El 27 de Julio, la plaza San Martín se presentaba como una feria en donde los ciudadanos exponían sus reclamos contra el gobierno de turno. Repentinamente surcaron los cielos proyectiles que contenían algún tipo de gas lacrimógeno realizando su respectiva trayectoria helicoidal. Ante el impacto seguro, la gente esbozaba algún posible lugar de caída y se retiraban corriendo. Se generaba un repliegue de la manifestación hacia la Colmena. Un muy buen amigo conmocionado con este escenario manifestó que el gasear la plaza San Martín, con toda su connotación libertaria, implicaba una carga simbólica negativa muy difícil de olvidar.
Hoy 28 de Julio se conmemoran los 192 años de la existencia de la República del Perú. No es la fiesta exclusiva del nombre, no es la fiesta del Perú, sino que es de su segunda redefinición política. Se conmemora la existencia de un estado no inclusivo que guardaba la desigualdad estructural de la colonia como elemento vertebrador. Un estado de espada al bienestar y desarrollo humano de la población campesina pero que no se olvidó de la usurpación de sus tierras.
Ejemplo de este estado es su Historia, la llamada Historia del Perú, que se enseña en los colegios. Una historia que se representa artísticamente en los colegios en el caso paradigmático de la proclamación de la independencia por San Martín (personaje protagónico) en la plaza de Armas limeña. El argentino es la figura central seguida por los patriotas criollos con sus ansias endémicas de libertad. Lejos de considerar lo negligente de este tipo de historia, los criollos reunidos en el tribunal del consulado financiaron la campaña realista, se olvidan negligentemente las rebeliones de 1811, 1812, 1813 y 1814. Se olvida la participación “indígena” en la lucha libertaria mucho antes de la criolla del 21 que demostraron su accionar y agencia política siempre existente. Rebeliones en donde héroes nuestros, de la talla de Ramón Castilla y Agustín Gamarra, participaron a favor de la corona para reprimir estos levantamientos.
El Perú es solo en nombre que define dos tipos de estado en la Historia: el primero virreinal y el segundo republicano. El segundo es un estado que surge como elemento representativo del universo de los estado/nación decimonónicos del siglo XIX. Los arquitectos del estado, así como los gobernantes, siendo conscientes de la volatilidad de su existencia necesitaban de elementos que lo mantengan vigentes. Son elementos que conforman prácticas, tradiciones que se inventan, para cohesionar a los habitantes en una nación. Estos vienen a ser el himno, el escudo, y la bandera. El Perú no existe, es una construcción humana que define las relaciones sociales entre los individuos que habitan un respectivo territorio.
El nihilismo sobre el Perú y su condición no debe derivar en la desaparición del estado y una insurgencia anárquica popular. Debe de significar un espacio que legitime el esfuerzo de los ciudadanos por mejorar sus condiciones de vida. Exigir la redefinición de sus derechos y correspondiente asunción de deberes. Todo esto siempre acorde con el desarrollo sostenible del medio ambiente. Se debe de evitar la explotación excesiva de los recursos naturales que no nos pertenecen sino que son. ¡Feliz día Republica del Perú! ¡Luchemos por hacerte un lugar más justo!