplia coalición de los que exigen reformas u otras instituciones existentes propicias, para que una nación avance para lograr instituciones inclusivas. (496: 2012)
En la coyuntura peruana, se presentó una crisis como consecuencia de los diversos actos de corrupción que salieron a la luz y resultó en la renuncia del Presidente de la Republica, entonces Pedro Pablo Kuczynski. Anteriormente, se tejía un panorama adverso de crisis por una disputa de poder entre el Poder Legislativo y Ejecutivo. Frente a este panorama, la sociedad civil criticaba a sus políticos en la inacción, existía un entrampamiento: el establishment.
Para Vergara, la sociedad peruana se encuentra en el establisment y creyendo que el crecimiento económico resolverá los problemas. El cambio de la sociedad debería enfocarse en el liberalismo, creado para destruir aquel régimen en el cual los individuos que no estaban a cargo puedan construir su propia vida y conseguir aquello que sus talentos le permitieran, luchando frente a las desigualdades y [volviendo] a la persona en individuo político, ciudadano con voluntad, razón, deberes y derechos. (69: 2013)
En tanto el Financial Times o The Economist nos dicen que el Estado necesita una renovación para asegurar el correcto manejo económico, frente a un mercado financiero codicioso y la crisis desatada, así como superar las desigualdades sociales. (Vergara, 63: 2013) Se necesita de [una sociedad con un enfoque] de liberalismo que se ocupe del Estado y de la institución (…) reformista, democrática e interesada en él, como mecanismo para superar muchos de nuestros problemas. Se necesita afrontar problemas nuevos para los que el neoliberalismo peruano de los noventa, no está preparado. (Vergara, 63: 2013). La pregunta es, ¿hasta cuándo la inacción de la sociedad peruana?
Por otro lado, con respecto a fortalecer las instituciones del Estado, presento la siguiente perspectiva de Gobierno abierto. El Gobierno Abierto tiene como finalidad abrir las ventanas del sector público. (Valenzuela, 128: 2012) Entonces, el concepto se refiere “al derecho de acceso a la información y a la obligación de los mandatarios de transparentar el ejercicio del poder público” (Valenzuela, 128: 2012)
Según Valenzuela, con tres pilares que se encuentran: transparencia (conocer) debe ser activa con calidad en la información brindada; participación (hacer) como acción pública donde la ciudadanía se interese de formar individual, grupo o colectivamente, en la toma de decisiones junto con el gobierno, para lograr soluciones en la atención de los problemas públicos; y colaboración (crear) visión relacional donde se abordan los asuntos públicos para crear situaciones de carácter colaborativo en la solución de problemáticas comunes.
En el caso del Estado peruano se necesita evaluar las “capacidades institucionales y establecer cuáles son las condiciones que le permitan crear capacidades sostenibles (…) Lo mejor sería comprometerse con la construcción de la capacidad con el fin de lograr que el gobierno funcione de manera efectiva en el ámbito nacional, subnacional e internacional”. (Valenzuela, 131: 2012)
En síntesis, comprender a Acemoglu y Robinson en el caso peruano corresponde analizar no solo en el ámbito político y económico, sino por el contrario contextualizar la economía peruana con su inicio de un Estado neoliberal y comprender el porqué de las acciones económicas actuales y los decisiones políticas se condiciona al establishment. Pensar en un Gobierno Abierto en el Perú, comprende evaluar las capacidades de la misma y además del grado de compromiso ciudadano.
La crisis que presenta el Estado peruano, no solo es causada por las instituciones políticas y económicas extractivas que se relacionan para generar –así mismas- beneficios económicos mutuos. Sino también, depende principalmente, del grado de inacción que presenta la sociedad peruana frente a actos de corrupción.
La incertidumbre del panorama del desarrollo económico –para mí– no se encuentra, principalmente en las instituciones políticas y económicas en el Perú, resulta interesante generar una autocrítica sobre la acción generada como ciudadano como generador de reformas, pluralista, interesado en el Estado de derecho, en los derechos de propiedad e igualdad de oportunidades. La pregunta es, entonces, ¿es ahora o todavía? Me gustaría pensar que es ahora.
Autor:
Cristian Shupingahua Lupuche – Manager de Relaciones
Gestión 360
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