Un día se miró al espejo y dijo: ” No soy una buena madre”
No soy una buena madre, pues en las mañanas no despierto con la alegría del nuevo día; despierto incómoda, con sueño, con ganas de seguir durmiendo o tomar un café negro, sin decir nada, sin ni siquiera sonreír.
No soy una buena madre pues en las noches no canto canciones de cuna ni arrullo ni arropo; no soy una buena madre pues solo quiero echarme y dormir, o desvelarme y vivir.
No soy una buena madre pues no cocino delicias ni preparo ricas loncheras; no soy una buena madre pues de almuerzo solo quiero un café más un helado de café.
No soy una buena madre pues no disfruto de las reuniones de padres de familia ni organizo fiestas infantiles ni gusto de las tareas escolares; no soy una buena madre pues con gusto estaría en un café conversando largamente con un amigo, o llorando y tomando unas cervezas con una amiga.
No soy una buena madre pues no gusto del bullicio de la navidades ni de las tardes de domingo en familia; no soy una buena madre pues con gusto me iría hacia el mar y ver cómo se oculta el sol, sin hablar y pensar en nada.
No soy una buena madre pues no tejo calceta ni bordo los nombres en las toallas ni colaboro vendiendo rifas escolares; no soy una buena madre pues con gusto bajaría a las fábricas para conversar con los obreros y convencerlos del movimiento.
No soy una buena madre pues no duermo con el recuerdo de mi familia; no soy una buena madre pues me acuesto recordando unos ojos y me levanto añorando una boca.
No soy una buena madre, soy simplemente una madre.
16 abril, 2010 at 12:31 pm
Ser madre no es ser lo que la sociedad dicta, pues ser madre ante todo es ser humana, y tú eres ante todo humana y por tanto madre.
Tus hijos tienen suerte de no tener una madre al uso, como los otros hijos. Esas madres sacadas de las tiras de Mafalda,y al final dejan de ser ellas cuando los hijos marchan para ser la caricatura de sus propias madres.
Tú eres tú, eso te honra…el día que no estés tus hijos recordarán que tuvieron una madre que no era como las demás, eso les hará diferentes, mejores y más felices… para siempre.
16 abril, 2010 at 1:45 pm
me ha gustado mucho y coincido con tu pata el desheredado
16 abril, 2010 at 2:42 pm
Hola llegué a tu blog por Nila Vigil
Suscribo cada una de tus palabras. Y no solo somos madres sino las mejores mamas pues si bien nohacemos todas esas cosas clasicas que hacen las mamas que tiene tiempo pero no tienen vida, les enseñamo a nuestros bebes disfrutar con nosotras los que nos gusta hacer. Desde que soy madre no paro de tomar cafes dobles triples, trabajar y hacer todo lo que se pueda porque no solo somosmadres somos las mas divertidas y puedo decir porque mi hijita con sus pensamientos de 4 años me lo ha dicho
muy bonita entrada
16 abril, 2010 at 3:23 pm
Edesheredado, Nila, Andrea, gracias. Desde que soy madre de Guillermo Salvador y desde que él me permitió entrar en su mundo mi vida se enriquece cada día. Nos divertimos juntos, él pinta, vemos dibujos animados, nos levantamos tarde, nos acostamos tarde, comemos a cualquier hora, vamos a sitios inimaginables para un niño y su madre, cantamos, nos vamos a la playa, o no hacemos nada. Nuestro mundo es tan perfecto para nosotros que no le permitimos el acceso a nadie. Soy su madre, su padre y su amiga. Pero yo espero que algún día él me diga: "No jodas, ma´", y se vaya tras sus sueños. Yo seré la madre más dichosa de esta tierra.
16 abril, 2010 at 8:17 pm
Una maternidad sin culpa definitiva plantea "No soy una buena madre". Con una prosa absorvente, hace sentido la naturalidad del planteamiento de ser simplemente una madre, sin dejar de ser mujer, sin dejar ser una persona social. Hermoso texto, Aysa.
17 abril, 2010 at 1:21 am
Hay demasiados tópicos creados, pero nuestros hijos sólo esperan una cosa de nosotros: que seamos nosotros mismos. Que estemos ahí para mostrarles nuestros errores y nuestros aciertos. Porque en definitiva, ellos recorren su propio camino y nosotros, los padres, sólo estamos para acompañarles en un trocito del principio.
Como dicen más arriba, hermoso texto, Aysa.
4 julio, 2010 at 12:37 pm
Creo que esto nos sucede a muchas, Aysa.
Yo confieso que estoy gozando esta etapa de mi hija (7 años) mucho más que cuando era bebé. La verdad, me sentí desconcertada y agotada muchísimas veces. Recién desde los 4 años hemos empezado una nueva fase de cercanía y comunicación que espero se mantenga.
Yo igual siento algo de culpa, porque no sé si de tanto trabajar y estar ocupada estoy privando a mi hija de cosas que mi madre, a su manera, sí me dio.
Pero me consuelo pensando que el mundo ha cambiado y sigue cambiando; lo que ellas ven en su vida diaria no es lo mismo que veíamos nosotras, y quizás las expectativas que mi hija tiene no sean las mismas que nosotras tuvimos sobre nuestras madres.
Y por último, si me estoy equivocando en algo o e mucho, algún día mi hija tendrá sus propias hijas, y como madre tendrá las mismas dudas que tenemos nosotras hoy… y entonces, espero, entenderá a su madre.