y se llama Perú

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El Perú no cumple hoy 192 años. Su existencia se remonta al periodo virreinal (colonial). Citemos  a Garcilazo de la Vega quien narra didácticamente la aparición de este nombre:

Pues hemos de tratar del Perú, será bien digamos aquí cómo se dedujo este nombre, no lo teniendo los indios en su lenguaje; para lo cual es de saber que, habiendo descubierto la Mar del Sur Vasco Núñez de Balboa, caballero natural de Jerez de Badajoz, año de mil y quinientos y trece, que fue el primer español que la descubrió y vio, y habiéndole dado los Reyes Católicos título de Adelantado de aquella mar con la conquista y gobierno de los reinos que por ella descubriese, en los pocos años que después de esta merced vivió (hasta que su propio suegro, el gobernador Pedro Arias de Ávila, en lugar de muchas mercedes que había merecido y se le debían por sus hazañas, le cortó la cabeza), tuvo este caballero cuidado de descubrir y saber qué tierra era y cómo se llamaba la que corre de Panamá adelante hacia el sur. Para este efecto hizo tres o cuatro navíos, los cuales, mientras él aderezaba las cosas necesarias para su descubrimiento y conquista, enviaba cada uno de por sí en diversos tiempos del año a descubrir aquella costa. Los navíos, habiendo hecho las diligencias que podían, volvían con la relación de muchas tierras que hay por aquella ribera.

Un navío de éstos subió más que los otros y pasó la línea equinoccial a la parte del sur, y cerca de ella, navegando costa a costa, como se navegaba entonces por aquel viaje, vio un indio que a la boca de un río, de muchos que por toda aquella tierra entran en la mar, estaba pescando. Los españoles del navío, con todo el recato posible, echaron en tierra, lejos de donde el indio estaba, cuatro españoles, grandes corredores y nadadores, para que no se les fuese por tierra ni por agua. Hecha esta diligencia, pasaron con el navío por delante del indio, para que pusiese ojos en él y se descuidase de la celada que le dejaban armada. El indio, viendo en la mar una cosa tan extraña, nunca jamás vista en aquella costa, como era navegar un navío a todas velas, se admiró grandemente y quedó pasmado y abobado, imaginando qué pudiese ser aquello que en la mar veía delante de sí. Y tanto se embebeció y enajenó en este pensamiento, que primero lo tuvieron abrazado los que le iban a prender que él los sintiese llegar, y así lo llevaron al navío con mucha fiesta y regocijo de todos ellos.

Los españoles, habiéndole acariciado porque perdiese el miedo que de verlos con barbas y en diferente traje que el suyo había cobrado, le preguntaron por señas y por palabras qué tierra era aquélla y cómo se llamaba. El indio, por los ademanes y meneas que con manos y rostro le hacían (como a un mudo), entendía que le preguntaban mas no entendía lo que le preguntaban y a lo que entendió qué era el preguntarle, respondió a prisa (antes que le hiciesen algún mal) y nombró su propio nombre, diciendo Berú, y añadió otro y dijo Pelú. Quiso decir: “Si me preguntáis cómo me llamo, yo me digo Berú, y si me preguntáis dónde estaba, digo que estaba en el río”. Porque es de saber que el nombre Pelú en el lenguaje de aquella provincia es nombre apelativo y significa río en común, como luego veremos en un autor grave. A otra semejante pregunta respondió el indio de nuestra historia de La Florida12 con el nombre de su amo, diciendo Brezos y Bredos (Libro sexto, capítulo quince), donde yo había puesto este paso a propósito del otro; de allí lo quité por ponerlo ahora en su lugar.

Los cristianos entendieron conforme a su deseo, imaginando que el indio les había entendido y respondido a propósito, como si él y ellos hubieran hablado en castellano, y desde aquel tiempo, que fue el año de mil y quinientos y quince o diez y seis, llamaron Perú aquel riquísimo y grande Imperio, corrompiendo ambos nombres, como corrompen los españoles casi todos los vocablos que toman del lenguaje de los indios de aquella tierra, por que si tomaron el nombre del indio, Berú, trocaron la b por la p, y si el nombre Pelú, que significa río, trocaron la l por la r, y de la una manera o de la otra dijeron Perú. Otros, que presumen de más repulidos y son los más modernos, corrompen das letras y en sus historias dicen Pirú. Los historiadores más antiguos, como son Pedro de Cieza de León13 y el contador Agustín de Zárate14 y Francisco López de Gómara y Diego Fernández, natural de Palencia15 , y aun el muy reverendo Padre Fray Jerónimo Román, con ser de los modernos, todos le llaman Perú y no Pirú. Y como aquel paraje donde esto sucedió acertase a ser término de la tierra que los Reyes Incas tenían por aquella parte conquistada y sujeta a su Imperio, llamaron después Perú a todo lo que hay desde allí, que es el paraje de Quitu hasta los Charcas, que fue lo más principal que ellos señorearon, y son más de setecientas leguas de largo, aunque su Imperio pasaba hasta Chile, que son otras quinientas leguas más adelante y es otro muy rico y fertilísimo reino.

Este nombre vino a suplir a “Nueva Castilla” como nombre oficial de los territorios americanos meridionales. Apareció lo que comúnmente conocemos como Virreinato del Perú.

Es la segunda redefinición política de estos territorios, su reinvención, el que celebramos hoy. La transformación de la organización polìtica de una administración colonial a una república constitucional presidencialista es lo que se conmemora. El Perù deja su estructura acorde con el antiguo régimen para adoptar el modelo de estado/nación decimonónico vigente en toda latinoamérica. Como Perú no existe como “ser” debe de ser revitalizado, inventado, conmemorado constantemente a partir de ciertas pràcticas, símbolos o tradiciones. Para esta pedagogía del estado sirven las banderas, himnos, escudos, escarapelas, etc.

El estado, estructura política que administra un respectivo territorio, tiene plantear un proyecto y conseguir que todos los individuos que habitan en su jurisdicciòn se identifiquen con èl. Para esto se encuentran elementos importantes que ayudan a generar una identidad. Estos son la patria y nación. La patria viene a ser ese sentimiento de identificaciòn con el lugar de nacimiento sea el estado que sea. La naciòn es aquella identificaciòn que se genera entre los habitantes de un respectivo territorio que les permite reconocerse como pares en un territorio. Lo ideal para un estado es formar una nación, pero en nuestro caso la nación se formó ante la ineficiencia de un estado desigual.

Se encuentra alguna semejanza entre el campesino de Chachapoyas, el empresario puneño, el ama de casa huancavelicana o el estudiante trujillano? Se puede asignar cualquier tipo de característica en común que articule un proyecto nacional como el que todos “comen rico”. Cualquiera de estas articulaciones resultan banales, etnocèntricas y estereotipadas. Para suplir esta impase se tiene lo bàsico: todos tienen una vida social. El estado debe proveerles a todos las mejores condiciones de vida y punto.

El Perú es un proyecto abierto aún inconcluso, una creación en constante construcción, un producgto plástico maleable según los criterios y bienestar de sus ciudanos. Es un nombre insuficiente que no capta la esencia de las maravillas de un territorio diverso en naturaleza e individuos. Se puede hacer màs justo este paìs, pero no depende sòlo de marchas. Depende de de la mejor pràctica de la ciudadanìa y esfuerzo cotidiano por un estado acorde a la medida de sus ciudadanos.

Ojo.
El problema de atacar muy fuerte al estado lo tiende a desacreditar frente al sector privado. Pese a todo las instituciones de representaciòn polìtica ciudadana puede defendernos frente a la ingente ambiciòn por el lucro de los empresarios. Un estado organizado puede defender los intereses de un territorio frente a medidas jodidas como la que planea Nestle para privatizar el agua.

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