Mi primera impresión al ver una fotografía por internet de la restauración final de la plaza Manco Cápac quedé no gratamente sorprendido. Pude apreciar en su disposición una especie de pilares tal cual fichas de domino. Además de ver al personaje a quien honra la plaza entrampado en una especie de caja. La disposición de los ornamentos se presentaba asimétrica y en cierto aspecto cubista. Siendo sincero, la plaza no me gustó en mi primera impresión.
La plaza Manco Capac ya venía cerrada desde hacía buen tiempo. Quizás no era el monumento más hermoso ni el más limpio (según me dijeron es una de las más grandes) pero era parte del paisaje urbano limeño colindante con la célebre avenida 28 de Julio en donde están las empresas de transporte y restaurantes de cocina selvática. Dentro de su estructura se podía encontrar gran parte de la fauna urbana que iba desde pirañas, choros, indigentes, vagabundos, prostitutas, entre otros. La plaza era una tradición física.
Hace unos días pasé por breves instantes por la plaza siguiendo la ruta del autobús. Inmediatamente me presté a comprender aquellas estructuras que no comprendí en la foto. Lo que más me sorprendió inicialmente fue una especie de rejilla de donde brotaba agua y reflejaba luces de colores florescentes. La gran estrella se esa muestra luminescente era la bandera del Perú.
Más sorprendido, pero ya no tan negativamente, me aproxime a la plaza en cuestión. Resalta el caracter asimétrico en una mitad de la plaza (al margen izquierdo de la parte frontal del Inca). Sus estructuras están pintadas con un color blanco y crema. De noche, las barandas emiten una luz azulina proveniente de los pequeños focos instalados en ellas.
Los dominos gigantescos funcionan como paneles en donde se colocan diversos carteles o gigantografías. En el primero de ellos se encuentran las famosas “normas de conducta incaicas” que ya se encargó Rodolfo Cerrón Palomino de desmentir el origen prehispánico. Pese al origen profano, sigue siendo útil para formar cívicamente a la población con la autoridad incaica. En las intermedias se encuentran la lista de familias y empresas que colaboraron para la financiación del monumento. En el último panel se encuentra una imagen de grandes dimensiones en donde se encuentra la extensión del Tawantinsuyu.
En esa jaula, caja o laberinto en donde se encuentra Manco Capac funciona una especie de museo. Son recintos techados de un espacio de metro y medio de ancho aprox. en donde se busca (intenta) presentar montajes seguramente históricos. En este monumento se encuentran hasta el momento cuatro esculturas de Incas con sus respectivas Collas. Son interesantes las esculturas de reducido tamaño pero que presentan ciertas licencias. Sería interesante saber a que fuentes el artista recurrió para elaborar las esculturas. Esto debido a que las collas, a diferencia de los incas, no presentan los rasgos “cobrizos” en términos de Alan García. Son unas figuras estilizadas.
Otra observación son las poses en que se encuentran las collas. En tres de ellas se puede observar escenas a priori inconsistentes con el pasado. La primera de estas (a la derecha del inca tomando como referencia la parte frontal) se encuentra mirándose en una especie de espejo. Las de atrás y a la izquierda se encuentran con la mano estirada portando una especie de “cartera incaica” tal cual una mujer hoy. Considero que esta crítica no es irrelevante puesto que las imágenes también forman parte del discurso que se busca transmitir a las personas.
Se han producido modificaciones en la base de la estatua del Inca. Se han añadido detalles en el soporte como felinos en la parte frontal y posterior, y serpientes o figuras en zigzag en la parte derecha e izquierda. Continua el detalle de pintar su vestimenta con detalles dorados. Ahora entiendo porque la existencia de un monumento justo a Manco Capac. Este refiere al Inca de la civilización del mundo prehispánico que se contrapone con la “barbaridad” de los indios del interior del país (en términos de viajeros del XIX). Necesario para la construcción del estado nación que se legitima a partir de la maravilla incaica, quien mejor que el fundador para honrarlo. Es cierto que fue donación de los japoneses pero su ubicación lo dispuso el estado y su mantenimiento la sociedad.
La estructura de la plaza me parece más Tiahuanaco que Inca. Esto a partir de una semejanza estructural con el Kalasasaya en lo que se refiere a la solidez y consistencia de los muros. Estos son los recintos del “museo” de donde salen conductos, uno por cada muro siendo en total 3, que son de donde se vierte el agua hacia la fontana. Estos son un tanto largas en donde se reflejam luces transversales azules. En su extensión se encuentan dispuestas bancas de madera para dos a tres personas.
A los márgenes de la plaza se encuentran asientos longitudinales que dan la impresión de estar hechas de mármol. Son cómodas y permiten que la mayor cantidad de visitantes puedan tomar un descanso y conversar. Además de permitir el contacto entre individuos de diferentes procedencias.
Lo más interesante es la bandera que se forma en la vitrina de donde brota agua y se emiten luces. Su importancia radica en que esta plaza esta concebida con un museo abierto, al aire libre, en donde se explica el discurso Inca que propone la Municipalidad de La Victoria. La bandera viene a ser aquel elemento indispensable que se necesita para reafirmar o reactivar los vínculos con la nación. La nación peruana urge del discurso sobre el inca para reafirmarse, revitalizarse, renovarse en los individuos que vienen a ser peruanos. Es una plaza de formación nacional con la relación Incas-Perú de siempre.
Esta plaza pareciera que usa el discurso histórico que asumen las identidades políticas. Esto no es una novedad puesto que el discurso histórico viene siendo manejado de acuerdo a los intereses de sociólogos, políticos, economistas, etc. No quiero señalar que el discurso es exclusivo de los historiadores pero errores cruciales como el asignar la tabla de “valores incas” me parecen groseros. Evidencian el divorcio entre el lado político en y la academia.
Hay que tener cuidado en que discurso es lo que se le tranmite a las personas puesto que si es irresponsable se deviene en nacionalismos exacerbados y en el chauvinismo nada bueno. El nacionalismo inca es uno de estos productos. El interés de la academia por las cuestiones sociales debiera de aumentar porque sino se permanece en la modificación de los sucesos conforme a intereses arbitrarios. Estoy seguro de que se puede aprovechar el canal magnífico que constituye la palza para transmitir al menos un discurso verosímil.
Un magnífico lugar para visitar y disfrutar.