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Sobre la relatividad y los Sistemas de Referencia en la Historia

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Situémonos, amigo lector, en una autopista/carretera/vía/etc. En este camino se encuentran dos carriles: uno de ida y otro de vuelta. Además, hay dos autos como mínimo por carril pero pueden ser tantos como se quiera. Cada uno de estos vehículos serán denominados como móviles y cuentan con una velocidad particular. El movimiento que realizan implica necesariamente una aceleración (en la física se denomina MRUV (movimiento rectilíneo uniformemente variado)). Es necesario considerar que en cada lado de la pista se encuentran dos observadores. En otra ocasión se podría poner un observador en el centro de ambas vías.

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Cuando el individuo que maneja el móvil A observa al de B, se percata de que la velocidad con que se mueve el otro es la resta de su velocidad con la de él. La velocidad de B será Va – Vb. Si el signo es positivo, entonces A avanza. Si el signo es negativo, B adelanta a A. En la otra pista, A observa a C y D con una velocidad que contempla la suma de sus velocidades con la suya. Ve a C con una velocidad Va + Vc y a D con Va + Vd. Esta es la razón por la cual vemos que carros en distinto sentido avanzan con una velocidad rápida que amerita un sonido agudo; mientras que los del mismo carril o van para atrás o rebasan.

Cuando el individuo situado en el móvil B mira al de A lo observa con una velocidad que es la resta de ambas: Vb –Va. Si es positvo quiere decir que lo pasa y si es negativo es pasado. Al igual que A, mira a C y D con la suma de sus velocidades. C con Vb + Vc y D con Vb + Vd.

La misma situación pasa con C y D. Cuando C mira a A lo ve con una velocidad Vc + Va y a B con Vc + Vb. D mira a A con una velocidad Vd + Va y a B con Vd + Vb. Cuando B y C se observan, entonces se verán con la resta de sus velocidades Vc – Vd o Vd – Vc. El signo depende si lo adelanta al ser positivo o es superado si es negativo.

En cada lado de la pista se colocan dos observadores. El primero verá a A y B de izquierda a derecha;  verá a C y D de derecha a izquierda. El segundo observará a C y D de izquierda a derecha y a A y B de derecha a izquierda. Si colocamos un observador en el centro su sentido girará en torno a arriba/abajo o sube/baja. Hay dos sentidos también.

Entonces este ejemplo nos permite percatarnos de la existencia del Sistema de Referencia. La observación de algo depende desde el lugar donde el individuo se encuentra posicionado. Las diferentes perspectivas sobre un fenómeno se denominan relatividad. Se puede contradecir la velocidad o aceleración, entre otras variables. Pero no se puede discrepar en torno al transcurrir del tiempo.  Esto es la relatividad general que utilizó Galileo.

El sistema de referencia puede ser de dos tipos: inercial y en movimiento. En el inercial uno se distancia y no está involucrado en el fenómeno. En el movimiento uno se encuentra afectado por la aceleración y la velocidad que modifican el estado inercial del individuo que se encuentra dentro del móvil.

En el caso de las Humanidades, el sistema de referencia puede verse desde distintas perspectivas. En la Filosofía es un marco de riqueza porque permite articular la subjetividad del individuo y de su tiempo. En la Lingüística analizar las lenguas en el tiempo. Pero en el caso de la Historia se encuentra un problema al existir una versión oficial y otra no reconocida. La Historia implica un comportamiento en tanto práctica simbólica que amerita la escritura.  Entonces, en la versión oficial se encuentra un relato impuesto por el poder que debe de aperturarse para que las personas se sientan incluidos y representados en lo que se asume como legítimo para los habitantes de un país.

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En la Historia tenemos, en lugar de la pista, una serie de acontecimientos pasados. Estos sucesos pueden afrontarse/abordarse desde distintas perspectivas que pueden ser a favor o en contra (concedo la posibilidad de la imparcialidad pero siempre tirará hacia uno de los dos lados). En torno al pasado se encuentran distintos sujetos que lo investigan desde los diferentes sistemas de referencia que existen.  En lugar de velocidad se encuentran los prejuicios y subjetividades inherentes a cada individuo.

A partir de estos sistemas de referencia (¿suplemento?), situaciones particulares sociales, se escribe la Historia. Este contexto hace necesario que no sea el producto final (historia como producción) no sea cerrado sino abierto. La Historia debe ser la escritura del pasado a partir del diálogo de diversos individuos ubicados desde distintos sistemas de referencia. Tiene que ser una sumatoria que se actualice desde y para siempre. Una sumatoria de perspectivas, de escritos, de opiniones, debe ser realmente aquello que se denomine como ‘oficial’.

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Este modelo propuesto a partir de una situación cotidiana permite entender la famosa ‘visión de los vencidos’ formulada por Wachtel en la segunda mitad del XX.  Esta ‘visión’ constituye sólo (y tan sólo) una perspectiva u observación desde un marco de referencia inercial (un francés que escribe sobre historia peruana). Es solamente una manera de observar el pasado, son unos lentes seten/ochent – eros para observar la realidad. La perspectiva de Wachtel ontologiza la condición de dominio sobre un sujeto para volverlo netamente vencido. El poder de la academia se suma al poder político para restringir al sujeto en una perspectiva maniquea. ¿Acaso, estimado señor lector podemos entender los Andes sin el queso, la guitarra/arpa/violín y el pan? ¿No son estos productos importados de Occidente que revitalizaron la cultura haciéndola más dinámica? No!. La cultura se ha enriquecido en demasía lo que cuestiona la imposición de la categoría de vencido. ¡El vencido no está realmente vencido! La ‘visión de los vencidos’ refleja el prejuicio del autor en su formulación al nominalizar al sujeto histórico a partir del poder de la academia. Es sólo una perspectiva que a mi parecer es inválida porque es una perspectiva efectuada en un marco antiguo sometida a condiciones particulares. También porque es una visión impuesta desde afuera que no reconoce los mecanismos internos de los acontecimientos. Esta visión no representa ni incluye sino que interpreta o busca comprender bajo el sometimiento de la academia en los famosos ‘Estudios Andinos’. Utilizar esta perspectiva actualmente, con todo el desarrollo de la filosofía, CCSS, etc. Es ser un académico vintage.

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La etnohistoria también es un marco, sistema de referencia, particular. Pero NO ES LA ÚNICA manera de afrontar el pasado de pueblos ágrafos. Tiene ventajas pero también tiene limitaciones que desarrollaré más adelante.

Propongo la Historia Social Peruana en donde cada invididuo pueda escribir y ser parte de la escritura de su pasado. Una Historia hecha en base al diálogo entre las distintas perspectivas.

 

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Baja, baja, ¡baja!

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Para los linguistas PUCP

  1. a. Fátima baja.
    b. Grau baja.
    c. Bolognesi baja.
    d. Parque baja.
    e. Piscina baja.
    f. Árboles baja.
    g. Descalzos baja
    h. Conquistadores baja.
    n: x baja

x(x1,x2):{x1=calidad (av, parque, óvalo, etc.); x2= (nombre propio)

  1. Análisis del verbo ‘baja’.
    Tercera persona, singular
    Tiene valencia 2: Agente (quien baja) y Locativo (de dónde baja).

Ee:baja(e) (Ag(x,e) + loc (y,e))

  1. Orígen. Oración Completa
    a. Yo bajo del ómnibus en la Iglesia Virgen de Fátima.
    b. Yo bajo del ómnibus en la avenida Grau.
    c. Yo bajo del ómnibus en el óvalo Bolognesi.
    d. Yo bajo del ómnibus en el parque.
    e. Yo bajo del ómnibus en la piscina.
    f. Yo bajo del ómnibus en los árboles
    g. Yo bajo del ómnibus en la alameda de los Descalzos.
    h. Yo bajo del ómnibus en la avenida Conquistadores.
    n: Yo bajo del ómnibus en (artículos) x.

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  1. 1er paso: volver la oración impersonal.
    a. Baja del ómnibus en la Iglesia Virgen de Fátima.
    b. Baja del ómnibus en la avenida Grau.
    c. Baja del ómnibus en el óvalo Bolognesi.
    d. Baja del ómnibus en el parque.
    e. Baja del ómnibus en la piscina.
    f. Baja del ómnibus en los árboles
    g. Baja del ómnibus en la alameda de los Descalzos.
    h. Baja del ómnibus en la avenida Conquistadores.
    n: Baja del ómnibus en (artículos) x.
    Asumiendo que toda oración tiene sujeto, entonces es un pro chico argumental.
    a. pro Baja del ómnibus en la Iglesia Virgen de Fátima.
    b. pro Baja del ómnibus en la avenida Grau.
    c. pro Baja del ómnibus en el óvalo Bolognesi.
    d. pro Baja del ómnibus en el parque.
    e. pro Baja del ómnibus en la piscina.
    f. pro Baja del ómnibus en los árboles
    g. pro Baja del ómnibus en la alameda de los Descalzos.
    h. pro Baja del ómnibus en la avenida Conquistadores.
    n: pro Baja del ómnibus en (artículos) x.

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  1. Desaparece del ómnibus por redundancia según el contexto. (¿economía léxica?). Se substrae debido a que su posición es un poco más alejada del verbo según la estructura sintáctica.
    a. pro Baja en la Iglesia Virgen de Fátima.
    b. pro Baja en la avenida Grau.
    c. pro Baja en el óvalo Bolognesi.
    d. pro Baja en el parque.
    e. pro Baja en la piscina.
    f. pro Baja en los árboles
    g. pro Baja en la alameda de los Descalzos.
    h. pro Baja en la avenida Conquistadores.
    n: pro Baja en (artículos) x.

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  1. Desaparece la preposición ‘en’ y una parte de x. Si es que x tiene ambos componentes, entonces desaparece el de la calidad (x1) Ej. Avenida Grau por Grau. Si sólo tiene x1, permaneces. Ej. Piscina permanece. Esto puede suceder por redundancia, asumir que tanto el conductor como el cobrador conocen el lugar. Nuevamente puede ser el caso de una economía léxica.
    a. pro Baja Fátima.
    b. pro Baja Grau.
    c. pro Baja Bolognesi.
    d. pro Baja parque.
    e. pro Baja piscina.
    f. pro Baja árboles
    g. pro Baja Descalzos.
    h. pro Baja Conquistadores.
    n: pro Baja x (si x(x1,x2)->x2; si x=x1 -> x1).

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  1. La última parte es el desplazamiento del complemento de lugar a una posición delante del verbo. Una posición PRE en la frase verbal. Pero aun así, está por detrás el pro. El cambio de posición permite poner más énfasis en la frase para conseguir con mayor éxito el entendimiento del deseo por parte del pasajero. Es totalmente ilógico pensar que Fátima, Grau, Bolognesi, la alameda, piscina, etc. Bajen del bus, pero es una manera de hablar que los limeños pareciera estar acostumbrados.

a. pro Fátima baja.
b. pro Grau  baja.
c. pro Bolognesi  baja.
d. pro parque baja.
e. pro piscina baja.
f. pro árboles baja.
g. pro Descalzos baja.
h. pro Conquistadores baja.
n: pro x (si x(x1,x2)->x2; si x=x1 -> x1) baja.

Hay que tener en cuenta que los complementos de lugar no pueden ser el sujeto de la oración porque no concuerdan gramaticalmente con el verbo. Ej. Conquistadores baja o árboles baja. Ambas son malísimas gramaticalmente pero pragmáticamente correctas. El sujeto se mantiene vacío siendo el pro quien dirige la frase

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Ojo. Cuando en una oración se efectúa un desplazamiento se coloca en el análisis un símbolo ‘t’. Esto refiere a traza, lugar que anteriormente ocupaba. Por ser el análisis continuo se ha omitido.

 

 

  1. Conclusiones: Parece que las frases utilizadas para descender en el transporte público siguen necesariamente un criterio de economía léxica. Esto se puede representar a partir de la articulación de una estructura sintáctica más simple. Es el contexto el que determina que la frase sea entendible y asegure la comunicación exitosa entre el pasajero, cobrador y conductor.

 

 

 

 

 

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Reflexiones para el Vicentenario I

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Al ser el ‘Perú’ la cuna de un desarrollo civilizatorio mundial, aún no se ha podido constituir una ciudadanìa activa ni una naciòn completa. Esto a partir que se generò una subyugaciòn de las etnias para reducirlos a una condiciòn servilista. La desigualdad estructural en un ‘imperio’ totalistarista idealizado, una colonia jerarquizada y una repùblica (hasta hoy) no inclusiva ni representativa son las herencias que nos deja la Historia.

A la fecha, el Perù necesita crear sujetos diferentes a los otros. Como en el siglo XVI, continuamos indigenizando en la selva y sierra para generar la ley de la consulta previa que permita la inversiòn minera en desmedro del agro. Esto debido a la falta de una ciudadanìa universal ante la reducciòn del estado por la ineficiencia de las elites. La que se ha podido construir hasta el momento es vulnerable y limitad. EL estado se apodera (usurpa) de tierras para concedersela a privados. En estos lugares no hay colegios, ni servicios de salud, ni presencia de seguridad, etc. El estado no tiene ninguna responsabilidad con los ciudadanos y se esperanza en la miseria de Juntos/Pensiòn 65.

La naciòn se ha formado por oposiciòn con Chile, mientras que al interior de la sociedad nos carcome el racismo y la discriminaciòn. La relaciòn con Chile a servido de placebo ante los errores reiterados de nuestra clase gobernante. El criticar al chileno nos ha obstaculizado el desarrollo de una capacidad autocrìtica que urge de ser entrenada. El poder reside en el pueblo, en la ciudadanìa; el futuro està en nuestras manos.

El imaginario nacional comienza a elaborarse a partir de la comida y mùsica. La primera se ensalza y magnifica en medio de un paìs con alta tasa de desnutriciòn infantil. La segunda aùn no resulta ser totalmente inclusiva pero viene sucediendo poco a poco. La mùsica vernacular andina aùn no se asimila si es que no viene a ser el intento de sofisticaciòn de Quequezana para que sea agradable a nuestra èlite.

En un contexto de desigualdad entre los habitantes del paìs, en un contexto en el cual se contrapone el individualismo y el colectivismo, se confronta el liberalismo y el socialismo. La primera a partir de la sucesiòn y trànsito desde una èlite mercantilista hasta la neoliberal empresaria de hoy. El segundo se convierte en un arma para defender el comportamiento social de cooperaciòn entre los individuos. La estructura del paìs hacìa inevitable la confrontaciòn ideològica que llegò a acontecer en la segunda mitad del XX.

Un liberalismo que florece en las ciudades. Un modelo econòmico que nos lleva a la miseria moral y ciudadana. Una mentalidad de emprendimiento que reafirma la desigualdad entre los integrantes hacia un desarrollo que prioriza lo individual. La competencia plaga cualquier acto de solidaridad entre los habitantes. El fortalecimiento del neoliberalismo, y su condiciòn maleable, a permitido penetrar en la esfera de lo colectivo generando una desarticulaciòn de las comunidades donde el lucro y la propiedad individual es permitido. Todos los sectores se entrelazan en el mercado. El ‘Perù’ se ha convertido en un mero modelo econòmico que no permite una solidaridad entre los ciudadanos al plasmar reiteradamente la competencia por el desarrollo econòmico.

Las reducciones del pasado que alimentaban a los encomenderos en las ciudades vienen a ser hoy en dìa los cerros y barriadas que abastecen a los obreros de las fabricas de los empresarios limeños.

La educaciòn es el problema principal que nos aqueja y que puede sacarnos del hoyo en el que estamos (pese a las mediocres cifras del crecimiento que nos vende el estado). Un estado que no invierte lo suficiente, profesores ideologizados que ven la carrera para su lucro personal, el mercado que invade a los alumnos con la mentalidad consumista, las familias desmembradas, etc. En este contexto, còmo pueden estudiar los alumnos? Còmo estamos educando al futuro del paìs?

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Sobre el ‘Indio’ en el lenguaje

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Para Andrés Napurí

El presente escrito constituye un estudio de caso sobre una línea de reflexión para los estudios históricos que poco a poco irá desarrollándose. El estudio consiste en el ‘indio’ que permite enfocar la Historia peruana de manera diferente. La perspectiva contempla el reconocer al sujeto denominado como ‘indio, como agente o protagonista de la Historia Nacional. Para este fin, es necesario ‘limpiarlo’ de todos los prejuicios que se armaron en una sociedad desigual y con tinte servilista.

La presencia colonial articuló mecanismos de dominación en beneficio de la metrópoli. Estos mecanismos consistieron en acciones determinadas, en cierto sentido fijas, definidas: constituyen predicados específicos contextualizados en una situación de dominio. Según señalan las investigaciones históricas, los pilares de la presencia colonial fueron la mita y el tributo. Es aquel sujeto quien cumple con las acciones de dominación el dominado. Los predicados que cumplió este sujeto fueron: mitar, tributar, servir, ser evangelizado.

El ‘mitar’ se hacía para la corona (objeto indirecto O.I.), ‘tributar’ también se realizaba en favor de la corona pero con cesión al encomendero (O.I.), ‘servir’ se realizaba para el encomendero (O.I.), ‘ser evangelizado’ se realizaba por los religiosos.

Simbolizando:

M: Mitar                ___ mita para …             x mita …               Mx
T: Tributar          ___ tributa para …         x tributa …                         Tx
S: Servir                ___ sirve a ___              x sirve a y                           Sxy
E: ser Evangelizado     ___ es evangelizado        x es evangelizado         Ex

Existe un sujeto, al menos uno, que cumple con todos los predicados de dominación. Este es el sujeto de dominio que se denominó ‘indio’.

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X = indio
y= encomendero

Se lee: ‘Existe un sujeto que mita, tributa, sirve a todo encomendero y es evangelizado. Este sujeto es el ‘indio’.’

Gracias a la observación de Andrés Napurí, ‘indio’ se inscribe dentro de un sistema formal (¿langue?).  En este sistema se diferencia de otros términos, significantes, como ‘castellano’, ‘morisco’, ‘judío’, ‘marrano’, etc. El ‘indio’ en un determinado periodo de tiempo NO es el mismo que en toda la historia. El sujeto denominado hace valer su agencia histórica para redefinirse (vivir), el sistema se modifica y los predicados se alteran ante el contexto (variables económicas, sociales, políticas, etc.).

Es entonces que la ‘‘indigeneidad’’, la condición inherente al ser ‘indio’ (para mi significado), se forma por la articulación de significantes de la época propia de un sistema específico que se modifica al pasar el tiempo. Esto es particular en el siglo XIX con el darwinismo social y el darwinismo social. Estas ideologías articulan significantes propios de su ‘forma de pensar’, sistema de creencias algunas no demostradas ni ontológica ni epistemológicamente, para imponerse para el poder. La ‘’indigeneidad’’ se impone por el poder al ‘indio’ que designa a un sujeto de una manera tan rígida que pareciese ser una realidad ontológica. Pareciese que el sujeto a quien se denomina ‘indio’ siempre fue ‘indio’ de manera natural y pareciese que tiene algo inherente que lo ‘indigeniza’: la ‘’indigeneidad’’.

Dejar de lado al ‘indio’, con todo su sentido opresivo y discriminador, es un esfuerzo por rescatar a ese otro a quien se le denominó de esa manera. <Hacerlo hablar>, escribiendo su Historia, consiste en un continuismo de la Historia Oficial que se aprovecha del pasado prehispánico en su propio beneficio. El otro tiene que hablar por sí mismo para que su agencia sea explícita en la Historia: su Historia. Que con diálogo e inclusión puede ser NUESTRA historia nacional. La Historia Oficial tiene que ser necesariamente inclusiva y representativa.

Todos los debates sobre el ‘indio’ y su problema (Cuestión Indígena), fueron sin la voz del mismo ‘indio’. Por tanto nunca tuvieron solución sin la representatividad.

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Para la Historia de las Comunidades

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Para Romi,
comparte esto con todos tus amigos que estudian turística

El presente artículo tiene como objetivo reflexionar en torno a las comunidades. En estas líneas propongo una personificación histórica que constituye un primer esfuerzo personal que más adelante, con más información, se irá detallando. Algunas ideas son angulares. La primera consiste en que las comunidades de hoy no son las mismas que la del periodo prehispánico. Han existido diversas modificaciones en un lapso de quinientos años (Historia del Perú) en donde se sucedieron el dominio español y el republicano. Por tanto, unas comunidades prístinas organizadas netamente bajo criterios andinos resulta utópico de encontrar. La segunda idea consiste en que el significante ‘comunidad’ puede ser designa a diferentes sujetos a lo largo del tiempo. Quizás sea una institución que se modifica y reinventa conforme a las circunstancias que la condicionan. Además, el significante semánticamente es bastante general. Tercero, la perspectiva sobre las comunidades, o sobre los ‘indios’, puede ser tan diferente como quien la contemple. Puede ser una visión positiva (Arguedas), imparcial (a mi parecer mero intento formal, imposible en la práctica) y negativa (mirada prejuiciosa donde se apelan a adjetivos peyorativos). Todo esto a partir de  reconocer al otro como un igual pero diferente, diverso, en su de vivir. Esta es la clave de todo.

La Historia del Perú, en sus cerca de quinientos años, se pueden dividir en ocho periodos: ayllus prehispánicos, encomiendas, reducciones, repartos, rebelión y contrarebelión, independencia, despojo, inclusión parcial e inclusión total.

El primer periodo es el de los Ayllus. Evidentemente es antes de la presencia ibérica y el contacto con el mundo moderno. En este tiempo se utilizaron como criterio de organización social los conocimientos tradicionales ‘andinos’ como la tripartición, cuatripartición, hanan/hurin, chaupi, etc. Como dice la etnohistoria, parece ser que el ayllu era la cédula básica del Tawantinsuyo. Sobre este periodo de tiempo no hay una información directa salvo la que proporciona la arqueología. Mi esperanza es que la memoria histórica de habitantes de los lugares donde se desarrolló algún tipo de sociedad prehispánica de alguna u otra manera puede permitir aproximarnos de una mejor manera a este periodo.

El segundo periodo arranca con el arribo ibérico en 1532. Los diferentes ayllus fueron cedidos por merced real, encomendados, a los ‘conquistadores’ (evidentemente este término se forma desde el castellano puesto que si fuese desde el quechua un significante negativo sería el que se les atribuya) que se pasaron a denominar vecinos ilustres. A cada uno se le asignó una cantidad de personas en condiciones serviles para la asignación del tributo y del servicio personal. Todo esto en su condición de vasallos del rey de Castilla (perteneciente a la casa Habsburgo).  Es necesario tener en cuenta que en España existían propiedades comunales de tierra. José María Arguedas detalla esto  en un estudio contemporáneo. Es este espacio, el de la existencia de propiedad comunal en la institucionalidad castellana, lo que permitió que los ayllus subsistan pero con las modificaciones que las instituciones ibéricas requerían para la dominación. Siguiendo a Arguedas, en España los ‘señoritos’ eran los que se encontraban en la jerarquía social y los vecinos (los que se agrupan en colectividades agrarias) en la parte baja. En el Perú, los vecinos eran la jerarquía más alta; mientras que los comuneros, la más baja. ¿Será que pese a todo el afán de riquezas los ‘conquistadores’ reconocían su inferioridad respecto a sus señores en la península? En este periodo aún no se consolida estatal española como máximo poder fáctico (implícitamente lo era). Esto aconteció finalmente tras la rebelión de Gonzalo Pizarro que generó la organización de La Gasca.

El tercer periodo es el de las reducciones. En este periodo la presencia colonial se intensifica a partir de dos pilares que garantizan el dominio: el tributo y la mita. Es el virreinato la máxima institución en la colonia. Es con el virrey Francisco de Toledo que se fundan las reducciones donde se concentraron a los ayllus que vivían en la periferia. Su ubicación espacial diversa, ¿pisos ecológicos de Murra, confederaciones interlacustres o federaciones de valles?, hacía que fuese difícil su distribución en la mita, el cobro de los tributos y su evangelización. En la traza urbana cuadricular, organización espacial castellana, se les distribuyó para que viviesen en policía (urbanidad y civismo). La reducción en un solo sitio de las diversas colectividades desarraigó a los ayllus de su espacio originario. Se les confirió en un “instrumento social”’, un constructo en forma de ciudad, que modificó necesariamente sus categorías mentales (esto lo demostraré más adelante).

Es con el contacto hispánico que los ayllus cambiaron su nombre por el de ‘comunidad’ o ‘parcialidad’. En el  segundo caso, ‘parcial’ hacía referencia en el siglo XVI a un tipo de afinidad entre los individuos. Su adhesión con el sufijo –idad derivó semánticamente en una agrupación de sujetos afines. ‘Comunidad’ va en el mismo sentido sólo que implica necesariamente la propiedad de la tierra.

Con la presencia ibérica se desarticulan los ayllus. Sujetos como los forasteros se desarraigaron de sus comunidades para evitar el pago de tributo o cumplir los ciclos de la mita. Es necesario señalar que el estado colonial, como compensación por estos mecanismos de servilismo debido a su condición de vasallaje, respetó la propiedad de sus tierras. Además, permitía argumentos de legitimación prehispánicos y el respeto de sus autoridades. Los forasteros se dirigieron en gran medida a Potosí para poner a disposición su trabajo en la actividad minera. Se formó un proletario minero que gozaron de un salario y el derecho de explotar la minería en días libres. Los ayllus comenzaron a descomponerse y cambiaron su denominación. Las reducciones son los precedentes de los pueblos actuales en el interior del país.

Durante el siglo XVII se experimentó un auge y también se entró en un declive dentro del virreinato.  Esto tomando como referencia la producción de plata en Potosí: con la mina en su máximo esplendor se produce el auge; con la minería en depresión, la crisis. Sumado con la formación de forasteros, se produjo la venta de cargos públicos para aliviar las deudas que contrajo el fisco colonial. La venta de los corregimientos (el corregidor era quien cobraba los tributos de las comunidades) impuso el lucro como finalidad inherente a los cargos públicos para recuperar la inversión y obtener una ganancia (creencia de que al ocupar un cargo público se debe de lucrar con él). La presencia de nuevos corregidores seguramente modificó a las comunidades en cuanto a la imposición de una mayor carga tributaria. Esto pudo derivar en la formación de forasteros y tensiones que detonaran en crisis.

El cuarto periodo comienza con la ascensión de los Borbones. En este momento comienzan a surgir (producirse) y agudizarse tensiones que formarán una crisis que detonó con la rebelión de Túpac Amaru. Fueron los corregidores quienes al efectuar el reparto (concesión forzosa de una canasta de mercancías (que incluían mulas de Tucumán) ) designaron kurakas/caciques advenedizos. Al ser el corregimiento una institución que permitía el lucro, necesitaban un intermediario que facilite la extensión del monto a pagar. Los caciques eran reconocidos como ilegítimos por su comunidad o parcialidad de acuerdo con la organización política comunal. Esto generó tensiones (se pueden ubicar muchísimas en el AGN). Esta instauración de un cacique títere del corregidor se consideró como un ataque contra la misma institución comunal que generó un ambiente de disconformidad con el virreinato. Este fue el caldo de cultivo en el cual la rebelión tupacamarista se desarrolló.

El quinto periodo es el de la rebelión de José Gabriel Condorcanqui, Túpac Amaru II, y el de la contrarebelión virreinal. La represión generó el fin de la nobleza aborigen mediante una cruenta rebelión que les substrajo de todos sus privilegios. Todo esto debido ante una amenaza subversiva potencial. Este proceso derivó en el fin del kurakazgo/cacicazgo como máxima autoridad política en la organización comunal. La institución que tomará la posta serán los municipios de indios siendo el alcalde la máxima autoridad. Tras la rebelión de Amaru II y al finalizar el periodo virreinal, las comunidades cambiaron trascendentalmente en su organización política. Es el inicio del ascenso del varayoc.

En el sexto periodo, independencia, representa una comunidad indígena en el escenario drásticamente diferente a la del XVI. La fragmentación, el cambio de nombre y el desplazamiento del curaca son los principales efectos diferenciadores respecto al ayllu prehispánico. Las diversas comunidades apoyaron tanto a la causa patriota como realista. Fueron los grandes protagonistas sin nombre puesto que constituyeron el grueso de los ejércitos y de las montoneras que conquistaron la ‘independencia’.  Son los anónimos sobre los cuales descansa nuestra República que reconociéndoles el mérito se haría más inclusiva la Historia. Por ejemplo, Huancayo recibe el título de la Incontrastable por el apoyo que dieron a la causa patriota mediante decreto dado por José de San Martín. En este periodo se inserta la ideología liberal que postulará la desamortización de la tierra. Esto para su asignación a privados quienes la hicieron producir óptimamente insertándola al mercado.

El sétimo periodo, el despojo, arranca con la consolidación de la abolición del tributo indígena durante el gobierno de Castilla. Esto se consiguió gracias a la abundancia de los ingresos del guano que impedía contar con un ingreso ‘menor’ (tributo comparado con los ingentes ingresos del guano). La abolición del tributo indígena trajo como consecuencia el despojo de las tierras de las comunidades para su concesión a particulares. Esto porque el pago del tributo tuvo como contraprestación el respeto de la propiedad comunal. Los que adquirieron la propiedad se convirtieron en hacendados, mistis, gamonales, que en vez de generar la modernización liberal deseada en las tierras, utilizaron los mismos mecanismos laborales serviles de la colonia. Ejemplo de esto es la prolongación del yanaconaje que le daba a las comunidades una parcela de la tierra de la hacienda no en propiedad para su trabajo. También se recurrió a mecanismos arteros de deuda laboral como el enganche y el socorro.

El octavo periodo se inicia con el segundo gobierno de Augusto B. Leguía. En este periodo se produce el reconocimiento de las comunidades indígenas como persona jurídica. Esto a través de su mención en la constitución de 1920 en donde se les reconoce la propiedad de la tierra en condición de inembargable, imprescriptible e inajenable. Este avance se contrapone con la permanencia del latifundio. En este periodo acontecen fortísimas rebeliones campesinas y se desarrolla un movimiento intelectual/artístico denominado como ‘indigenismo’.

El noveno periodo comienza con el Gobierno Revolucionario de las F.F.A.A. Con la Reforma Agraria quedaron abolidos los latifundios. La relación de dominación del gamonal/misti/terratenientes sobre el indio/yanacona/pongo desaparece. La comunidad se hace pleno derecho de su propiedad territorial y ve aumentado su potencial económico. Se hacen en ese momento diversas cooperativas agroindustriales.

El décimo periodo lo vivimos actualmente. Las comunidades han ingresado al neoliberalismo y al individualismo contemporáneo. Su organización se encuentra legitimada por un estatuto de comunidades que las uniformiza en todo el país. También las somete al estado como cualquier ciudadano. Parece que no exista la explotación servilista o al menos no de manera indirecta.

En todo este esfuerzo no se ha considerado a la selva y a sus habitantes. Para tal fin, actualmente se ha creado un nuevo concepto ‘comunidades indígenas u originarias’. Una vez conseguida la inserción de las comunidades campesinas al campesinado nacional (término de Luis Miguel Glave) se requiere la inclusión e inserción de la selva. Ojo! Que esto se dé con el reconocimiento del otro selvático como un igual en cuanto a la condición humana pero diferente modo de vivir. No en afán de superioridad sino en entendimiento desligándonos del antropocentrismo que nos ha aquejado siempre. ‘Indigenizarlo’, con toda la carga semántica relativa a la maquinaria colonial/republicana servilista y diseminadora que abarcó la Historia del Perú,  es un grave error. Que la Historia por fin sirva, que deje su lugar en los roperos donde se apolilla o legitime discursos chauvinistas, para que se convierta en maestra de vida para tomar conciencia en la experiencia histórica para no cometer el mismo error de infravalorar al otro.

Con todo este intento de clasificación se puede derivar algunas conclusiones. Primero, las comunidades de hoy NO son necesariamente descendientes directos de los ayllus prehispánicos.  Entre ambos hay una distancia de cerca de 500 años en donde existieron modificaciones como la inserción en la modernidad y la occidentalización.  Hubieron muchas variaciones de por medio. Segundo, la historia peruana se caracteriza por el servilismo. Los ‘señores’ (encomenderos, gamonales, hacendados, empresarios, etc.) buscaron siempre la utilización del otro. Tercero, los integrantes de las comunidades no han permanecido siempre en ellas sino que han salido como los forasteros o migrantes. Cuarto, el reconocimiento de las comunidades y la escritura de su Historia (no la etno que es finalmente una ficción) permitiría incluirlas dentro de la Historia Oficial para hacerla más representativa. Quinto, el problema de la tierra constituye la piedra angular sobre la cual se asienta todos los debates sobre la ‘cuestión indígena’.

Los cambios que afectaron a las comunidades fueron principalmente los siguientes: las reducciones, los forasteros, el cambio de nombre, el desplazamiento de los curacas por los alcaldes de indios, la inserción en el campesinado nacional, la inserción del libre mercado y al individualismo.

El tema principal consiste en la enseñanza de la Historia como práctica en el interior del país. Este escrito pretende ser una Historia de las Comunidades pero sólo se habla desde la perspectiva del estado limeño. Creo que puede servir, mejorándolo, en una base sobre la cual se establezca la Historia de las Comunidades que se desarrolle en provincia en el futuro. Esto con el objetivo que la memoria histórica pueda ser escrita para suprimir el discurso oficial que alimenta todos los textos escolares. Esto genera una historia nada inclusiva ni representativa que urge cambiar.

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Sobre las lenguas y el poder

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El presente artículo tiene por objetivo reflexionar sobre la lengua en la Historia. Esto a partir de considerarla como un factor/vehículo de constante reafirmación de la situación de dominación.

Una lengua, entendiéndola a partir de la langue saussureana, consiste en un sistema de valores puros. Estos son significantes que se organizan a partir de relaciones de diferencia. Las lenguas no son homogéneas, son diferentes entre ellas. Por ejemplo, al espacio entre dos escalones en español se le llama descanso; mientras que en inglés, landing. La primera lengua mira la escalera desde abajo; mientras que la segunda, desde arriba.

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De esta manera, un estadounidense puede ‘latinizar’ en inglés a un español (categorizarlo en la misma posición que un americano (otrora su colonizado)). Mientras que los españoles denominaron ‘indio’ a un hablante de quechua, aymara, chipaya, etc.

En inglés se utiliza los términos ‘hispanic’,’ latino’ o ‘spanish american origin’ en los censos para clasificar a las personas según criterios étnicos y raciales. Estos términos se oponen a ‘White’, ‘Afroamerican’, ‘American Indian or Alaska Native’ , ‘Asian Indian’, ‘Chinese’, ‘Filipino’, ‘Other Asian’, ‘Japanese’, ‘Korean’, ‘Vietnamese’, ‘Native Hawaiian’, ‘Guamanian or Chamorro’, ‘Samoan’,  ‘other pacific islander’, ‘some other race’. Es motivo de investigación los criterios que toma el gobierno EEUU para definir la raza. Esto, a priori, tiene una perspectiva relacionado con las naciones. Un español, quizás, quisiera denominarse ‘white’ en su condición de occidental. El poder de EEUU, así como el dominio económico, impide que asuma esta categoría.

En la época colonial un ‘indio’ se diferenciaba de un ‘criollo’, ‘negro’, ‘mulato’, ‘zambaigo’, ‘salta pa’tras’, ‘chino’, ‘cholo’, etc.

Cualquier criterio taxonómico representado en una lengua en una sociedad implica una ideología que la abastece. En el caso del racismo científico el sustento es el imperialismo inglés decimonónico (“la carga del hombre blanco” de Kipling). La taxonomía social constituye un sistema de valores puros, por tanto es formal. Los términos tienen diferencia formal más no ontológica. Un afro descendiente no es realmente ‘negro’. La taxonomía ontologiza significantes.

Así como a los estadounidenses no les interesa como el español quiera denominarse (son ‘hispanic’ y punto), de la misma manera ocurrió con ‘indio’ en la colonia. Este término no pertenece a las lenguas nativas o aborígenes sino que fue incorporado como préstamo léxico en la imposición de lenguas.

El tema interesante se produce cuando se asimila la lengua dominante y su sistema formal asociado. Esto hace que se produzca un tipo de conciencia que lo hace a uno denominarse en la categoría que lo sitúa su dominante. En los censos y visitas un sujeto se denomina ‘indio’. Entonces, la lengua permite ontologizar un significante impuesto por el poder sobre un sujeto que lo hace definirse a partir de él. Una lengua dominante hace que uno asuma el significante de dominación como si fuese totalmente natural, soy ‘indio’ porque soy ‘indio’ siendo quechua hablante. De la misma manera que se constituye la nacionalidad.

Quise reflexionar en torno a la imposición del poder a partir del dominio entre lenguas. La lengua es un vehículo plástico porque permite reafirmar constantemente la situación de sometimiento.  Además, ideologías que utilizan la lengua para legitimarse mediante criterios taxonómicos.

 

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