Va un comentario de Richard Webbb denominado “Mérito al por mayor”, respecto a la adecuada ligación entre meritocracia y educación, a propósito del inicio de clases en el Colegio Mayor Secundario Presidente del Perú. El comentario aparecio en el diario El Comercio del 22 de marzo pasado.
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Por: Richard Webb
Más que la desigualdad en sí, el mal del Perú es la desigualdad no merecida.
El mérito es el vigor de una sociedad y también un pacificador porque reemplaza las razones menos tolerables para la desigualdad, como son la fuerza y el apoderamiento, el robo y la corrupción, y el racismo. El camino hacia un Perú más fuerte y más sano requiere una revaloración y una mayor incorporación del mérito en la vida del país.
Por eso sentí una enorme satisfacción la semana pasada cuando asistí a la inauguración del Colegio Mayor Secundario Presidente del Perú. Sus 863 alumnos, de tercero a quinto de secundaria, han sido seleccionados mediante un examen de admisión como los mejores alumnos de las escuelas públicas en todo el país, y completarán su secundaria como alumnos becados en el internado del nuevo Colegio Mayor.
Cuenta además con profesores destacados, como el que me atendió durante la visita, quien había obtenido el primer puesto en la evaluación de más de 180 mil docentes, llevada a cabo hace dos años.
Departir con algunos de esos alumnos y profesores fue, para mí, un baño de alegría y optimismo. Mi reacción tuvo algo de personal, primero porque también fui colegial en un internado, pero sobre todo porque luego tuve la oportunidad de crear en el Banco Central de Reserva un programa de selección y formación de jóvenes economistas basado en el mérito, concepto análogo al del Colegio Mayor, y que a través de las décadas ha sido un semillero de excelentes funcionarios públicos.
Creo que el Perú ha tocado fondo en cuanto a la valoración del mérito. Durante medio siglo hemos vivido un proceso de democratización que, con frecuencia, ha significado la nivelación para abajo, a costa de la efectividad, olvidando experiencias anteriores como los colegios jesuitas de la Colonia.
La evidencia más clara de la nivelación hacia abajo se observa en la trágica situación de las universidades públicas.
Hace poco más de una década que el Gobierno Peruano se negó a publicar los resultados de la evaluación comparativa internacional, llamada PISA, en la que el Perú se ubicaba en el suelo. Desde entonces viene aumentando la frecuencia y la publicación de las evaluaciones, tanto del aprendizaje de los alumnos como de las capacidades de los maestros.
Aumenta también la práctica de los nombramientos por concurso. Y ahora tenemos el auspicioso avance del Colegio Mayor que desparrama mérito al por mayor.
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